La despedida de 1917 por Manuel Machado

A lo largo de 1918 Manuel Machado tuvo una colaboración semanal, publicada normalmente los lunes, titulada Día por día. De mi calendario en las páginas del diario El Liberal, ilustrada por el dibujante Ricardo Marín. Daría forma de libro a su dietario con el nombre de Día por día de mi calendario: memorandum de la vida española en 1918.

Pretendo, si las circunstancias son favorables, ir transcribiendo ese diario durante las próximas semanas, como complemento al seguimiento de la vida científica y educativa en la sociedad española de 1918 que haré en mi otra bitácora -la de Jaeinnova. De esta manera la suma del doble esfuerzo permitirá un acercamiento a la vida cultural y científca de la sociedad española cien años atrás.

Para empezar he aquí las reflexiones de Manuel Machado, cuando simultaneaba funciones de bibliotecario y archivero en la Biblioteca Nacional y en el Ayuntamiento de Madrid, sobre el 31 de diciembre de 1917, efectuadas en las páginas del Liberal de 7 de enero de 1918, que acompaño de la correspondiente ilustración de Ricardo Marín.

Este lunes [31 de diciembre de 1917] se fue sin mostrarnos la cara. Antes nos dio las espaldas, encorvadas al peso del año muerto.

No ha sido un día el lunes, sino un adiós. Adiós a 1917. Adiós a toda esperanza de vivir en la indolencia y el descuido. Adiós a la imprevisión y la confianza: adiós a los Gobiernos ficticios y a los partidos «políticos»; adiós a las antiguas vaguedades ideológicas, sin aplicación real e inmmediata: adiós a la pereza y al «vuelva usted mañana»…, porque el mañana es hoy…terriblemente hoy.

Comentarios al Babelia del sábado 23 diciembre 2017

Al ojear el último ejemplar de Babelia, el suplemento cultural de El País del pasado 23 de diciembre de 2017, tres asuntos me han llamado la atención.

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Primero, la inteligente crítica de Iñigo Errrejón al libro del colectivo Politikón «El muro invisible. Las dificultades de ser joven en España» y su propuesta de restablecer «un diálogo entre lo mejor de lo que ha sido y lo mejor de lo que puede ser», como pilar de una conversación española que se necesita para «recomponer por abajo un proyecto de país justo, incluyente y rejuvenecido». Acá la tienes accesible
https://elpais.com/…/2…/12/21/babelia/1513878249_813699.html

 

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Segundo, el texto que dedica Jesús Munárriz, el director de la editorial Hiperión, al poeta Pedro Garfias, muerto en el exilio mexicano, en Monterrey, en 1967. Su libro Poesías de la guerra, publicado en Valencia en 1937, recibió al año siguiente el Premio Nacional de Literatura de un jurado formado por Antonio Machado, Enrique Díez-Canedo- al que acabo de presentar en la última entrada de mi blog Jaeinnova (ver aquí)– y Tomás Navarro Tomás, nombre que recibe la magnífica biblioteca de mi Centro en la que trabajo todos los días. Al viajar a México en el barco Sinaia Pedro Garfias escribió estos versos «España que perdimos, no nos pierdas;/guárdanos en tu frente derrumbada,/conserva a tu costa el hueco vivo/ de nuestra ausencia amarga». Sin conocer esos versos me estoy dedicando últimamente y pienso hacerlo también en los próximos meses a conservar el hueco dejado en nuestra sociedad por educadores y científicos republicanos
El texto de Jesús Munárriz en https://elpais.com/…/2…/12/18/babelia/1513618538_270673.html
Y un ejemplo de los esfuerzos que he efectuado en el año 2017 para mantener viva la presencia de esos republicanos exiliados sería mi entrada en el portal Jaeeduca, que estoy coordinando, dedicada al catedrático de Instituto Faustino Miranda, también exiliado en México Ver aquí http://ceies.cchs.csic.es/…

