Un debate francés sobre la enseñanza de la historia
23 diciembre, 2013 Deja un comentario
Notas de trabajo de un historiador de la ciencia y de la educación
23 diciembre, 2013 Deja un comentario
22 diciembre, 2013 Deja un comentario
Con motivo de la publicación del libro Petite Poucette. Le monde a tellement changé que les jeunes doivent tout réinventer: une manière de vivre ensemble, des institutiones, une manière d’être et de connaïtre Juan Manuel Bellver, corresponsal del diario El Mundo en París, entrevista al filósofo e historiador de las ciencias Michel Serres quien reflexiona en la siguiente entrevista sobre la generación Pulgarcita.
Figura importante del panorama cultural europeo, pensador punzante, Michel Serres, a quien también entrevisté allá por 1994 en su domicilio parisino para la revista del CSIC Fronteras de la ciencia merece ocupar un lugar en esta bitácora.
Esta es la entrevista de Juan Manuel Bellver a Michel Serres.-
Después de la generación X, la generación Y, la generación ni-ni o la generación Eisntein, la última camada de la sociedad desarrollada atiende al nombre de generación Pulgarcita, bautizada así por el francés Michel Serres en homenaje al personaje del cuento de Perrault, que sería hoy una mujer de menos de 30 años, nacida con el advenimiento de la tecnología digital, que juega con su smartphone manejando los pulgares -de ahí el nombre- con habilidad pasmosa. Recientemente laureado con el Dan David Prize, Serres se centra en escribir la segunda parte de Pulgarcita (2012), una obra en la que retrata al conjunto de jóvenes crecidos en la sociedad global de las redes sociales y «destinados a transformar el mundo».
Hombre de libros pero también de acción, entre sus estudios de matemáticas, literatura y filosofía, tuvo tiempo de ser oficial de la Marina y hasta participó en la reapertura del canal de Suez. Viajero, deportista, ecologista, pacifista, divulgador de la ciencia… Para este devoto del pensamiento lógico de Leibniz su búsqueda de una epistemología de la física y química fue una consecuencia traumática de la bomba de Hiroshima. Desde entonces, trata de entender y explicar el mundo con una capacidad de síntesis admirable basada en su visión multidisciplinar del saber humano.
Pregunta.- ¿De dónde viene su interés y su conocimiento de la generación Pulgarcita y por qué la bautizó en femenino?
Respuesta.- La conozco bien por tres razones. La primera: tengo cuatro hijos, 11 nietos y seis bisnietos. La segunda: he sido profesor durante casi toda mi vida. Y la tercera: desde 1982 enseño en Stanford, que se encuentra en medio del Silicon Valley, de ahí mi experiencia con las nuevas tecnologías. En cuanto al género, en las aulas he asistido a la victoria de las mujeres. En mis clases han sido siempre más serias, más profesionales y más aplicadas que los varones. He visto cómo crecían en número en las últimas décadas y creo que hay oficios que mañana serán de su propiedad exclusiva: derecho, medicina, cultura… Soy un feminista de largo recorrido y, por todas esas razones, mi Pulgarcita es una mujer.
P.- ¿Cómo es esa mujer?
R.- Tiene el mundo literalmente en la mano. Todo su saber está en un teléfono inteligente. Con su GPS recorre el planeta, con Wikipedia atesora el conocimiento de la humanidad, gracias a su agenda se comunica con sus amigos estén dónde estén. Lo conectivo reemplaza lo colectivo, produce comunidades, asociaciones, maneras de estar juntos que antes eran imprevisibles. Pulgarcita posee la inmediatez y una experiencia del tiempo presente que nadie había tenido antes. Los viejos gruñones que la critican se refieren a un período en que primaba una idea completamente distinta del instante. Son ellos también los que han hecho de ella lo que es.
P.- ¿A qué atribuye el éxito que ha tenido su libro en Francia?
R.- Hace 30 años dediqué al mito de Hermes cinco volúmenes que anticipaban el advenimiento de la sociedad de la comunicación, pero nadie comprendió gran cosa. Ahora me escuchan mejor. Escribí Pulgarcita para ayudar a los jóvenes a adaptarse a la sociedad y a los mayores a entender a los jóvenes. Desde que se publicó, tengo infinidad de padres, educadores e incluso directores de empresa que me dan las gracias.
