Reflexiones político-morales de Manuel Machado ante la cuaresma de 1918

Al iniciarse  un período clave en el calendario cristiano Manuel Machado reflexiona en el diario que ofrecía a los lectores de El Liberal sobre el sentido de la Cuaresma de 1918, siguiendo la estela del secular combate entre Don Carnal y Doña Cuaresma, y elogiando el aperturismo del papa Benedicto XV.

 

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De Pieter Brueghel el Viejo – The Yorck Project: 10.000 Meisterwerke der Malerei. DVD-ROM, 2002. ISBN 3936122202. Distributed by DIRECTMEDIA Publishing GmbH., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=148502

 

Jueves 14 febrero 1918

Hemos entrado en la normalidad de los días de trabajo. La gruñona Cuaresma con sus ayunos y penitencias -hogaño harto rebajadas por este buen Papa- ha venido a recordarnos que la vida no es una fiesta. La Religión, la Moral y la Medicina se han acordado para poner freno a nuestros apetitos carnales, tasa a toda clase de glotonerías.

Pero este año la Cuaresma tiene un sentido trascendental y definitivo; alegoriza toda una nueva existencia, cuyas normas han de ser: Frugalidad, sencillez, piedad.

Frugalidad, sobriedad: que cada uno se contente con lo necesario, que nadie viva para su estómago y sus caprichos sensuales; que el lujo, generador de la miseria, y el placer egoísta, el placer material no sea más el objeto de la lucha. Sencillez: que los absurdos anhelos de poder y dominio por la violencia, cedan el paso a otra concepción más humana de las relaciones entre los pueblos. Pero que, con la tiranía de las armas, caiga también la tiranía del dinero. Y piedad: que las almas se alcen al ideal para dar a nuestro paso por la tierra el noble sentido de un camino. En una palabra: que la vida no es una fiesta.

¡Y, sí lo es! Por el hecho de ser vida. Porque los ojos ven, porque los labios besan, porque los corazones aman, porque los cerebros meditan y comprenden, porque la fantasía crea y sueña. Porque mientras los yunques suenan, y la tierra se labra, y la pluma rasguea, a través del sudor y las lágrimas, sentimos en nuestro espíritu, como una divina caricia, la sospecha inefable de lo infinito.

Ricardo Marin 14 febrero 1918

Más ataques de submarinos alemanes en el miércoles de ceniza de 1918

Las alusiones de Manuel Machado en su diario, publicado en El Liberal, fueron constantes a los continuos ataques de los submarinos alemanes a buques mercantes españoles en las primeras semanas de 1918.

El miércoles de ceniza de 1918, cuando se supo que uno de sus submarinos había hundo al vapor español «Ceferino», sus reflexiones tuvieron un componente sarcástico. Su blanco fue  la impotencia mostrada por el gobierno español, presidido por el liberal García Prieto, marqués de Alhucemas, para contener la política agresiva del imperio alemán hacia un país neutral, cuya opinión pública estaba dividida entre germanófilos y aliadófilos. En las filas de estos se encontraba un combativo y francófilo Manuel Machado, identificado con los ideales de la República francesa.

Miercoles 13 de febrero  1918

De Ceniza. Memento homo, quia pulvis est, etc. Con tan plausible motivo, los submarinos alemanes han vuelto a ponernos la ceniza en la frente. Memento Ceferino…Sólo que – reformados y reformistas al cabo los teutones- han encontrado la manera de corregir y aún desmentir, si no lo de pulvis est, por lo menos lo de in pulverem reverteris. Porque servir de alimento a los peces no es precisamente volver al polvo por el pronto.

Sea de ello lo que quiera, no dejaremos de enviar a Berlín nuestra nota de rigor, cuyo texto poseo gracias a la perspicacia de un excelente amigo mio, cuyo nombre no declaro por evitarle molestias, el cual sabe muy bien que nuestra reclamación es del tenor siguiente: «Por cada nuevo barco que nos echen ustedes a pique, recibirán…otra nota igual a la presente».

Claro que esta enérgica protesta se enfría un poco de aquí allá, teniendo como tiene que pasar por el Polo antes de dar en manos del Gobierno imperial. Pero, con todo, sus efectos son fulminantes, como puede verse en los únicos cincuenta y tantos casos en que se ha empleado el procedimiento.

¿Eh? ¿Que no les parece a ustedes bien tratar de tales cosas en este tono? Pues a ver si inventan ustedes otro. Porque yo los he agotado ya todos.

 

Ricardo Marín 13 febrero 1918

Dibujo de Ricardo Marín

 

 

Un diálogo sobre la coyuntura política el 12 de febrero de 1918

Mientras se desarrollaba la campaña electoral, y como consecuencia del malestar social ante la grave crisis económica que se cernía sobre el país, crecían los rumores de una inminente huelga general revolucionaria, alentada por el espionaje alemán, y aumentaba el nerviosismo del gobierno presidido por el marqués de Alhucemas, el liberal Manuel García Prieto.

A ese mar de fondo y estado de la opinión pública remite el siguiente diálogo imaginario de dos personajes que representaban las dos mitades de la sociedad española y que continuaba una conversación iniciada el 28 de enero: el señor Lacalle, aliadófilo, que hace de portavoz de las tesis gubernamentales liberales y de las fuerzas reformistas, -con las que parece simpatizar Manuel Machado en la entrada de su diario correspondiente al 12 de febrero de 1918 publicada en El Liberal,- y el señor Lacasa, germanófilo, vocero de los planteamientos autoritarios partidarios de una revolución desde arriba.

Martes 12 febrero 1918

– Me extraña verlo a usted tan pacífico, querido Lacalle.

– Es que ahora el revolucionario es usted, amigo Lacasa. Agitador de encargo y por orden superior. Una especie de revolución desde arriba. Pero en frío y a toque de corneta.

-No lo crea usted. Es el malestar general, el hambre, la carestía, la falta de dinero.