Y en tercer lugar las reflexiones, sarcásticas hasta cierto punto, que dedica Antonio Muñoz Molina, a la proliferación de conmemoraciones. Enumera algunas de las que habrá en 2018. Pero se olvida de otras a las que estoy dedicando mi atención como podrá comprobar quien me siga en mi bitácora jaeinnova. Dos olvidos significativos que tiene Muñoz Molina: no menciona que en 2018 se conmemorará el centenario del Instituto-Escuela de la JAE, una innovadora experiencia pedagógica que tendría un notable impacto en la enseñanza secundaria hasta la guerra civil, y no alude a que asistiremos en el 2018 al centenario de la pandemia de gripe que asoló el mundo hace cien años, que en España causó más de un cuarto de millón de fallecimientos, evento sobre el que mi compañero del CCHS, el demógrafo Diego Ramiro, ha hecho una excelente exposición virtual como podrá comprobar quien la visite en https://aulaesri.maps.arcgis.com/apps/Cascade/index.html…
El artículo de Muñoz Molina está accesible aquí
https://elpais.com/…/2…/12/19/babelia/1513703646_149285.html

The Digital History Playbook

Alex Fitzgerald Black expone varias iniciativas relacionadas con la public history y la Digital history

Fighter-Bomber's Blog

The first term of my Public History graduate degree is wrapping up rather quickly. My classmates and I have something like four major project deadlines between now and the middle of December. So it’s only natural that I am procrastinating by writing this blog instead of working on those various assignments this evening.

Tomorrow is our last official class in Digital Public History. It’s going to be a bit of a show-and-tell whereby we will present the progress we’ve made on our independent projects. Each of us has explored a digital technology and its current and potential applications for public history. That’s the great thing about this course. It has really opened my eyes to many possible applications where the modern and the historical can come together to produce something better than the sum of their parts.

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Take online archives for instance. Using the cloud, we now have the…

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Sobre cartografías en la BNE

Muy buena presentación de la magnífica exposición Cartografías de lo desconocido. Mapas en la Biblioteca Nacional de España comisariada por Sandra Sáenz-López y mi compañero en el Departamento de Historia de la Ciencia del Instituto de Historia del CSIC Juan Pimentel.

A los mapas los rodea un aura de misterio por lo que subyace en ellos; hacen visible lo difícil, su confección es compleja de imaginar, pero su resultado es hermoso. Los mapas son el esfuerzo, y a veces conquista, de representar y hacer visible y mensurable el vasto mundo que nos rodea. Han acompañado a geógrafos, aventureros, científicos y soñadores, así como conquistadores y guerreros. Estas son algunas de las premisas de Cartografías de lo desconocido. Mapas en la BNE, exposición que se podrá ver hasta el 28 de enero en la Biblioteca Nacional de España (BNE).

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Los comisarios de la exposición han sido la doctora en Historia del Arte y especializada en cartografía histórica, Sandra Sáenz-López Pérez, y el investigador del CISC especializado en historia de la ciencia, Juan Pimentel. Su formación y campos de interés representan bien algunas de las maneras de adentrarnos en el universo…

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La montaña y el arte, gran libro del geógrafo Eduardo Martínez de Pisón

Eduardo Martínez de Pisón, que cumplió 80 años el pasado 1 de enero es el decano de los geógrafos españoles y está considerado uno de los grandes intelectuales españoles como muestra su abundante y polifacética obra. La Biblioteca Nacional de España le homenajeó hace unos meses invitándole a hablar sobre los libros que le han acompañado durante su vida y de cómo es y se ha formado su biblioteca.

Gran montañero ha recorrido las principales cordilleras del mundo y se ha preocupado a lo largo de su dilatada trayectoria científica por estudiar la impronta que ha dejado el estudio de las montañas en el arte y en la literatura. Fruto de ese conocimiento es su libro La montaña y el arte. Miradas desde la pintura, la música y la literatura, editado por Fórcola, que se presentó en la Residencia de Estudiantes de Madrid el pasado 30 de octubre de 2017. (ver aquí).

Uno de sus primeros lectores ha sido el presidente de la Sociedad Española de Historia de la Educación Eugenio M. Otero Urtaza, cuya interesante reseña, aparecida en la lista de distribución de esa activa sociedad científica, me permito reproducir en esta bitácora.