P.- ¿Tan difícil de comprender resulta esta nueva generación?
R.- Para cierta gente parece que sí. No olvide que llega después de todas las transformaciones del siglo XX. Cuando nuestros antepasados se casaban, se juraban fidelidad por diez años ya que su esperanza de vida sólo era de 30 años. En la actualidad, si dos estudiantes se casan, ¡se juran fidelidad por 65 años! No se trata del mismo matrimonio. Todas estos cambios hacen que mi Pulgarcita sea el producto de un mundo en mutación.
P.- Con ella se cumple entonces ese proverbio chino sobre la fortuna de quienes viven tiempos interesantes…
R.- Sin duda. No conozco generación que haya tenido tantas novedades de golpe. Esta diferencia es única en la Historia. Hasta el siglo V antes de Jesucristo, la transmisión del saber se hacía por medio de la palabra. Luego, cuando se inventó la escritura, todo cambió: el Derecho, la Ciencia, la Religión, la Pedagogía… En el Renacimiento, la imprenta desencadenó una metamorfosis total de la sociedad. Pero con la aparición de la informática, sospecho que los cambios van a ser aún más radicales. Estamos al borde del precipicio. ¿Qué hay al otro lado? No lo sé. ¿Llegaré a saberlo antes de mi muerte? Pienso mucho en ello…
P.- ¿Cómo cree que afectará todo esto al orden político?
R.- Nuestras instituciones han sido creadas en un mundo que ya no existe. Nuestras políticas también. La última campaña electoral en Francia ha sido una campaña de prostáticos. No entiendo cómo la generación Pulgarcita abordará la política. Pero está claro que el actual sistema fue inventado antes de la revolución tecnológica y se ha quedado anticuado en muchos aspectos. Así que los jóvenes tendrán que reinventarlo todo y crear una democracia nueva y más participativa.
P.- Esta generación privilegiada se enfrenta, sin embargo, a problemas muy graves en el mundo actual.
R.- Efectivamente, la reforma de la sociedad es urgente y no se sabe cómo hacerla. La economía dirige nuestras vidas de forma abusiva. Contrariamente a lo que pensamos, nuestra sociedad quizá no debía estructurarse en función de ella… Lo que hoy llamamos crisis es, en realidad, una acumulación de diversas crisis y el producto de todas las transformaciones que he descrito. Es, simplemente, una especie de alerta. Por ello, a estos muchachos no les ha tocado una vida fácil y van a sufrir lo suyo: paro, problemas de vivienda y de acceso a la vida laboral. Para colmo, los adultos se muestran frecuentemente muy egoístas con ellos…
P.- A pesar de todo, usted tiene una visión optimista de las cosas.
R.- Quizá porque he tenido la suerte de estar siempre en el lugar apropiado, cuando ocurría algo nuevo. Siendo matemático, descubrí la teoría de la información. Ejerciendo como biólogo, fui amigo de François Jacob y de Jacques Monod, los premios Nobel de Medicina de 1965. Desde que enseño en California, he visto a algunos de mis alumnos hacerse multimillonarios y fracasar luego. He seguido con entusiasmo los movimientos más importantes de nuestro tiempo y las novedades suelen contagiar alegría. Pero, evidentemente, no todo lo que ocurre es bueno. La violencia sigue estando ahí, igual que la desgracia. Hay motivos para estar atemorizado. Pero soy un optimista combativo.
P.- Leí en Philomag un artículo suyo titulado ¿Y si instaurásemos la paz perpetua?. ¿Será eso posible algún día?
R.- Se trata de un sueño pacifista que ya albergaba Kant. Pero nunca se realizará por la acción de los Estados o por el establecimiento de normas de derecho internacional, sino cuando los hombres tomen conciencia de la necesidad de unirse para salvar al planeta.
P.- Usted escribió hace décadas que «el aprendizaje es un mestizaje y el mestizaje es el futuro del mundo». ¿Lo sigue creyendo con los problemas de identidad que padece la sociedad actual?
