Noticia sobre un libro acerca de la educación en la Segunda República y la represión franquista

A través de la eficaz lista de distribución de la Sociedad Española de Historia de la Educación (SEDHE) he tenido noticia de la reseña de Antonio Viñao del siguiente libro -editado por la Universidad de Valladolid–  que, por su interés para quienes se interesan por los logros educativos de la Segunda República, -a los que se ha aludido en esta bitácora en varias ocasiones (ver aquí) –  transcribo a continuación.

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Esteban, Asunción e Izquierdo, María Jesús, La revolución educativa en la Segunda República y la represión franquista. Valladolid, Universidad de Valladolid, 2014, 227 páginas. ISBN: 978-84-8448-777-7.

Este libro es el resultado de unas Jornadas tituladas «Lecciones contra el olvido: enseñanza-cultura republicana y represión franquista» llevadas a cabo en marzo de 2012 en la universidad vallisoletana y organizadas por el Colectivo Contra el Olvido y la Asociación Memoria de la Transición.

En total incluye 16 trabajos agrupados en cuatro epígrafes.

El primero – Reforma educativa y revolución cultural durante la Segunda República– reúne textos de

– Hilda Farfante: «El Grito de Hilda, rompiendo silencios».

Carlos Lomas :»Literatura y memoria en tiempos de olvido: la utopía republicana de una educación democrática».

Mª del Carmen García Alonso: «Las 26.550 noches de Palmira. Cultura frente a dogma en las Misiones Pedagógicas de la Segunda República».

– e Ignacio Martín Jiménez: «La educación republicana: un instrumento de reforma social».

El segundo apartado – Represión en la enseñanza y exilio de la cultura – incluye los trabajos de:

– Mª Jesús Izquierdo: «Depurar a quien envenena el alma«.

Raimundo Cuesta: «El purgatorio docente: entre el desguace de los institutos y la reinvención del Bachillerato tradicional».

Clara E. Lida: «El exilio cultural y científico en México. La Casa de España, 1938-1940».

Esperanza  Ortega : «Enseñanzas de la escuela que no conocimos».

Alicia Alted:  «Exilio de la cultura».

– y Enrique Rivas «Cultura y exilio republicano».

El tercer epígrafe – Nacionalcatolicismo y resistencia durante el franquismo–  recoge textos de:

Elena Maza Zorrilla: «Las reglas del juego del nacional catolicismo».

Jaume Claret Miranda:  «La Universidad de Valladolid por Franco».

y Pere Ysàs: «Personas conflictivas: intelectuales contra la dictadura».

Por último, el cuarto – Homenaje a los trabajadores de la enseñanza represaliados– , contiene:

– un testimonio: el de Celia Muñoz,

– un listado de los trabajadores de la enseñanza de Valladolid asesinados y encarcelados durante la Guerra Civil y el Franquismo, titulado «Pizarras vacías»

– y la aportación de Reyes Mate:  Educar contra el olvido: la memoria como conocimiento moral.

En las páginas finales, a todo color, figura un álbum fotográfico sobre el proceso de elaboración del mural La alegría de la República, de Manuel Sierra, expresamente realizado con motivo de estas Jornadas.

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Novedad bibliográfica. Patrimonio cartográfico: mapas y cultura

Iniciativas francesas sobre el estudio histórico de la geografía escolar

La geografía escolar sigue suscitando el interés de los investigadores. Así lo demuestran dos iniciativas de las que doy cuenta.

Por una parte me refiero al ciclo de  conferencias «Le monde des géographies scolaires» organizado por el seminario «La fabrique de la géographie scolaire» de la Universidad Paris Diderot-Paris 7, cuyo programa detallado está accesible aquí.

Los organizadores –Pascal Clerc, Caroline Leininger-Frézal y Bertrand Plevel-, pretenden confrontar el modelo francés de «historia-geografía-educación cívica» con la enseñanza de la disciplina de la geografía en otras culturas escolares desde una perspectiva de educación comparada. Su intención es profundizar en el conocimiento del lugar de la geografía en los curriculums, y en los objetivos de la enseñanza de esa disciplina, las prácticas didácticas implementadas, los objetos que se privilegian en su enseñanza y la formación de los enseñantes de geografía en diversos países de Europa, América y Asia.

