Homenaje a Juan José Saldaña el 23 y 24 de marzo de 2023
5 abril, 2023 Deja un comentario
Un grupo de historiadores de la ciencia y la tecnología de México, América Latina y de países europeos, se reunieron virtualmente los días 23 y 24 de marzo de 2023 para rendir homenaje al Dr. Juan José Saldaña González, profesor e investigador de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, fallecido el 31 de octubre de 2022.

Como se expuso en la presentación de ese evento el Dr. Saldaña sobresalió como líder de una escuela de pensamiento en este campo, y persistente promotor de la Historia de las Ciencias y la Tecnología en México y varios países del mundo logrando visibilizar las contribuciones de América Latina en el ámbito internacional. Como presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y la Tecnología fundó la Sociedad Latinoamericana de Historia de la Ciencia y la Tecnología, la revista Quipu y la red Ceromaya, entre otras.
Participó en numerosos organismos internacionales, entre ellos, la Secretaria General de la Unión Internacional de Historia de la Ciencia (2001-2005) desde donde consiguió que, por primera vez, el Congreso Internacional de Historia de la Ciencia se efectuara en un país en vías de desarrollo (en México, 2001). Para dejar constancia del incansable trabajo que realizó durante décadas (dejando un suelo fértil para fomentar dicho campo en América Latina), sus colaboradores presentan la I Jornada Internacional de Historia de la Ciencia y la Tecnología en América Latina.
En las jornadas participaron numerosos historiadores e historiadoras de la ciencia latinoamericana que viven en México, Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Cuba, Reino Unido, Suecia, Francia y España.


Todas las intervenciones efectuadas en esas jornadas están visibles en este video
El texto de mi intervención, visible entre los minutos 33 y 44 del video, leída el 24 de marzo, fue el siguiente:
Buenos días para ustedes, buenas tardes para quienes se encuentran en este continente.
Ante todo deseo expresar mi profundo agradecimiento a Marypaz Ramos y Luis Carlos Arboleda por haberme invitado a participar en el merecido homenaje a Juan José Saldaña donde estamos reconociendo sus múltiples méritos como profesor, investigador y promotor de instituciones científicas como la Sociedad Latinoamericana de Historia de las Ciencias y de las Técnicas.
Este reconocimiento quisiera hacerlo extensivo a todo el grupo generacional que acompañó a Juan José en esa relevante sociedad científica que marcó un hito en el desarrollo de la historia de la ciencia latinoamericana a lo largo fundamentalmente de las dos últimas décadas del siglo XX. Considero por tanto conveniente que este acto de memoria permita unir el reconocimiento que debemos a los méritos contraídos por el doctor Saldaña con el que hemos de otorgar también a quienes le acompañaron y sostuvieron en la mencionada sociedad que ha de ser considerada como una obra colectiva como lo son las empresas humanas y científicas.
Este homenaje se debería de haber producido en vida de Juan José para que él pudiese conocer de viva voz la influencia que ejerció en múltiples ámbitos académicos y en diversas trayectorias profesionales. Entre ellas, en la de varios investigadores radicados en Madrid en el departamento de historia de la ciencia del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas del que he sido director durante casi cinco años, hasta hace poco.
En la segunda mitad de la década de 1980 integrantes de ese departamento como Antonio Lafuente y José Sala Catalá realizaron relevantes contribuciones al despegue de la mencionada Sociedad Latinoamericana avivando junto a Juan José y otras personas participantes en estas jornadas el debate teórico sobre el perfil de la ciencia en América, título del primer cuaderno de Quipu que recogía contribuciones presentadas en un congreso sobre filosofia de la historia y filosofia de la ciencia en la ciudad mexicana de Guadalajara a finales de 1985.
En 1987 apareció, por ejemplo, en Madrid el libro Historia de las ciencias, editado por Antonio Lafuente y Juan José Saldaña, en el que sus editores se esforzaron por dar a conocer relevantes contribuciones historiográficas sobre cuestiones palpitantes como las tensiones entre los factores internos y los externos para explicar la historia de la ciencia o las vicisitudes de la ciencia imperial británica así como las manifestaciones en la América latina contemporánea de acciones del imperialismo cultural de países europeos como abordasen Roy McLeod y Lewis Pyenson, quienes me han precedido en el uso de la palabra.
Al mismo tiempo desde ese departamento de historia de la ciencia del Instituto de Historia del CSIC se coordinaba bajo la responsabilidad de José Luis Peset un programa movilizador sobre las relaciones culturales y científicas entre España y América en el seno del cual realicé mi tesis doctoral sobre el más destacado integrante de la Comisión científica del Pacífico el viajero naturalista e historiador americanista Marcos Jiménez de la Espada. Finalizada mi tesis tomé una decisión que marcaría el rumbo de mi vida y que me permitiría conocer y tratar al profesor Juan José Saldaña. Opté entonces por trasladarme del departamento de historia de américa al de historia de la ciencia por una doble razón: para trabajar codo con codo con Antonio Lafuente y Pepe Sala Catalá y colaborar en las actividades de la Sociedad Latinoamericana de Historia de las Ciencias y de las Técnicas convencido, tras haber vivido un año en Quito, de que en el continente americano se habían generado importantes saberes sobre la naturaleza, la vida y la sociedad desde los tiempos precolombinos.