R.- Sí. La misma mezcla racial que yo veo en las universidades se encuentra ya en internet. Es cierto que saltan chispas al vivir todos juntos. Pero es necesario construir una especie de multiculturalismo que terminará produciendo un nuevo humanismo… El mundo está cambiado de forma radical y no se puede prever si el futuro será mejor o peor. Lo único seguro es que será diferente. ¿Estamos hoy mejor que en el siglo XVII? No sabría decirle.
P.- Como poco, estamos más informados.
R.- Sí. Todo el mundo tiene acceso a muchísima información y un simple ciudadano del siglo XXI maneja más datos que los emperadores romanos o Felipe II o Luis XIV. Eso da una idea algo utópica de una sociedad nueva más justa.
P.- La fijación por la pantalla de su Pulgarcita, ¿no entraña el riesgo de que termine aislándose del mundo real?
R.- Cuando era pequeño, mi abuela decía: «El pobre Michel pasa todo su tiempo con los libros, se le llenará la cabeza de tonterías y nunca sabrá lo que es la vida». Ahora criticamos a los jóvenes por estar todo el rato metidos en sus máquinas. pero no es tan grave.
P.- Y el empacho informativo, la retransmisión de las catástrofes en tiempo real, ¿no podría conducir a una tristeza crónica del individuo debido a la comunicación permanente de todo lo horrible que ocurre en el mundo?
R.- Tiene usted mucha razón. Cuando era bibliotecario del duque de Hanover, Leibniz ya dijo que «esta horrible masa de libros nos da tal exceso de datos que arriesgamos la barbarie tanto como la cultura». Le tenía miedo a esa masa ingente de información. Pero ni usted ni yo hemos leído entera la Biblioteca Nacional. En cuanto a las catástrofes, todo forma parte de la sociedad del espectáculo, entretenida por los medios de comunicación, que se rigen por las reglas de la publicidad. Para entendernos: Unesco publicó hace unos meses sus cifras sobre la causas de mortalidad en el mundo, empezando por las enfermedades tropicales, que son la principal y de las que nadie habla. El terrorismo figura en último lugar y apenas representa nada. Sin embargo, está diariamente en portada de los periódicos, mientras que nadie hace caso, por ejemplo, de los accidentes de tráfico, que producen dos millones de muertes al año y 40 millones de heridos. Jamás el terrorismo ha sido tan letal.
P.- Así que los medios nos dan una visión parcial de la realidad…
R.- Comunican lo que les interesa vender, aunque eso no quiere decir que todo el mundo responda de la misma manera a sus estímulos. Hay gente que logra vivir de una forma diferente. Yo sólo enciendo la televisión para ver los partidos de rugby o de fútbol y trato de abstraerme del resto. He tenido ocasión de fijarme, no obstante, en el ritmo de las imágenes, que duran entre tres y cinco segundos. En un espacio informativo, a los expertos se les pide que respondan en menos de 15 segundos para no aburrir al espectador. Así es imposible decir nada. Cuando acudo a un programa, mis vecinos me dicen: «te hemos visto en la tele». Y yo les pregunto: «¿qué dije?». «Ah, ni idea», responden. Lo cual demuestra que la tele no está hecha para difundir informaciones, sino para el entretenimiento y la publicidad. En la sociedad hay gente sabia, tranquila, que no vive en ese mundo vertiginoso de consumo e impulsos permanentes. Son ellos quienes construirán el porvenir.
22 diciembre, 2013 Deja un comentario
Con motivo de su cuarto aniversario el blog Histoire globale efectúa un balance sobre la producción historiográfica acerca de la historia global en revistas y magazines franceses a lo largo de 2013. Dado su interés reproducimos este post en nuestra bitácora.
2013, du côté des revues :
Histoire globale, Actuel Marx, n° 53, avril-juin 2013. Voir le billet de Gabriel Vergne paru sur ce blog le 2 mai dernier.
Pourquoi l’histoire globale ? Cahiers d’histoire, n° 121, avril-juin 2013. Voir le billet de Vincent Capdepuy à paraître prochainement sue ce blog.