Por tales razones el ciclo está organizado de la siguiente manera:

19 noviembre 2014: Carmen Mínguez García, «L’enseignement de la géographie en Espagne»

10 diciembre 2014: Diana Saavedra López, «La géographie au Chili: un contexte à l’histoire»

21 enero 2015: Philippe Hertig, «La géographie scolaire en Suisse romande: des finalités ambitieuses..mais encore?»

4 febrero 2015: Amin Eskander, «Défis et enjeux de l’enseignement de la géographie en Syrie»

4 marzo 2015: Karl Donert, presidente de EUROGEO, «Enseignement de géographie en Angleterre: challenges, réflexions, organisations et opportunités».

Les cartes de notre enfance

Por otro lado acaba de aparecer el libro de Jacques Scheibling y Caroline Leclerc Les cartes de notre enfance-Atlas Mural Vidal-Lablache, Armand Colin, 2014, 160 p., 29 €. En la sección de comptes-rendus de La Cliothèque de la asociación de Les Clionautes se ha publicado una reseña de Xavier Leroux que transcribo a continuación:

«Lancées à partir de 1885 dans le double but de transmettre l’amour de la patrie et de développer le fond scientifique naturaliste de la géographie de l’époque, les cartes Vidal-Lablache (du nom commercialement adapté du père de la géographie française) ont marqué les esprits de générations d’élèves et d’enseignants.

Le géographe Jacques Scheibling et l’éditrice-historienne Caroline Leclerc reviennent sur l’histoire de ce succès non démenti (800.000 exemplaires furent vendus dès 1920) à l’aide d’une collection privée (celle de Fred Perrin dont les coordonnées sont présentes dans l’ouvrage) regroupant la quasi totalité de ce qui a été publié entre 1885 et 1969.

Divisé en deux parties, le livre s’intéresse à « La France et son empire » mais également aux « Continents ». Les cartes sont reproduites avec grand soin en regard d’une page de texte les commentant.

Les espaces retenus sont souvent traités de manière double pour aborder les aspects naturels (la « carte physique ») et humains (la « carte politique », parfois présente en deux versions pour comparer les évolutions).

Comme l’utilisation passait par l’apprentissage (dont il est rappelé que la pratique fut développée davantage par les inspecteurs et les instituteurs qu’en fonction des préconisations de Vidal), la présence de nombreux toponymes hiérarchisés se perçoit sur bon nombre de cartes.

Ceci étant, cette technique de superpositions des noms présente ses propres limites et certaines cartes demeurent imbitables à l’image de celle de Paris intra-muros qui cherche l’exhaustivité ou mal structurées à l’image de celle sur l’industrie et le commerce de la France qui hiérarchise mal l’information (mais il est là rappelé que le parti pris du cartographe est une donne dont il faut tenir compte et Vidal n’était pas particulièrement porté sur les villes et l’industrie).

En revanche, l’auteur savait soigner le cadrage lorsque cela s’imposait (la carte des canaux se concentre sur une large partie nord de la France) et se rendre pédagogique lorsqu’il était question de visualiser les proportions des espaces (nombreux exemples d’inclusion et de comparaison dans le cartouche : le département d’Alger tient dans la Gironde, la Cochinchine « tient » largement dans la France). Les textes insistent d’ailleurs sur ces points (« L’Europe fait 1/3 de l’Afrique,… 1/4 de l’Asie », « La France tient 18 fois dans l’Europe »).

Une compilation agréable à parcourir qui permettra d’appréhender les évolutions des territoires mais surtout de se rendre compte que ces cartes constituent le reflet d’une époque passée…encore que certaines n’ont toujours pas été décrochées des classes et que les autres trouvent une seconde vie décorative dans le circuit de la vente d’occasion».