– La falta o la sobra, porque, según mis noticias, hay quien siembra ahora los miles para lanzar a la calle a ciertas gentes, esperando que se les sumen los eternos descontentos. Por mi parte, le aseguro a usted que el pueblo, el verdadero pueblo no tiene por hoy gana de jaleos. Pero, además, voy a darle un consejo de amigo. Es peligroso jugar con fuego. Si a alguien le conviene provocar aquí un estado de inquietud y de desorden exaltando a los elementos ultrarradicales, sindicalistas y anarquizantes, no es a usted seguramente. Porque cuando esas cosas empiezan, no se sabe cómo ni cuándo acaban. Ningún iniciador de revoluciones las ha visto terminar a su gusto. Y si los promotores extraños consiguen su objeto, tenga usted por seguro que al cabo las víctimas serían de casa. Además, todo se andará. Y no sea usted impaciente, que a cada uno le llega su San Martín. Un mundo nuevo se está forjando a estas horas a sangre y fuego. Muchas cosas mueren, muchas cosas nacen. Si usted simpatiza con alguna de las que se van para siempre, tanto peor para usted. Pero no trate de sumar inquietudes facticias, agitaciones de encargo, a la enorme inquietud terrible y fecunda que agita hoy a los hombres.

 

Ricardo Marin 12 febrero 1918

Dibujo de Ricardo Marín

 

 

Continúan las críticas de Manuel Machado al carnaval de 1918

A pesar de que el pueblo de Madrid pareció disfrutar del carnaval de 1918 hubo otros ciudadanos que se opusieron a su celebración, desde agrupaciones locales del PSOE, como en Vizcaya, a ciudadanos como Manuel Machado, quien mostró su malestar con su celebración criticando la pobreza de originalidad en la decoración de las carrozas que habían desfilado por la Castellana madrileña el domingo 10 de febrero de ese año. Así comentó el hecho de que se hubiese declarado desierto el primer premio a las carrozas del Carnaval madrileño en el dietario que publicaba en el periódico El Liberal.

Lunes 11 de febrero 1918

Este año, como casi todos los años, se ha declarado desierto el primer premio a las carrozas del Carnaval madrileño.

Es verdaderamente admirable, en efecto, la vulgaridad, la falta de inventiva, la monotonía y la pobreza de originaliad que preside la decoración de las tales carrozas.

Y pensar que con darse una vuelta por cualquier epítome de Historia, de Arqueología, de Literatura general encontrarían los autores de estas farándulas rodadas una infinidad de tipos nuevos, de asuntos graciosos, vistosos, llenos de variedad, de policromía y hasta de significación original y artística…

Bien es verdad que a pocas vueltas que se dieran por la Historia, por las Letras, por la Arqueología, es muy posible que se dejaran en ellas el buen humor a ultranza y la absurda y admirable alegría fabricadora de carrozas y mascaradas.

Cierto que la alegría, sostenida a fuerza de inconsciencia y de ignorancia, es cosa bastante mediana…Pero también es verdad que hasta la fecha no se ha inventado otro modo de conservarla. Y que -como dice la solearilla- no del todo popular:

 La alegria

consiste en tener salud

y la cabeza vacía

 

 

Ricardo Marin 11 febrero 1918

Dibujo de Ricardo Marín

 

 

Domingo de Carnaval: Madrid se divierte

Un desfile de carrozas recorrió la Castellana madrileña el domingo 10 de febrero de 1918, como acto central de la fiesta del Carnaval.  Manuel Machado al contemplarlo se mostró disciplente y distante de una manifestación festiva popular, como se puede constatar leyendo las apreciaciones que vertió en su diario correspondientes a esa jornada, que publicaba semanalmente en las páginas del periódico El Liberal.

Sus opiniones divergían del sentir de otros ciudadanos madrileños, como se puede constatar leyendo la primera página de ese mismo periódico, correspondiente al 11 de febrero donde un periodista anónimo ofreció otra visión más amable de cómo se divirtió gran parte de la población madrileña aquel domingo soleado de febrero, al encontrar una vía de escape a las serias dificultades de su vida cotidiana

 

El Liberal 11 de febrero 1918 Madrid se divierte

El Liberal 11 de febrero de 1918

 

Domingo 10 de febrero de 1918

Tenemos el Carnaval a pesar de todo. El dolor universal no reza con nosotros. La propia inquietud, la propia miseria no nos impiden nuestra buena fiesta de las carnestolendas. «Don Carnal» bufa en la calle. Ruge la turba polvorienta y mal alimentada, pero alegre, entre ruidos discordantes y desapacibles. Hasta mi oido llega la trompeta milenaria con sus sones de locura barata, con su vaho de vino malo y de baja humanidad. Doña Trotaconventos celestinea por las esquinas. Pierrot ha salido a buscar a Colombina, y Arlequín la encontrará sin buscarla.

Mientras escribo, por la soberbia avenida de la Castellana desfilarán las carrozas ardiendo en bullicio. Los ojos de fuego, las manos de fiebre, las gargantas secas de gritar…Algún niño en un coche, algún pobre niño, vestido de Don Juan Tenorio o de mosquetero, hará el encanto de sus padres hasta inclinar la cabecita cansada y aturdida buscando en el sueño la paz y la salud.

Ni faltarán tampoco las soberbias «destrozonas»: ellas, de hombre, y ellos, de mujer, gracias al mutuo y detestable cambio de vestidos.

Y finalmente, como una pesadilla, habrá salido también la comparsa clásica de mendigos cojos, mancos y tullidos pidiendo limosna al son de tamboril y gaita. Sólo que, este año, no solo será una vergüenza, porque será un horror. Y en vez de escapada de un capricho goyesco, parecerá que ha salido de un hospital de sangre.

 

Ricardo Marin 10 febrero 1918

Dibujo de Ricardo Marín

 

El canon teatral de Manuel Machado

Mientras elaboraba su Memorandum de la vida española de 1918 que iba ofreciendo semanalmente Manuel Machado a los lectores del periódico El Liberal también ejercía de crítico teatral en ese diario. Con ese motivo asistía a los estrenos de la cartelera madrileña, constatando que la producción teatral era de escasa calidad.

Así en sus reflexiones correspondientes al 9 de febrero de 1918, un sábado en el que no se producía ningún estreno teatral, acompaño su crítica a la falta de creatividad en los escenarios madrileños con una exhibición de sus gustos y preferencias en ese género literario .

En su particular canon de obras teatrales se entremezclaban dramas de Shakespeare, Schiller y Víctor Hugo, con obras españolas del Siglo de Oro, fuesen de Lope de Vega, Calderón o Moreto, y de la epoca romántica representada por García Gutiérrez y el duque de Rivas. Entre los autores de sus comedias sus preferidos eran Molière y Moratín. Y aprovechó la ocasión para ensalzar también la labor de de dos actores, -Mounet Sully y Zacconi- y de una actriz -la incomparable Sarah Bernhardt-, cuyas interpretaciones habían producido la admiración de muchos espectadores en Francia e Italia.