Penser global, Socio, n° 1, mars 2013. Brièvement évoqué dans la troisième partie du billet « L’histoire globale en débats » et recensé par Christophe Rymarski dans Les Grands Dossiers des sciences humaines n° 31, sous le titre « une revue pour la pensée globale »
Difficile enseignement de l’histoire, Le Débat, n° 175, mai-août 2013. « Pourquoi est-il devenu si difficile d’enseigner l’histoire dans les classes du primaire et du secondaire ? », s’interroge Pierre Nora. Une question qui a suscité une réponse de Vincent Capdepuy sur Aggiornamento.
Les guerres de demain, Politique étrangère, vol. 78, n° 3/2013. L’évidence est statistique : le nombre de conflits armés ne cesse de décroître dans le Monde, au point qu’il n’a jamais été plus pacifié qu’aujourd’hui. Faut-il pour autant prophétiser la fin de la guerre, quand l’affaiblissement des États (garants de cette pacification), les difficultés de mise en œuvre des processus de sortie de conflit et la multiplication des guerres intra-étatiques (opposant un État à une organisation terroriste ou criminelle) peut à tout moment changer la donne ? Un second dossier, en explorant les conséquences de l’usage du drone armé, complète opportunément l’analyse d’un Monde pacifié et pourtant toujours violent.
Inventions des continents, Monde(s). Histoire espaces relations, n° 3, mai 2013. Sociétés coloniales. Enquêtes et expertises, Monde(s). Histoire espaces relations, n° 4, septembre 2013. La revue semestrielle Monde(s) a produit cette année deux numéros d’excellente facture. Celle qui se présentait, lors de la parution de son premier numéro en 2012, comme la première revue en France consacrée à l’histoire globale, tient ses engagements d’explorer de larges pans d’histoire(s) globale, internationale ou connectée.
Regards géopolitiques sur la Chine, Hérodote, n° 150, 3e trim. 2013. Désormais deuxième puissance économique et premier pollueur mondial, la Chine réémerge d’un long sommeil. Une première série d’articles ausculte les entrailles du géant, du défi colossal du développement de zones rurales abritant 600 millions de personnes à l’analyse de la législation et des mouvements sociaux internes poussant les entreprises à la responsabilité écologique. La seconde partie dissèque l’entrelacs des relations étrangères de la Chine, souvent marquées par des réactions à la stratégie diplomatique des États-Unis, avec Taïwan, le Japon, l’Inde, l’Asie centrale, l’Afrique… Instructif.
Les écologies politiques aujourd’hui (5) Chine, Écologie & Politique, n° 47, 2013. Un numéro qui complète utilement la lecture du précédent, en scannant le volet environnemental de la croissance chinoise. Car si les dégradations environnementales font rage, elles suscitent des mobilisations citoyennes innombrables, jugées comme périlleuses par le pouvoir. Celui-ci est pris entre plusieurs feux : comment se développer à toute force en épargnant la pollution à sa population ? Comment produire toujours plus de technologie verte en limitant sa dépendance aux métaux rares dont elle est gourmande ? En conclusion, un texte de l’historien environnemental Mark Elvin nous montre une agriculture chinoise historiquement plus productive que son alter ego occidentale avant le règne de l’industrialisation.
Chine : regards croisés, La Pensée, n° 373, janvier-mars 2013. Pour comprendre trois aspects de la montée en puissance chinoise – son système financier, ses réformes politiques et sa structuration sociale –, La Pensée a choisi de publier à parts égales des chercheurs chinois et européens. Cela permet de dégager d’étonnantes divergences de vues sur les évolutions et les objectifs : ainsi, pour un État jugé autoritaire, mais qui se péroccupe du bien-être de ses citoyens, le terme de réforme politique renvoie davantage à une évolution prudente de la bonne gouvernance du peuple qu’à un partage démocratique du pouvoir. Le lecteur sort de cette mise en perspective plus lucide des difficultés auxquelles est confrontée le géant, et plein d’incertitudes quant à son avenir.