La SEPHE celebrará sus VI Jornadas científicas del 22 al 24 de octubre de 2014

logo SEPHE

Cartel VI Jornadas SEPHE

 

Entre los días 22 y 24 de octubre se celebrarán en Madrid las VI Jornadas de la Sociedad Española para el Estudio del Patromonio Histórico Educativo. Más de un centenar de investigadores y profesores de Italia, Francia, Portugal, Brasil y España se reunirán para debatir  acerca de : “Pedagogía museística: prácticas, usos didácticos e investigación del patrimonio educativo”,  y para rendir homenaje al promotor de la sociedad científica que auspicia estas jornadas, el profesor Julio Ruiz Berrio, recientemente fallecido, impulsor del Museo de Historia de la Educación «Manuel Bartolomé Cossío» de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense.

Las Jornadas se has organizado en torno a tres secciones, cuyos objetivos, según los organizadores, son los siguientes:

1. Buenas prácticas: conservación, restauración y catalogación del patrimonio histórico-educativo

La recuperación del patrimonio empieza por este tipo de  actuaciones que hacen posible la existencia de los museos pedagógicos. Después de catalogados, restaurados y puestos en las condiciones de conservación idóneas, los fondos documentales, científicos, bibliográficos o artísticos de los centros educativos se pueden difundir, estudiar o utilizar con garantías. El asesoramiento o intervención directa de los profesionales de archivos, bibliotecas y museos es esencial para que el resultado las referidas actuaciones cuente con todas las garantías. La digitalización de los fondos es fundamental para su investigación o aplicación didáctica.

2. Usos didácticos del patrimonio histórico-educativo

Los objetos que forman parte del patrimonio de las instituciones educativas (documentos, libros, cuadernos de alumnos, objetos e instrumentos científicos) más allá de su condición museística, son todavía hoy instrumentos válidos, perfectamente utilizables, para actividades y experiencias de carácter didáctico. Para los profesores, los objetos patrimoniales ofrecen muchas posibilidades desde el punto de vista metodológico, porque ensanchan el abanico de los recursos didácticos que aportan conocimientos y destrezas a los alumnos. Así mismo, contribuyen a desarrollar en estos una conciencia del valor de ese patrimonio.

3. Investigación del patrimonio histórico-educativo

La documentación conservada en los archivos de los centros educativos, los libros de texto y de consulta, el material de laboratorio, y los trabajos y cuadernos escolares son fuentes primarias imprescindibles para el estudio de la historia de la educación. Los archivos permiten conocer quiénes fueron los agentes (profesores y alumnos) de las instituciones educativas. El resto de la documentación sirve para conocer cómo funcionaban esas instituciones, qué se enseñaba a los alumnos, cómo se les enseñaba y qué aprendían. En relación con sus aprendizajes, son de gran valor los materiales escolares elaborados por ellos mismos.

A través del siguiente link (aquí) se puede acceder al listado de las comunicaciones que se expondrán en las jornadas, cuyo acto inaugural se celebrará en el Instituto San Isidro de Madrid (C/Toledo, 39  el 22 de octubre a las 5,30 de la tarde, centro educativo de larga historia a la que podemos aproximarnos a través de un libro reciente, editado por el CSIC, y coordinado por Leonor González de la Lastra y Vicente Fernández Burgueño, del que nos hemos hecho eco en esta bitácora (aquí).  En el Instituto San Isidro, con motivo de estas jornadas de la SEPHE,  la profesora Carmen Rodríguez Guerrero ha organizado una exposición sobre la historia de la prensa educativa y el profesor Rafael Martín Villa mostrará junto a un grupo de alumnos el interesante museo del Instituto.

Las sesiones de los días 23 y 24 tendrán lugar  en el Centro Asociado de la UNED Escuelas Pías (C/Tribulete, 14). El jueves 23 habrá una visita guiada, a cargo de las profesoras Encarnación Martínez y Carmen Masip,  al patrimonio del Instituto Isabel la Católica, sede del antiguo Instituto-Escuela, sección Retiro, parte del cual así como el de los institutos San Isidro, Cardenal Cisneros y Cervantes, se recuperó y puso en valor gracias al programa de I+D CEIMES, coordinado por el autor de esta bitácora, entre los años 2008 y 2012, tal y como se expone en el libro colectivo Aulas con memoria. Ciencia, educación y patrimonio en los institutos históricos de Madrid (1837-1936), editado por Doce Calles, reseñado aquí.

