Mi homenaje a Rafael Araujo

Ayer supe del fallecimiento de Rafael Araujo, cuyo libro El arca de las tres llaves. Las colecciones de moluscos y otros invertebrados del Museo Nacional de Ciencias Naturales publicó recientemente la editorial Doce Calles.

A principios de septiembre nos reunimos en la terraza de la cafetería Kon Tiki, ubicada enfrente del Museo Nacional de Ciencias Naturales, el lugar de trabajo de Rafael, donde desplegó su pasión por el conocimiento de la biodiversidad de este país y donde era el responsable de sus magníficas colecciones de moluscos y otros invertebrados. Le ví con buen aspecto y supuse que había vencido sus problemas de salud. Pero fue un espejismo. Semanas después los médicos le diagnosticaron que su final se avecinaba. En nuestra última conversación telefónica de hace apenas dos semanas constaté que afrontaba su final con entereza, valentía y dignidad, en una actitud ejemplar.

En aquella conversación de la Kon Tiki hablamos de lugares mágicos donde habíamos pasado las vacaciones -él en una recoleta cala mallorquina, yo en una amplia rasa asturiana al borde del Cantábrico-, y de nuestro amor a los viajes en los que los naturalistas habían explorado el mundo. Y de la posibilidad de presentar su libro, cuyo prólogo me pidió hacer el año pasado.

Como homenaje a este ejemplar conservador de las colecciones del Museo Nacional de Ciencias de las Naturales, de gran curiosidad intelectual y apasionado por la malacología, presento a continuación el prólogo que precede a su última obra.





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