La santé globale, nouveau laboratoire de l’aide internationale ? Revue Tiers Monde, n° 215, juillet-septembre 2013. Voici venu « le moment de la santé globale », annoncent les coordinateurs de ce dossier Laëtitia Atlani-Duault et Laurent Vidal en introduction. Prenant une réelle dimension transnationale, marqué par de nouvelles logiques d’action visant à assurer une sécurité sanitaire optimisée à l’échelle mondiale, et particpant explicitement aux politiques néolibérales de développement, ce moment de la santé globale a aussi une histoire, qu’il importe de mettre en perspective. Les auteurs détaillent les politiques de lutte contre le sida en Afrique, la grippe aviaire en Asie, l’intégration des populations défavorisées aux systèmes de santé et le rôle des ONG. Un bon panorama d’un sujet d’importance, souvent négligé.
Comment faire l’histoire du monde ? Esprit n° 400, décembre 2013. On trouvera dans cette livraison de la revue Esprit une présentation à plusieurs voix de l’histoire globale et de l’histoire connectée. Philippe Minard s’efforce de repérer les caractéristiques de ces nouvelles façons de faire de l’histoire et propose une bibliographie ramassée sur le sujet. Romain Bertrand développe un plaidoyer pour l’histoire connectée contre les simplismes d’une certaine histoire globale tandis que Philippe Norel montre comment l’histoire globale interroge les pratiques et concepts des économistes.
2013, du côté des magazines :
Venise médiévale. L’essor commercial et culturel de la cité des doges, Histoire National Geographics, n° 3, juin 2013. Coup de cœur que celui-là : ce bimestriel est un des multiples magazines apparus ces dernières années en histoire, concurrençant les traditionnels L’Histoire et Historia. Sa particularité ? Alors que tous les nouveaux-venus sont exclusivement axés sur l’histoire nationale française et reposent souvent sur les interventions répétées de certains essayistes ou chercheurs, Histoire National Geographics a fait le pari d’un équilibre entre histoire hexagonale et histoire-monde. Et même si cette dernière reste un peu enclavée du côté occidental, même si on y parle beaucoup plus souvent de Babylonie ou de Grèce que d’Asie orientale ou d’Afrique, le progrès est tellement manifeste par rapport à la concurrence qu’on lui pardonne volontiers ce défaut de jeunesse. Elle sait en tous cas solliciter de bonnes plumes, diversifier les signatures, soigner l’iconographie et prendre le nombre de pages nécessaire à l’exploration de ses sujets. Souhaitons-lui longue vie, de même qu’aux deux publications de qualité comparable que sont Carto et Diplomatie, axées sur la géopolitique pour le premier, les relations internationales pour le second.
L’an 1000. La première crise de l’Occident ? Les Cahiers de Science & Vie, n° 137, mai 2013. Un excellent numéro, en ce qu’il dégage comment une historiographie passée a popularisé l’idée que le milieu du Moyen Âge occidental était une période de crise, alors que les médiévistes soulignent aujourd’hui que c’était une période de changements ; que ce changement reposait sur la mise en connexions du Monde, favorisée par un optimum climatique (un réchauffement) – et même l’Amérique, avec l’excursion viking, entrait alors très périphériquement dans cette balbutiante mondialisation ; et surtout que de ce Monde, l’Occident n’était pas le centre, qui gravitait plutôt autour de la Chine des Song, de l’Inde des Chola ou du monde arabo-musulman.
Paradis et enfer. L’invention de l’au-delà, Les Cahiers de Science & Vie, n° 139, août 2013. Plus eurocentré que le précédent, mais quelques incursions dans les au-delà d’Orient, d’Islam et d’Afrique permettent de comparer avec des évolutions judéo-chrétiennes détaillées.
Les Mongols. Le plus grand empire du monde, L’Histoire, n° 392, octobre 2013. Consacrant la moitié de ce numéro à un dossier sur l’Empire mongol, L’Histoire a su y associer une volée de spécialistes anglo-saxons : un entretien avec Igor de Rachewiltz permet ainsi de camper le portrait de Gengis Khan, un autre avec Peter Golden les turbulances passées des peuples de la steppe… On y trouve tout ce qu’il convient de savoir sur cette étonnante aventure qu’a été l’expansion mogole, jusqu’à une description de son terme actuel : cette fièvre gengiskhanide qui a saisi la Mongolie depuis deux décennies, entre nostalgies nationalistes, produits dérivés et banalisation de l’image du conquérant.