Sábado 9 febrero 1918

Declaro que yo por mi parte prefiero la batuda americana del salto y aun de la boxe a la triste batuda de ingenios exprimidos como limones, para divertir al público, insaciable de comedias nuevas, sobre las terribles tablas del escenario. 

Hoy sábado, sin embargo, es día grande. No hay estreno en ningun teatro. No se ha podido forzar la producción dramática toda la semana, y antes del séptimo día, descansó.

Su labor ha sido enorme; el lucimiento, empero, escasísimo; el provecho, nulo.

Parece que no existiera en el teatro otro atractivo que el de la novedad, el de la frescura mejor dicho. ¡Pardiez!, «estrenad» Macbeth, Hamlet, Lear, Otelo, Los bandidos, Hernani, Ruy Blas; «estrenad» La estrella de Sevilla, El condenado por desconfiado, El agua mansa, el lindo Don Diego; «estrenad» El Trovador, Juan Lorenzo, Don Alvaro, y si queréis reír -con una risa noble y humana- «estrenad» cualquier cosa de Moliere y aun del mismo Moratín; son más interesantes, son más atractivos y, sobre todo, son más nuevos. Aun no hemos visto por acá el Edipo, que ha hecho célebre a Mounet Sully; Fedra, que ha inmortalizado a Sarah; El poder de las tinieblas, con que nos asombró Zacconi.

Y mientras tanto…que vayan arreglando otra partida de astracanadas…para desengrasar. Pero que descansen un poco.

 

Ricardo Marín 9 febrero 1918

Dibujo de Ricardo Marín

 

La reacción de Manuel Machado a un nuevo ataque de los submarinos alemanes a la flota mercante española

El 8 de febrero de 1918 se supo en la Península por un telegrama recibido desde Santa Cruz de la Palma que días antes -el 5- había sido hundido en aguas  próximas al archipiélago canario el vapor español «Sebastián» por un submarino alemán. Ese buque hacía la ruta Torrevieja, de donde había salido el 25 de enero, Nueva York, e iba cargado con 3.200 toneladas de sal común que los alemanes consideraban contrabando de guerra. Tenía matrícula de Bilbado y los propietarios eran los sres Inchausti. No hubo víctimas humanas porque sus 33 marineros fueron desalojada del buque y embarcados en dos botes con víveres y pertrechos.

 

El Imparcial 9 febrero 1918 vapor Sebastian

El Imparcial 9 de febrero 1918 Primer página

 

 

Mundo Grafico 27 febrero 1918 vapor Sebastian

Mundo Gráfico 27 de febrero de 1918

 

De todas maneras al tener noticia de ese nuevo ataque Manuel Machado aprovechó las reflexiones de su diario, que daba a conocer en el diario El Liberal, para mostrar su hastío ante lo que él consideraba prepotencia alemana, cuyos submarinos estaban jugando al pin pan pum en la fase final de la Gran Guerra con los buques mercantes españoles.

Viernes 8 febrero 1918

Otro éxito de la admirable campaña submarina de los alemanes: el torpedeamiento del vapor Sebastián, a quien no le valió toda la sal de que iba cargado para torear al vigilante sumergible. Es verdaderamente deliciosa la exactitud con que los submarinos gernánicos descubren a los mercantes españoles cerca de nuestras playas y la actividad con que los cazan y aniquilan. Dentro de poco no tendremos flota comercial, o haremos un nuevo tráfico de cabotaje..por nuestros ríos navegables.

Muy duro de entrañas tiene que ser el que no se conmueva al ver con qué noble constancia cumplen con su peligroso deber los marinos alemanes, y mucho más duro de mollera el que no se maraville de la eficacia de su gestión admirable. Qué hermosa lección la que nos están dando en nuestras propias costas… y a nuestra propia costa. Bien podemos dar por bien empleados los barcuchos que nos destrozan, y aun las vidas que nos cuestan, con tal de poder admirar de cerca su habilidad, su tino y su destreza.

Yo confieso que a mí, personalmente, no me hacen mucha gracia sus procedimientos y aún les tengo cierta manía y su migaja de aprensión, pensando que los ochenta y tantos mil alemanes que nos honran con su estancia entre nosotros pudieran ser otros tantos submarinos en las turbias aguas de nuestra vida social y política. Pero ¿quién no admira el desenfado y la audacia con que aquí mismo trabajan ellos por su patria, moviendo a la opinión; insinuándose en los bastidores de la política; sembrando el dinero con cualquier motivo -el de las elecciones, por ejemplo- para captarse toda clase de simpatías; dificultando nuestras relaciones con los países vecinos; haciendo, en fin, cuanto les sugiere el más avisado y devoto patriotismo?…Un patriotismo aleman por supuesto, cuya conmovedora divisa es: «Alemania sobre todos».

Y mientras se ponen o no sobre los demas, que se resisten un poco a tan alto honor..pues ¡qué demonio!, se van poniendo sobre España y….aliquid chupatur….

¿No es verdaderamente admirable que estas gentes que no pasaron de ser un día medianos soldados al servicio de nuestros caudillos, se encuentren hoy tan altos a nuestros ojos? ¿O será tal vez que nosotros de entonces acá hemos bajado algo?….

Ricardo Marin 8 febrero 1918

Dibujo de Ricardo Marín

 

La irrupción del boxeo en la sociedad española de hace un siglo

La guerra ilustrada Ring de boxeo

 

Madrid Sport 3 enero 1918 boxeo

Anuncios sobre el boxeo en la revista Madrid Sport de 3 de enero de 1918

Atento observador de todos los aspectos de su realidad social Manuel Machado enfocó las reflexiones de su dietario, correspondientes al jueves 7 de febrero de 1918 que publicaba en las páginas del diario El Liberal, hacia la irrupción en la sociedad española del boxeo, un nuevo deporte que procedía de Inglaterra, como el fútbol, y tantos otros.

Como literato se fijó en los nuevos neologismos que se introducían en el habla de sus conciudadanos a medida que crecían sus aficionados; como sociólogo intentó buscar los porqués de la irrupción de un nuevo deporte que estaba de moda y cuya práctica se remontaba a los juegos olímpicos; como persona cultivada instó a hacer actividades más inteligentes.