Información más detallada sobre estas VI Jornadas científicas de la SEPHE se encuentra  aqui  y en este tríptico:

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Conferencia de Charles Wolfe en el Centre Cavaillès sobre la historia del vitalismo

El próximo 8 de octubre en el Centre Cavaillès de Paris, dirigido por Michel Morange, el filósofo e historiador de la ciencia Charles Wolfe, del Centre Sarton for History and Science de la Universidad de Gante, impartirá la conferencia «Ecrire l’histoire du vitalisme».

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Esta es la presentación que él hace de sus contenidos:

«Le problème du statut du vitalisme dans l’histoire de ce qu’on appelait à l’époque de Canguilhem et Jacques Roger, la « pensée biologique », est connu. Le vitalisme désignerait la doctrine, ou ensemble de doctrines, qui serait aux limites (ou aux marges ?) de la pratique scientifique raisonnable. Selon cette vision commune et encore assez répandue (plus encore dans le contexte anglophone qu’en Allemagne ou en France, où certaines intuitions biophilosophiques font encore partie d’un patrimoine quasi-national, avec des accents kanto-hégéliens, bichato-bernardiens, etc.), le vitalisme consiste à tricher : à faire entrer en jeu des forces vitales mystérieuses, au sein d’une étude prétendument scientifiquement de la nature vivante (en biologie, en embryologie, en médecine, en physiologie, etc.). On doit par exemple à Francis Crick une célèbre formule sur les vitalistes, « charlatans » contemporains (cranks).

J’ai tenté plusieurs fois de dissiper ou critiquer cette intuition courante, surtout en essayant d’historiser la question (Wolfe & Terada 2008, Wolfe & Normandin, dir. 2013), afin de montrer qu’il existe plusieurs formes de vitalisme (Wolfe 2011). Au minimum, un vitalisme ‘substantiel’, qui pose l’existence d’une force ou principe vital comme substance (au même titre que le reste des choses existantes au monde) : c’est typiquement la position de Stahl ou de Driesch (ibid.). Puis un vitalisme ‘fonctionnel’, qui cherche à saisir les propriétés fonctionnelles de systèmes vivants, sans transmuer ces propriétés en un fondement ontologique : c’est typiquement la position des vitalistes de Montpellier mais aussi de Claude Bernard, y compris telle qu’elle est reprise de nos jours par W. Bechtel (Bechtel 2007, 2013). Enfin, j’ai tâché de montrer ailleurs que chez Canguilhem, à la suite de Kurt Goldstein (mais prolongeant une intuition kantienne, que l’on retrouvera également chez le Dennett du ‘intentional stance’), on trouve une sorte de vitalisme ‘cognitif’ ou ‘constructiviste’, au sens où il se fonde sur un acte de construction mentale (Canguilhem ; Wolfe 2013 & à paraître).

Je tâcherai ici (i) de revenir sur cette historisation du vitalisme, en posant la question (ii) de son rapport à l’histoire des sciences et à une pratique scientifique légitime (Šešelja & Straßer 2014), à la constitution de la biologie comme science (McLaughlin 2002, Gayon 2011) et (iii) du statut du vitalisme aujourd’hui, dans un contexte marqué par les divers refus du génocentrisme (particulièrement du type West-Eberhard, Oyama – voir les articles dans le n° spécial de History and Philosophy of the Life Sciences de 2010 sur le concept d’organisme, dir. Huneman et Wolfe) mais aussi dans les tendances vitalistes présentes dans l’énactivisme, que je rangerai dans la catégorie ‘substantialiste’. Car après tout, il ne suffit pas d’opposer à l’opprobre d’un Crick, la suffisance tranquille de l’épistémologie historique».

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