En ese contexto, allá por junio de 1991, conocí a Juan José Saldaña en el marco del congreso internacional “Ciencia, descubrimiento y mundo colonial” que daría lugar al libro coordinado por Antonio Lafuente, Alberto Elena y María Luisa Ortega Mundialización de la ciencia y cultura nacional. Esa obra, con sus más de sesenta contribuciones, supuso un hito historiográfico al presentar sugerentes estados de la cuestion sobre la dinámica mundial de la ciencia y el desenvolvimiento de la ciencia colonial y la formación de comunidades científicas nacionales en la América latina. El mencionado coloquio y el libro resultante fueron el resultado de un diálogo a tres bandas entablado entre la History of Science Society, y las sociedades española y latinoamericana de historia de las ciencias y las técnicas, conversación en la que como escribieron los editores de Mundialización de la ciencia y cultura nacional “justo es reconocer que nadie ha contribuido tanto como Juan J. Saldaña, primer presidente de la SLHCT, para que el intercambio académico de ideas entre las tres áreas se produjera. Su entusiasmo ha sido decisivo para que nos reuniéramos en varios lugares de América y Europa, así como para asegurar la continuidad en la edición de Quipu, revista latinoamericana que ya ha batido un record al cumplir su décimo aniversario”
A partir de entonces y por una década, compartí con Juan José alegrías y tristezas en el desenvolvimiento de las actividades de la Sociedad Latinoamericana de Historia de las Ciencias y de las Técnicas.
Recuerdo el sentido pésame que nos dio a los delegados españoles asistentes en enero de 1992 al Tercer Congreso Latinoamericano y Tercer Congreso Mexicano de Historia de la Ciencia y de la Tecnología por el reciente fallecimiento a finales de 1991 de Pepe Sala Catalá, que nos dejó demasiado pronto.
Tengo también bien grabados en la memoria los muy agradables momentos compartidos con él u otros compañeros y compañeras, afortunadamente presentes en estas jornadas, en los congresos latinoamericanos de historia de la ciencia y la tecnologia celebrados en Cali y Rio de Janeiro en 1994 y 1998 respectivamente, en el celebrado en París en septiembre de 1994 para conmemorar el 50 aniversario del ORSTOM y en los internacionales de historia de la ciencia celebrados en Zaragoza en 1993, en Lieja en 1997 donde vivimos como propio el éxito de Juan José y la delegación mexicana al ser nominada la Ciudad de México sede del XXI congreso internacional de historia de la ciencia. En su desarrollo Juan José Saldaña dio muestras una vez más de sus dotes organizativas y capacidades para coordinar grandes equipos humanos como excelente director de orquesta. Fue aquel congreso un fértil espacio de intercambio académico para debatir sobre ciencia y diversidad cultural en un laboratorio idóneo para reflexionar sobre esas cuestiones como es la República mexicana.
A lo largo de esa década intenté desarrollar un plan de trabajo sobre la formación de un espacio público para la ciencia en la América latina del siglo 19 del que ofrecí resultados en el libro Saberes andinos coordinado por Marcos Cueto en 1995, en la revista Asclepio en un dossier que coordiné con Antonio Lafuente en el año 1998, y en la revista ecuatoriana Procesos donde reedité en 2002 uno de mis trabajos más leidos “La América latina en el escenario de las exposiciones universales del siglo XIX”. Y colaboré con Antonio Lafuente para intentar vincular las múltiples expediciones científicas que durante el siglo 18 exploraron las colonias americanas de la monarquia hispana con las tres tradiciones científicas que operaban en ellas: la metropolitana, la virreinal y la eclesiastico-criolla. Expusimos esa propuesta en el libro coordinado por Juan José Saldaña Historia social de las ciencias en América latina, editado en español en 1996 y en inglés en 2006.
Luego por circunstancias varias se produjo un distanciamiento entre Juan José y nuestro departamento pues las trayectorias vitales e institucionales se asemejan en ocasiones al movimiento zigzagueante. Si estas jornadas sirviesen para un nuevo rapprochement o aproximación entre todos nosotros bienvenidas sean.
Y si pudiese tener una nueva conversación con Juan José le diría cuán importante fue en mi trayectoria intelectual en un momento dado al ser amigo de mis amigos y compartir comunes preocupaciones intelectuales y le recordaría aquella noche de enero de 1992 en la que nos presentó a un grupo de congresistas a don Enrique Beltrán, uno de cuyos estrechos colaboradores para poner en pie la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia en la década de 1960 fue el republicano español exiliado y nacionalizado mexicano Germán Somolinos.
Ahora los herederos de Germán Somolinos fallecido en Ciudad de México hace 50 años, en 1973, me han pedido que ordene parte de los papeles españoles y mexicanos que conservan. Coincide esa petición con este homenaje a uno de sus principales herederos como historiador de la ciencia mexicana, como cabe considerar a don Juan José Saldaña, lo cual me parece señal de buen augurio, para seguir conectando nuestro presente con el pasado, en sus distintos estratos temporales.
Muchas gracias una vez más por tenerme presente para este homenaje a nuestro apreciado Juan Jose y por su atención a mis palabras.