L’Atlas des villes, Hors-série Le Monde/La Vie, n° 10, octobre 2013. L’aventure des Atlas Le Monde/La Vie continue. Ce riche numéro consacré à la ville, alors que le Monde compte désormais plus d’urbains que de ruraux, est toujours riche en contenu : articles courts et synthétiques, mise en perspective du passé, du présent et du futur proche, propos de spécialistes et cartographie inspirée fond de cette synthèse un outil utile.
La Chine. Des guerres de l’opium à nos jours, Documentation photographique, n° 8093, mai 2013. Rédigée par Xavier Paulès, une synthèse illustrée à l’usage des enseignants des deux derniers siècles d’histoire de la Chine, de son plongeon dans le chaos à sa présente ré-émergence.
Spécial Terre. En 30 ans tout a changé, Sciences & Vie hors-série, n° 9, octobre 2013. Centré autour de l’Anthropocène, prenant pour point de départ et comme réservoir iconographique la surveillance serrée qu’exercent les satellites sur la Terre, ce numéro prend de l’altitude pour mieux percevoir comment l’humanité transforme son milieu, par exemple au Koweît où, perceptibles depuis six ans de façon croissante sous formes de tâches noires gangrénant le désert, s’empilent les déchets. Les reculs des plages, des récifs coralliens, des forêts, des glaces, des mers intérieures, du permafrost ou des zones humides sont impitoyablement révélés par l’œil des machines. Il semble que l’Homme, nouveau Cain, ait mis un dieu technologique en orbite pour mieux lui rappeler ses fautes.
Mondes émergents, L’Atlas du Monde diplomatique hors-série, n° 5, 2012. Voici l’intrus de ce survol des revues et magazines publiés en 2013, en ce qu’il est paru en 2012 mais n’avait pas été recensé dans notre précédent panorama… Mais cet exhaustif atlas géopolitique est tellement bien conçu qu’il aurait été dommage de ne pas le mentionner.
La grande histoire de Dieu, L’Express hors-série, n° 1, décembre 2012/mars 2013. Aller-retour, « La grande histoire de Dieu » lève le rideau sur Abraham et s’achève dans les décombres syriens de la communautarisation. Entre-temps, au fil de plus de 200 pages, on aura pu prendre connaissance des grands épisodes de l’histoire monothéiste.
Ceux qui ont changé le monde, Historia Spécial, n° 11, mai-juin 2013. Ceux qui ont changé le monde… depuis l’Occident. Normal, leur choix résulte d’un sondage effectué auprès d’un millier de lecteurs du magazine. Trois exceptions : Gandhi vient au secours de la diversité, Mao siège pour la Chine et Nasser pour l’Égypte. C’est Marco Polo qui éclipse Gengis Khan pour symboliser le grand désenclavement du Monde. Sinon, on aura droit aux portraits de Colomb, Einstein, Galilée, Pasteur, Guillaume le Conquérant (ah, bon !), Hitler et Churchill, César, Lincoln et Washington, Lénine et Catherine II… Ah oui, il y a aussi Victoria, soit deux femmes, 10 % des effectifs. La surprise : ne pas y trouver Bouddha, passe encore, mais Mahomet ou Jésus ??? C’est tout simplement que la rédaction a choisi d’exclure les grands réformateurs religieux et les idéologues. D’où on déduira que Lénine n’était pas un idéologue mais avant tout un homme d’action, occupant la 3e place du podium de la notoriété mondiale établi par le comité éditorial. Le premier lauréat étant César, le deuxième Colomb.
Sciences Humaines a publié :
La nouvelle histoire des empires, Sciences Humaines Histoire, n° 2, octobre-novembre 2013
Vers un nouveau monde, Les Grands Dossiers des sciences humaines, n° 33, décembre 2013/janvier-février 2014.