Que el boxeo estaba de moda lo revela no sólo las reflexiones de Manuel Machado que transcribo sino las imágenes anteriores: una de ellas muestra cómo los prisioneros ingleses organizaban combates de boxeo en los lugares donde estaban privados de libertad; la otra corresponde al interés por el boxeo en una de las principales revistas deportivas que se publicaban en Madrid hace un siglo.

 

Jueves 7 febrero 1918

A puñetazo limpio nos van a meter en el idioma otra partida de voces inglesas, que, tal vez, no tendrán luego el tiempo de aclimatarse. El ring y el round están ya en todas las bocas. El ring es el palenque de los boxeadores y el round, el noble asalto a trompazo y tente tieso.

Nada tengo que decir contra el boxeo, que al fin y al cabo es la primitiva forma, y la más «humana», de las peleas humanas. Es más: su difusión en Inglaterra ha contribuido -con otras cosas. a desterrar la costumbre del duelo. Porque en Inglaterra -como en todas partes- cuando las razones se acaban se acude a los puños. Pero a los puños nada más. La honorabilidad queda a salvo con un par de buenas puñadas; y, puestas las cosas en el terreno de la fuerza, vence de veras el más fuerte. Y no es lo mismo venir a las manos que acometerse a mano armada, que diría Pero Grullo. De modo que moralmente….

Y en cuanto al arte, sabido es que el pugilato figuraba ya entre los juegos olímpicos, con la carrera, el lanzamiento del disco, etc. Pero entre púgiles y discóbolos, no faltaban los que se entretenían en hacer ejercicios más inteligentes y espirituales.

Y casi podríamos nosotros empezar por ahí.

 

Ricardo Marin 7 febrero 1918

Dibujo de Ricardo Marín

 

Las simpatías de los trabajadores madrileños por Julián Besteiro en las elecciones de febrero de 1918

Las elecciones que se celebraron el 24 de febrero de 1918 en el Estado español fueron reñidas. Observador agudo de su realidad social Manuel Machado dedicó las reflexiones de su diario correspondientes al miércoles 6 de febrero, que exponía en el diario El Liberal, a tomar el pulso a la opinión de sus conciudadanos en plena campaña electoral.

 Al dar aquel día un paseo matutino por el extrarradio de la villa donde residía se fijó en las simpatías de los trabajadores madrileños -que Manuel Machado parecía compartir- por los representantes del PSOE en la candidatura republicano socialista, particularmente por Julián Besteiro, el catedrático de Lógica de la Universidad Central, expensionado de la JAE, y en la prisión de Cartagena aquellos días como dirigente de la UGT tras la huelga revolucionaria de agosto de 1917.

Esa candidatura se había formado para contender con la lista de la unión de los monárquicos, integrada por mauristas, ciervistas y albistas o demócratas, que finalmente sería la vencedora al obtener cinco escaños de los ocho en liza en la circunscripción de Madrid capital. Así lo expresan los siguientes datos, tomados de la obra de Fernando Soldevila El año político 1918 por los que sabemos que los tres diputados elegidos en la candidatura de izquierdas fueron: el republicano Roberto Castrovido (n.1864), periodista, director del diario El País, con 28.717 votos y los socialistas Julián Besteiro (n.1870) y Pablo Iglesias Posse (n.1850) con 28.638 y 28.448 votos.

Elecciones 24 febrero 1918 en Madrid

Mundo Grafico Los nuevos diputados por Madrid

Miércoles 6 febrero 1918

Un sol, tamizado por el toldo blancuzco de las nubes, baña a la ciudad toda en una fachada de luz, tibia y sedante. Las sombras de los árboles y su ramaje aún desnudo se proyectan apenas, vagamente grises, sobre el suelo blanco.

Callejeo sin rumbo por las amplias vías excéntricas casi hasta las afueras de la villa, en la paz de esta mañana, que estremecen ya auras prematuras del futuro Abril.

Por todo el camino, a un lado y otro, sobre las tapias blancas, sobre los sillares de granito, sobre las viejas tablas mal avenidas que vallan los solares, sobre el feo ladrillo de las construcciones suburbanas…solicitan constantemente mis ojos los carteles de las candidaturas para las elecciones próximas. Se han anticipado a la floración primaveral y aun al mismo confetti carnavalesco con su policromía abigarrada. Los hay verdes, rojos, amarillos, azules…

Un grupo de obreros se ha detenido ante la republicano-socialista y la comenta con calor. La mayoría de aquellos nombres le son familiares y gratos. Representan vidas generosas consagradas -sacrificadas también muchas veces- al bien ajeno. Julián Besteiro..

Pero, junto a aquélla, hay otras candidaturas que no se contentan con ofrecer un nombre: exponen también un pequeño programa. Y he aqui una nota nueva, original y significativa. No ostentan muchas de ellas una filiación política y partidista.

«Hechos y no palabras», dice uno. Y otro; «Recordad mi gestión anterior…» Estos parecen saber muy bien que todos los partidos que han gobernado no son la mejor recomendación para el caso presente; que ser liberal o conservador de tal o cual matiz, lo mejor que quiere decir es no decir nada.

Yo me alejo pensando en la próxima lucha electoral, en las Cortes futuras. Me han aguado la mañana. ¿Serán sinceras -como dice el Gobierno- las próximas elecciones? Y, si lo son, ¡Dios mío!, ¿qué saldrá de las urnas?…

El combate contra el hambre: la regulación del precio del pan en febrero de 1918

Tras los motines «del hambre» que se había sucedido en los días anteriores en diversas ciudades y pueblos, principalmente del arco mediterráneo, pero también del centro de la Península, el gobierno reaccionó para contener las acciones de los especuladores imponiendo una tasa al precio del pan.

Manuel Machado aplaudió la medida adoptada por el Gobierno, en un momento de grandes tensiones sociales.

Martes 5 de febrero de 1918

Y como también de pan vive el hombre, y el pan, subiendo, subiendo, amenazaba perderse en las regiones del más alto idealismo y convertirse en una pura entelequia para el pueblo trabajador, la Comisaría de Abastecimientos le ha obligado a descender planeando hasta un nivel determinado, no del todo fuera del alcance humano. Es decir, que ha fijado su precio por medio de la tasa, antigua medida y saludable correctivo a las ambiciones y logrerías desenfrenadas.

