Las elecciones que se celebraron el 24 de febrero de 1918 en el Estado español fueron reñidas. Observador agudo de su realidad social Manuel Machado dedicó las reflexiones de su diario correspondientes al miércoles 6 de febrero, que exponía en el diario El Liberal, a tomar el pulso a la opinión de sus conciudadanos en plena campaña electoral.
Al dar aquel día un paseo matutino por el extrarradio de la villa donde residía se fijó en las simpatías de los trabajadores madrileños -que Manuel Machado parecía compartir- por los representantes del PSOE en la candidatura republicano socialista, particularmente por Julián Besteiro, el catedrático de Lógica de la Universidad Central, expensionado de la JAE, y en la prisión de Cartagena aquellos días como dirigente de la UGT tras la huelga revolucionaria de agosto de 1917.
Esa candidatura se había formado para contender con la lista de la unión de los monárquicos, integrada por mauristas, ciervistas y albistas o demócratas, que finalmente sería la vencedora al obtener cinco escaños de los ocho en liza en la circunscripción de Madrid capital. Así lo expresan los siguientes datos, tomados de la obra de Fernando Soldevila El año político 1918 por los que sabemos que los tres diputados elegidos en la candidatura de izquierdas fueron: el republicano Roberto Castrovido (n.1864), periodista, director del diario El País, con 28.717 votos y los socialistas Julián Besteiro (n.1870) y Pablo Iglesias Posse (n.1850) con 28.638 y 28.448 votos.


Miércoles 6 febrero 1918
Un sol, tamizado por el toldo blancuzco de las nubes, baña a la ciudad toda en una fachada de luz, tibia y sedante. Las sombras de los árboles y su ramaje aún desnudo se proyectan apenas, vagamente grises, sobre el suelo blanco.
Callejeo sin rumbo por las amplias vías excéntricas casi hasta las afueras de la villa, en la paz de esta mañana, que estremecen ya auras prematuras del futuro Abril.
Por todo el camino, a un lado y otro, sobre las tapias blancas, sobre los sillares de granito, sobre las viejas tablas mal avenidas que vallan los solares, sobre el feo ladrillo de las construcciones suburbanas…solicitan constantemente mis ojos los carteles de las candidaturas para las elecciones próximas. Se han anticipado a la floración primaveral y aun al mismo confetti carnavalesco con su policromía abigarrada. Los hay verdes, rojos, amarillos, azules…
Un grupo de obreros se ha detenido ante la republicano-socialista y la comenta con calor. La mayoría de aquellos nombres le son familiares y gratos. Representan vidas generosas consagradas -sacrificadas también muchas veces- al bien ajeno. Julián Besteiro..
Pero, junto a aquélla, hay otras candidaturas que no se contentan con ofrecer un nombre: exponen también un pequeño programa. Y he aqui una nota nueva, original y significativa. No ostentan muchas de ellas una filiación política y partidista.
«Hechos y no palabras», dice uno. Y otro; «Recordad mi gestión anterior…» Estos parecen saber muy bien que todos los partidos que han gobernado no son la mejor recomendación para el caso presente; que ser liberal o conservador de tal o cual matiz, lo mejor que quiere decir es no decir nada.
Yo me alejo pensando en la próxima lucha electoral, en las Cortes futuras. Me han aguado la mañana. ¿Serán sinceras -como dice el Gobierno- las próximas elecciones? Y, si lo son, ¡Dios mío!, ¿qué saldrá de las urnas?…
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