Eduardo Martínez de Pisón, La montaña y el arte. Miradas desde la pintura, la música y la literatura (Madrid, Fórcola, 2017): 615 págs.

 

 

Eduardo Martínez de Pisón, además de geógrafo es posiblemente el montañero español más emblemático de de los últimos cincuenta años y un intelectual que lleva la impronta de Francisco Giner en todo aquello que se refiere a la cultura de montaña a la que ha dedicado estudios y reflexiones amplias a lo largo de su vida. En esta obra se ha propuesto “el reto de reivindicar el valor no solo estético sino también cultural de la montaña”. Trata de dirigir su mirada a las representaciones del escenario montañoso del entorno occidental, pensando en los artistas “que han pasado por la montaña y que le han dedicado su atención con los chispazos propios de su calidad literaria o pictórica, el de los montañeros que han reflejado en obras artísticas su devoción o experiencias, y el de los montañeses que han formado su arte en la misma montaña como parte de sus modos de vida”.

Es un libro emocionante que contiene muchas claves a un historiador interesado por la educación al aire libre y en contornos de naturaleza, tanto por las meditaciones del autor como por sus múltiples referencias históricas a la cultura contemporánea. Es un libro denso en contenido, redactado con pasión y profusión de detalles por alguien que ha pasado su vida caminando por senderos en cordilleras de todo el planeta. En la conclusión señala que ha querido “compartir la otra belleza de las montañas, hablar de la belleza de las montañas devuelta por los hombres, de su reflejo en la sensibilidad humana, de la obra que depende de saber ver, de la capacidad y gusto por hacer montañas de los sentidos y de la maestría para lograrlas mediante la aplicación de las artes”.

El libro se divide en dos partes. La primera titulada “Ideas, imágenes y sonidos” incluye dos capítulos: “Montañas escritas” y “Montañas pintadas, montañas sonoras”: La segunda parte se titula “El arte de la palabra” y abrazo los tres capítulos siguientes: “La senda estrecha”, “El modelo cultural” y “Nuestras montañas”. Que decir que a lo largo de estos capítulos, casi seiscientas páginas, hay muchísimas sorpresas. No podía faltar Emilio, que leerá como primer libro a Robinson Crusoe, ni por supuesto se olvida de Unamuno quien en 1918 subió al pico Salvaguardia desde donde contempló el Aneto y el “gigantesco diamante” de la Madaleta. También recuerda a Ruskin y a la escuela pictórica de Madrid, pasa por la montaña en la Divina Comedia o se detiene en La subida del Monte Carmelo de San Juan de la Cruz; o nos describe a Victor Hugo por Los Alpes, entre otras muchas incursiones, como el viaje de García Mercadal al Pirineo que relató en Del llano a las cumbres, en 1923, o recupera “El lobo” de Hermann Hesse, o Cumbres de espanto del suizo Ferdinand Ramuz, publicado en España en 1930.

El libro es un canto coral con muchas alusiones a obras y personas que pueden servir a un historiador a seguir esas vetas de superficie que el autor señala, con toques en general cortos, y bajo las que hay yacimientos extraordinarios para una investigación histórico-pedagógica. El elogio de la montaña descubre que tras ese sentimiento hay también una manera de explicar los valores de la cultura a través de los siglos, y por supuesto, de la potencia educadora de la vida al aire libre. Recuerda que Giner entendía la montaña como un “estado del espíritu” y afirmaba que “el paisaje es pedagogo”, sin olvidarse de otros institucionistas como Bernaldo de Quirós o Antonio Machado. Sus referencias a Jean Giono son también muy oportunas a quien cita ya al comienzo del libro recordando que decía que los hombres “no pueden vivir sin moradas mágicas”.

Es un libro  además bellamente editado y escrito con una perspicacia exquisita. En su cubierta lleva el famoso cuadro de Friedrich, El caminante sobre el mar de nubes. Se añade una amplia bibliografía e índice onomástico. En la contracubierta se dice: “Maestro de geógrafos, montañeros, alpinistas y pirineistas, Martínez de Pisón nos ofrece un hermoso e insustituibles panorama de la montaña nacido del mundo cultural”. Es un placer de lectura.

Eugenio Otero Urtaza.-

 

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