El precio del pan…Un día llegará, soñado por todos los hombres honrados, en que el pan no tendrá precio, en que nadie carecerá de lo estrictamente necesario, representado por el pan, aunque el adquirir lo superfluo y lo refinado siga costando los más nobles y terribles esfuerzos. Y ese día nos avergonzará de las miserias y de las riquezas actuales. Trabajarán los hombres por el bien y por la dicha. No por el pan. El pan nuestro de cada día, dice la oración dominical, «dánosle hoy», y no «vendénosle hoy…»

Entre tanto, bien venida sea la tasa…Mal menor que puede atajar los mayores.

 

Ricardo Marín 5 febrero 1918

Dibujo de Ricardo Marín

 

Un impulso a la construcción de escuelas en la ciudad de Madrid en 1918

Los déficits educativos de la sociedad española a principios de 1918 eran abrumadores. El pedagogo Lorenzo Luzuriaga, una semana antes de las siguientes reflexiones de Manuel Machado expuestas en el diario que publicaba en El Liberal, había estimado el 28 de enero en las páginas del diario El Sol (ver aquí) que era necesaria la construcción de 26 mil escuelas para que el próximo Parlamento iniciase la reconstrucción pedagógica del país.

Ante tan hercúlea tarea proliferaron las iniciativas para iniciar la labor de ir atendiendo a las numerosas necesidades que tenía la educación de la población infantil, sobre todo en grandes ciudades como Madrid. De hecho el Ayuntamiento de la capital de España había efectuado una serie de inversiones desde 1914 para mejorar sus infraestructuras educativas. Según una información de El Sol de 28 de enero de 1918 el municipio madrileño financiaba las quince clases de las Escuelas Aguirre, las once del grupo Trasmiera, las seis del denominado Ruiz Jiménez, y las escuelas de la Prosperidad. Además tenía previsto inaugurar muy en breve las Escuelas bosque de la Dehesa de la Villa y el Grupo escolar Peñalver de la calle de las Tabernillas.

A esas iniciativas se sumaban una iniciativa adoptada por el director general de primera enseñanza, el farmacéutico y naturalista de origen extremeño Marcelo Rivas Mateos (n. 1875), a la que alude elogiosamente Manuel Machado en las siguientes reflexiones, y que Rivas Mateos expuso en una carta dirigida al director del diario El Sol, que este periódico reprodujo en su edición del domingo 3 de febrero de 1918.

Lunes 4 febrero 1918

El problema fundamental de la cultura popular, de la enseñanza en general, preocupa e interesa a todos en España. Por una rara y feliz casualidad en el país del left man in the left place parece que también le interesa y preocupa al director general de Primera Enseñanza. El Sr. Rivas Mateo (a quien no conozco ni de vista) ha tenido una feliz iniciativa, que le honra en extremo: la de excitar la generosidad de las Corporaciones y aun de los particulares para la fundación de escuelas donde puedan recibir gratuitamente la papilla espiritual muchos de los niños pobres que existen en los barrios altos y bajos de Madrid, analfabetos por falta de escuelas donde aprender a leer.

Pero este admirable y extraordinario director no se ha contentado con eso. Ha ofrecido encabezar la suscripción con su sueldo de un mes. Y el noble ejemplo ha cundido entre los empleados de Instrucción pública. Yo supongo que no llegará a consentirse el sacrificio de estos generosos funcionarios; que las Corporaciones,  Bancos, Casinos y particulares poderosos se adelantarán, ganosos de servir a Madrid y a la Patria en la más alta y pura de sus necesidades. Por su parte, el Ayuntamiento se dispone a ceder algunos solares. La Asociación de la Prensa ofrece su concurso siempre  noble y desinteresado. El Banco de España…no ha dicho aún nada, que sepamos; pero lo dirá seguramente, porque nobleza obliga, y riqueza, más.

De todos modos, ha sido este rasgo de esos que conmueven el animo y levantan los corazones. Y ha venido a dar a este día de mi «calendario» una buena nota clara, del color de la esperanza.

 

Ricardo Marin 4 febrero 1918

Dibujo de Ricardo Marín

 

Manuel Machado lector de las «Poesías escogidas» de Juan Ramón Jiménez

Como ya mostré en la entrada que dediqué en mi blog Jaeinnova a la Revista General (ver aquí) el año 1917 fue de una intensa creatividad en la trayectoria intelectual de Juan Ramón Jiménez. En julio de ese año firmaba el prólogo a la edición de una selección de su obra poética que hizo conforme a su gusto. Fue publicada en las semanas siguientes por la Hispanic Society of America que hizo una tirada de 600 ejemplares, no destinados a la venta, y firmados todos ellos por el mismo Juan Ramón.

El futuro premio Nobel dedicó esa cuidada antología a sus amigos Mr. y Mrs. Archer Huntington, quienes con la financiación de ese libro mostraban una vez más la importancia de su labor de mecenazgo de la cultura española.

Uno de esos 600 impagables ejemplares llegó a Manuel Machado, quien en la tarde dominical del 3 de febrero se dio un festín literario leyendo al gran poeta de Moguer, admirador a su vez de la poesía del hermano de Manuel, Antonio, a quien dedicó su poema  La amistad, aquel que dice al principio: !Amistad verdadera, claro espejo//en donde la ilusión se mira!

Juan Ramón Jiménez -

He aquí las impresiones que transmitó Manuel Machado cuando presentaba su diario a sus lectores de El Liberal a propósito de sus lecturas juanramonianas, tal día como hoy hace cien años.

Por cierto esa edición de las Poesías escogidas de Juan Ramón, que tuvo en sus manos Manuel Machado está accesible aquí, gracias a la digitalización de tres de sus ejemplares existentes en bibliotecas norteamericanas

Domingo 3 de febrero de 1918En un país de ensueño. Jardines imaginados bajo la luna. Filomela y la fuente acaban de cantar, y en el silencio -formado de sus dos mutismos recientes- se alza una voz deliciosa y unítona, impregnada de viejas tristezas infantiles…Estoy leyendo la soberbia colección de Poesías escogidas, de Juan Ramón Jiménez, que ha editado la Hispanic Society, de Nueva York. Este libro impagable (y que no se vende) constituye mi fiesta del domingo. Recorro sus páginas al azar, y mi alma se baña de claridades finísimas, se penetra de «luar» de estrellas y de la más vaga y deliciosa de las ternuras humanas. El joven maestro me lleva de la mano -hermano- a las regiones de la poesía pura y sin mezcla de otra cosa alguna. Estamos en el reino de lo inefable. ¿Qué dice el libro, este libro único?…

¿Qué dice el aroma de las flores? ¿Qué dicen los celajes de este poniente soberbio? ¿Qué dice el piano en la tarde?…

¡Y cómo encuentran sus rimas en lo mejor del alma!

Ricardo Marin 3 febrero 1918

Dibujo de Ricardo Marín

Reivindicando el teatro clásico y romántico

Uno de los éxitos teatrales en el Madrid de principios de 1918 fue la interpretación por Miguel Muñoz «el americano» , uno de los artistas de moda en aquellos momentos, del drama romántico «Sullivan». Al hilo de su representación en el teatro Español Manuel Machado, quien ejercía también de critico teatral en las páginas de El Liberal, reflexiona en su dietario sobre la conveniencia de que las compañías teatrales españolas ampliasen su repertorio.

Sábado 2 de febrero 1918

Miguel Muñoz ha tenido la excelentísima idea de resucitar el Sullivan, hace muchos años no representado. Y ello le ha valido un verdadero triunfo. Pero lo que aquí me importa es el ejemplo…

A propósito de esto yo me vengo preguntando hace tiempo si realmente existe un gran inconveniente para que nuestras grandes actrices y actores pasen la vista por el repertorio universal, y muy especialmente por el de nuestros clásicos y románticos, donde tan admirables tipos pueden encontrar, y escojan algunas comedias para estudiarlas y representarlas de nuevo.  Tendría esto la ventaja de no depender exclusivamente de la actualidad rabiosa y del estreno diario, y probablemente ofrecería al público más arte. Y, de seguro, más novedad.

Ricardo Marin 2 febrero 1918

Dibujo de Ricardo Marín

Inseguridad en las calles madrileñas

Como cualquier otro habitante de Madrid Manuel Machado andaba preocupado a principios de febrero de 1918 por la inseguridad que reinaba en las calles de Madrid como consecuencia de la grave crisis socio-económicas que asolaba la sociedad española de hace un siglo. Los robos y hurtos menudeaba,. Por ejemplo el diario El Sol en su número de 14 de enero había informado a sus lectores que hasta Santiago Ramón y Cajal, un mito viviente, había sido robado.

Esa sensación de inseguridad estaba generando una gran alarma social de la que se hace eco Manuel Machado, quien también nos pone aviso sobre cómo ahora hace un siglo estaba remitiendo el invierno en la capital de España y su afán de que el Madrid trágico se transformase en una ciudad de confiaza.

Como era habitual en sus colaboraciones en El Liberal sus reflexiones iban acompañadas de una viñeta de Ricardo Marín.

 

Viernes 1 de febrero de 1918

Aquí, para entre nosotros..La Naturaleza ha hecho en nuestro obsequio cuanto estaba en su mano, dulcificándose y humanizándose con Madrid maternalmente. Disipó la nieve, cesó en la lluvia, templó los fríos. Transcurren ahora días soleados y las noches son tibias. El Madrid trágico, de todas las inclemencias, parece que podía ya ser de nuevo la ciudad de confianza, propicia al «agorero» y la deambulancia, si un poco de policía municipal y otro poco de vigilancia, de seguridad, nos garantizasen -como antes- la integridad personal e indumentaria contra los forajidos atracadores que pululan por nuestras calles, y cuyas hazañas hemos demasiado comentado en los periódicos. Todo se andará -ya lo creo- como dijo el sayón del cuento. Pero bueno es pensar que estas situaciones, que tienden a poner un revólver en manos de todo el mundo, para la legítima defensa, no deben prolongarse mucho.

Ricardo Marin viernes 1 febrero 1918

La devastación de París por las bombas y la ciencia alemana

Tras haber atacado Londres la aviación alemana decidió bombardear Paris el 31 de enero de 1918. Según las noticias transmitidas por el ejército francés cuatro escuadrillas de aviones alemanes se acercaron a la capital francesa por el lado nordeste arrojando gran cantidad de bombas que causaron 36 muertos y 190 heridos, según las primeras estimaciones de los daños causados por el raid aéreo.

La mayor parte de las víctimas fueron civiles, fundamentalmente mujeres y niños,  lo que soliviantó a la opinión pública aliadófila, como se aprecia en el testimonio que transmitió Manuel Machado  a sus lectores de El Liberal. En él se aprecia también su crítica a la deriva belicista de los científicos alemanes como ya expuse en mi trabajo «Movilizaciones y escisiones de la comunidad científica en tiempos de guerra» (accesible aquí).

Como era habitual las observaciones de Manuel Machado iban acompañadas de una viñeta de Ricardo Marín.

Jueves 31 enero 1918

Catorce mil kilos de dinamita, setecientas bombas sobre París. Niños, mujeres, enfermos y ancianos han fenecido bajo la lluvia de fuego…

Esto no es el arte de la guerra. Pero sí es la ciencia. La ciencia alemana, que contenía, sin duda, en los últimos capítulos de su programa este delicado experimento. La ciencia alemana, para quien la catedral de Reims es un estorbo cualquiera; la ciencia prusiana, para quien la bondad, la moral, los sentimientos humanos, la vida, en fin, caen por completo fuera del cubilete…La pobre ciencia, inocente y brutal, que, en su absurda soberbia, quiere enmendarle la plana a Dios mismo, y que caerá vencida por esos sentimientos a quienes afrenta, para servirles al fin de esclava y de auxiliar, como Dios manda.

Así lo ha dicho monseñor Omette, el cardenal-arzobispo de París, protestando del ominoso raid. ¡Y no estás solo, noble príncipe mártir. Contigo son en este momento todos los verdaderos cristianos del mundo!.

Ricardo Marin jueves 31 enero 1918

 

Los obreros alemanes antiimperialistas cantan La Marsellesa en enero 1918

A medida que la guerra se hacía más cruenta en el frente occidental las protestas crecían en el interior de las potencias centrales en los inicios de 1918. Manuel Machado, cuya aliadofilia se hacía cada vez más patente en su diario que publicaba en El Liberal, no desaprovechaba ocasión para criticar el militarismo y el imperialismo alemán, como hizo el 30 de enero de 1918 al contraponer los significados de La Marsellesa y el Deutschland über alles.

Sus reflexiones iban acompañadas de una ilustración de Ricardo Marín.

Miércoles 30 enero 1918

Llegan hasta nosotros los ecos de la Marsellesa. No se puede vivir entre dos Repúblicas…Pero el caso es que esta Marsellesa no se canta en Francia ni en Portugal. Viene nada menos que de Hamburgo y de Berlín. La entonan los obreros alemanes. Setecientos mil obreros alemanes en huelga contra los planes aniquiladores del imperialismo, del militarismo, del pangermanismo prusiano, han contestado al himno vernal y patriotero del Deutschland über alles con el generoso himno de fraternidad universal que es la Marsellesa.

¡Oh, Marsellesa, único canto de los hombres libres, que hace venir las lágrimas a los ojos de todo verdadero demócrata; Marsellesa, madre de nuestro espíritu liberado, eco de las grandes reivindicaciones humanas! ¡Cantar único del pueblo, que, cuando no te canta, no hace más que llorar!.

Ricardo Marín miércoles 30 enero 1918

Descontento de Manuel Machado en los inicios de una campaña electoral

Por decreto publicado en la Gaceta de Madrid el 10 de enero de 1918 se convocaron elecciones al Congreso de los Diputados el 24 de febrero y al Senado el 10 de marzo para que se reuniesen las nuevas Cortes el 18 de marzo. En los inicios de una campaña electoral, en la que muchos candidatos hicieron grandes inversiones de dinero para ganar apoyos electorales, Manuel Machado se mostró muy crítico a los usos políticos dominantes en el sistema de la Restauración.

En las siguientes reflexiones de su dietario, que publicaba El Liberal acompañadas de un dibujo de Ricardo Marín, denunció el particular encasillado que iba a practicar el gobierno de concentración entre liberales, conservadores y regionalistas catalanes que presidía el liberal demócrata Manuel García Prieto y cuyo ministro de Gobernación era José Bahamonde y Lanz. Mediante esa operación practicada durante el régimen de la Restauración el Ministerio de la Gobernación rellenaba las «casillas» correspondientes a los distritos con los nombres de los candidatos que el Gobierno estaba dispuesto a proteger.

Martes 29 de enero de 1918

Fuera de algunos nombres demasiado conocidos, de políticos profesionales, y de alguno que otro ilustre en la Prensa o el foro, es la mar indiferenciada e innominada del patronímico la que llena las listas de candidatos para las próximas Cortes. La oleada turbia de los Pérez, Fernández y Garcías (muy señores nuestros) invade el llano y la sierra, y cubre de nuevo la España cuadriculada que se conoce en el ministerio de la Gobernación.

Ni nuestros escritores, ni nuestros artistas, ni nuestros pensadores, ni nuestros científicos, ni nuestros técnicos… Nadie, o casi nadie, en suma, cuyo nombre represente una obra, cuya figura evoque un día de triunfo, de gloria para la patria, de beneficio activo para la Humanidad. Tal vez resulten luego los grandes legisladores; pero, hasta hoy, la profesión de los más de ellos ha sido y es la de fulanista, zutanista o menganista; su talento, el de adherirse a un personaje influyente; su historia…la oscura senda tortuosa y callada por donde aquí se llega a ministro sin que nadie pueda saber por qué.

Parece -sin embargo- que este Gobierno de concentración no tiene un encasillado…sino varios. Uno por cada cabeza visible de grupo, y que los mismos ministros andarán a la graña para traer una buena minoría…a la mayoría.

Parece también que una sola cosa va a brillar más que nunca en estas elecciones de renovación: el dinero.

Y esta es la sola «luz» que vamos a tener los curiosos desocupados para acertar en nuestras apuestas sobre quiénes resultarán vencedores o por lo menos «colocados»…como en las carreras de caballos.

Ricardo Marin martes 29 enero 1918

 

Un diálogo de sordos entre un germanófilo y un aliadófilo en enero de 1918

Mundo Grafico 6 febrero 1918 vapor Giralda

A finales de enero de 1918 se produjo un nuevo ataque de la flota de guerra alemana a la marina mercante español.  Un submarino alemán torpedeó al vapor Giralda, de la Compañía Sevillana de Navegación, cuando viajaba de Huelva a Pasajes. Con él eran 56 los buques españoles atacados por los alemanes a lo largo de la gran guerra. Por las circunstancias del suceso ese hundimiento impresionó vivamente a la opinión pública española, un sector de la cual presionaba con insistencia al gobierno de García Prieto para alinearse en el conflicto con las potencias aliadas.

Manuel Machado ya se había hecho eco el 26 de enero en su diario, que publicaba en El Liberal, de ese nuevo ataque de la flota de guerra alemana a la marina mercante española. Dos días después, cuando el gobierno español estaba deliberando acerca de cómo responder a la agresividad alemana, volvió a hacerse eco de ese incidente mediante un diálogo imaginario entre dos representantes de una opinión pública escindida. Terminaba sus reflexiones con una metonimia en la que parecía lanzar un nuevo puyazo al ministro de Fomento Niceto Alcála-Zamora.

Como solía ser habitual las reflexiones de Manuel Machado iban acompañadas de una viñeta de Ricardo Marín.

Lunes 28 enero 1918

El Sr. La Casa es germanófilo. Lo es sin percibir por ello un solo céntimo. Cuestión de educación y de simpatías. El ama la fuerza y la autoridad. Y cree -no sin cierta lógica- que la fuerza está, sobre todo, en los puños. No sabe alemán. Es más; si le obligaran a aprenderlo, se indignaría contra todo lo teutón. No conoce Alemania. Pero le parece que Alemania es un palo muy fuerte dispuesto a meter en cintura a la Humanidad entera. Y piensa que el gesto natural ante el palo es el de la admiración incondicional. Repito que todo esto lo cree de buena fe y sin emolumentos de ninguna especie.

Por eso ha cogido del brazo al Sr. La Calle, furibundo aliadófilo, y se lo ha llevado a dar un paseo, sacándolo de la viciada atmósfera del café, con ánimos de discutir a solas con el las mutuas «filias» a propósito del caso del Giralda.

– Seria para España -le dice- un problema terrible el de ponerse enfrente del país más fuerte de Europa. ¿Qué nos ocurriría si rompiéramos nuestras relaciones con el Gobierno de Berlín?

Eso digo yo -le ha respondido La Calle- . ¿Qué podría ocurrirnos? Seguramente que nos torpedearín algún otro barco mercante. Y aun puede que nos enviaran a Madrid algún avión que dejara caer bombas sobre el Hospital General. Y si consiguieran romper el frente occidental, atravesar Francia, pasar el Pirineo y derrotar en el Mediterráneo y el Atlántico a toda la escuadra italiana, a la francesa y a la pequeña flota inglesa…, seguramente que lo pasaríamos muy mal. De modo que, nada, estamos conformes. Lo mejor es no meterse en aventuras y hacernos los «chivos locos», como dice nuestro buen Del Campo a propósito del Giralda. Después de todo, no son más que 56 barcos lo que nos ha echado a pique Alemania en lo que va de guerra. Y eso por imprudentes, que si no hubieran navegado, se ahorrarán el chapuzón..¿Que no podemos comerciar mas que con los países inmediatos? ¿Que el Giralda -ni eso siquiera- sólo hacía un servicio de cabotaje? …¡Cabotaje! A poco que se haga, la palabra resulta francesa y, por lo tanto, completamente beligerante. ¡Un vapor costero! ¡Nada! Neutralidad a toda «costa». 

La Casa se ha quedado mirando a su amigo La Calle entre mohíno y desconcertado.

Pero el otro se ha despedido, diciéndole:

– Y en cuanto a usted, dadas sus buenas disposiciones, yo me permito decirle que está perdiendo un tiempo precioso defendiendo de balde lo que a otros les proporciona su porqué…Porque los germanos acá, además de predicar, dan trigo. Y si se siente con ambiciones políticas, puede usted presentar su candidatura por ….Vitigudinemburg, por la Sajonia Manchega…o por cualquier punto de la línea Alcalá-Zamora.

Ricardo Marin lunes 28 enero 1918

 

Una tarde dominical de enero de 1918 en el Retiro madrileño

Como otros madrileños Manuel Machado optó por pasear por el Retiro una tarde dominical de enero de 1918 para distanciarse de las tribulaciones de la vida cotidiana. Sus divagaciones peripatéticas las trasladó a su lectores de El Liberal, reflexionando sobre la decadencia de España y cometiendo algunas licencias literarias.

Lope de Vega (1562-1635), «un ingenio de esta corte» poco pudo alternar en las alamedas del Retiro con Calderón de la Barca (1600-1681) y Agustín de Moreto (1618-1689) pues la diferencia de edad entre estos tres grandes poetas del Siglo de Oro era considerable.

Y denominar rey-poeta a Felipe IV puede considerarse un exceso hasta el punto de que el erudito Luis Astrana Marín -uno de los admiradores y corresponsales de Santiago Ramón y Cajal- consideraba que quienes calificaban así a ese rey «son sin duda tan escasos de meollo como aquel monarca», como recordaran no hace mucho Luis Alejandre y José Jiménez Lozano en una colaboración en el diario La Razón (ver aquí).

De todas maneras el gran historiador del reinado de Felipe IV José Deleito y Piñuela (1879-1957), coetáneo de Manuel Machado, titulará una de sus obras históricas, publicada en 1946, La mujer, la casa y la moda (En la España del rey-poeta).  En esa época el liberal Deleito sufría un exilio interior, pues había sido depurado de su cátedra en la Universidad valenciana por la dictadura franquista.

Las reflexiones de Manuel Machado iban acompañadas de una viñeta de Ricardo Marín, quien en esta ocasión estampó su firma.

Domingo 27 enero 1918

Clara y serena tarde dominical, en las alamedas del Retiro, que invitan a las divagaciones deambulantes, al descanso y al olvido momentáneo. Sedante amable de amargas inquietudes, siempre lo fue este viejo Retiro. Entre sus frondas parece ahora mismo que va a surgir la pálida  y blonda figura del rey-poeta. «Un ingenio de esta corte» se refugiaba aquí también a olvidar, a soñar en la vida galante y literaria, a alternar con Calderón y Moreto en el difícil arte de la comedia, mientras se desmoronaba el mayor imperio que vieron los siglos, y el sol -como esta tarde- se ponía, uno tras otro, en todos los Estados de España.

Pero unos niños han pasado corriendo. Sus voces alegran este viejo Parque. El sol de España tal vez volverá a alzarse para ellos en un mañana florido.

Ricardo Marín 27 enero 1918

Una denuncia de la agresividad del imperio alemán en la Gran Guerra

Numerosos estudios existen, como el de Jesús Perea Ruiz (ver aquí) acerca  de cómo afectó a la sociedad española la guerra submarina desencadenada por Alemania durante la Gran Guerra para cortar los abastecimientos a Inglaterra. Esa guerra se intensificó a princpios de 1918 con grandes perjuicios a la marina mercante española y a la población española que sufría serias carencias de productos de primera necesidad. La opinión pública aliadófila instaba al primer ministro García Prieto a poner coto a la agresividad alemana, y el gobierno hacía difíciles equilibrios para mantener la neutralidad en el conflicto bélico que desangraba a diversas partes del mundo, particularmente a Europa.

Manuel Machado, admirador de los sistemas políticos de los países aliados, muestra una vez más en su diario su aliadofilia al denunciar el torpedeamiento de los buques Victor Chavarri y Giralda por los submarinos alemanes. Una vez más sus reflexiones, vertidas en el diario El Liberal,  iban acompañadas de una ilustración de Ricardo Marín

 

Mundo Grafico El vapor Giralda 26 enero 1918Sábado 26 enero 1918

Empezó la semana con el torpedeamiento -siempre por los señores alemanes- del Victor Chavarri, que termina con el del Giralda; dos barcos españoles que traían subistencias o carbón a nuestros puertos. Ya nos vamos haciendo a estos accidentes. Ya esto no asombra aquí a nadie. Los únicos asombrados, pasmados, estupefactos de nuestra tranquila resignación, son los alemanes. Me consta de un modo positivo.

Cierta prensa germanófila -dedicada amablemente a dificultar nuestras relaciones comerciales, «únicas posibles» -, no habla para nada de estas cosas. En cambio, el supuesto fusilamiento de un español en la frontera francesa, ha ocupado sus columnas durante unos días…hasta que se ha sabido que el español Sr. Duñaveitia está sano y salvo, sin que nadie le haya causado el menor daño.

Esta feliz plancha no les servirá siquiera para pasar al otro lado de la cuestión y apiadarse sobre los náufragos de nuestros buques hundidos.

Ricardo Marin 26 enero 2018