Más ataques de submarinos alemanes en el miércoles de ceniza de 1918

Las alusiones de Manuel Machado en su diario, publicado en El Liberal, fueron constantes a los continuos ataques de los submarinos alemanes a buques mercantes españoles en las primeras semanas de 1918.

El miércoles de ceniza de 1918, cuando se supo que uno de sus submarinos había hundo al vapor español «Ceferino», sus reflexiones tuvieron un componente sarcástico. Su blanco fue  la impotencia mostrada por el gobierno español, presidido por el liberal García Prieto, marqués de Alhucemas, para contener la política agresiva del imperio alemán hacia un país neutral, cuya opinión pública estaba dividida entre germanófilos y aliadófilos. En las filas de estos se encontraba un combativo y francófilo Manuel Machado, identificado con los ideales de la República francesa.

Miercoles 13 de febrero  1918

De Ceniza. Memento homo, quia pulvis est, etc. Con tan plausible motivo, los submarinos alemanes han vuelto a ponernos la ceniza en la frente. Memento Ceferino…Sólo que – reformados y reformistas al cabo los teutones- han encontrado la manera de corregir y aún desmentir, si no lo de pulvis est, por lo menos lo de in pulverem reverteris. Porque servir de alimento a los peces no es precisamente volver al polvo por el pronto.

Sea de ello lo que quiera, no dejaremos de enviar a Berlín nuestra nota de rigor, cuyo texto poseo gracias a la perspicacia de un excelente amigo mio, cuyo nombre no declaro por evitarle molestias, el cual sabe muy bien que nuestra reclamación es del tenor siguiente: «Por cada nuevo barco que nos echen ustedes a pique, recibirán…otra nota igual a la presente».

Claro que esta enérgica protesta se enfría un poco de aquí allá, teniendo como tiene que pasar por el Polo antes de dar en manos del Gobierno imperial. Pero, con todo, sus efectos son fulminantes, como puede verse en los únicos cincuenta y tantos casos en que se ha empleado el procedimiento.

¿Eh? ¿Que no les parece a ustedes bien tratar de tales cosas en este tono? Pues a ver si inventan ustedes otro. Porque yo los he agotado ya todos.

 

Ricardo Marín 13 febrero 1918

Dibujo de Ricardo Marín

 

 

La reacción de Manuel Machado a un nuevo ataque de los submarinos alemanes a la flota mercante española

El 8 de febrero de 1918 se supo en la Península por un telegrama recibido desde Santa Cruz de la Palma que días antes -el 5- había sido hundido en aguas  próximas al archipiélago canario el vapor español «Sebastián» por un submarino alemán. Ese buque hacía la ruta Torrevieja, de donde había salido el 25 de enero, Nueva York, e iba cargado con 3.200 toneladas de sal común que los alemanes consideraban contrabando de guerra. Tenía matrícula de Bilbado y los propietarios eran los sres Inchausti. No hubo víctimas humanas porque sus 33 marineros fueron desalojada del buque y embarcados en dos botes con víveres y pertrechos.

 

El Imparcial 9 febrero 1918 vapor Sebastian

El Imparcial 9 de febrero 1918 Primer página

 

 

Mundo Grafico 27 febrero 1918 vapor Sebastian

Mundo Gráfico 27 de febrero de 1918

 

De todas maneras al tener noticia de ese nuevo ataque Manuel Machado aprovechó las reflexiones de su diario, que daba a conocer en el diario El Liberal, para mostrar su hastío ante lo que él consideraba prepotencia alemana, cuyos submarinos estaban jugando al pin pan pum en la fase final de la Gran Guerra con los buques mercantes españoles.

Viernes 8 febrero 1918

Otro éxito de la admirable campaña submarina de los alemanes: el torpedeamiento del vapor Sebastián, a quien no le valió toda la sal de que iba cargado para torear al vigilante sumergible. Es verdaderamente deliciosa la exactitud con que los submarinos gernánicos descubren a los mercantes españoles cerca de nuestras playas y la actividad con que los cazan y aniquilan. Dentro de poco no tendremos flota comercial, o haremos un nuevo tráfico de cabotaje..por nuestros ríos navegables.

Muy duro de entrañas tiene que ser el que no se conmueva al ver con qué noble constancia cumplen con su peligroso deber los marinos alemanes, y mucho más duro de mollera el que no se maraville de la eficacia de su gestión admirable. Qué hermosa lección la que nos están dando en nuestras propias costas… y a nuestra propia costa. Bien podemos dar por bien empleados los barcuchos que nos destrozan, y aun las vidas que nos cuestan, con tal de poder admirar de cerca su habilidad, su tino y su destreza.

Yo confieso que a mí, personalmente, no me hacen mucha gracia sus procedimientos y aún les tengo cierta manía y su migaja de aprensión, pensando que los ochenta y tantos mil alemanes que nos honran con su estancia entre nosotros pudieran ser otros tantos submarinos en las turbias aguas de nuestra vida social y política. Pero ¿quién no admira el desenfado y la audacia con que aquí mismo trabajan ellos por su patria, moviendo a la opinión; insinuándose en los bastidores de la política; sembrando el dinero con cualquier motivo -el de las elecciones, por ejemplo- para captarse toda clase de simpatías; dificultando nuestras relaciones con los países vecinos; haciendo, en fin, cuanto les sugiere el más avisado y devoto patriotismo?…Un patriotismo aleman por supuesto, cuya conmovedora divisa es: «Alemania sobre todos».

Y mientras se ponen o no sobre los demas, que se resisten un poco a tan alto honor..pues ¡qué demonio!, se van poniendo sobre España y….aliquid chupatur….

¿No es verdaderamente admirable que estas gentes que no pasaron de ser un día medianos soldados al servicio de nuestros caudillos, se encuentren hoy tan altos a nuestros ojos? ¿O será tal vez que nosotros de entonces acá hemos bajado algo?….

Ricardo Marin 8 febrero 1918

Dibujo de Ricardo Marín

 

Un diálogo de sordos entre un germanófilo y un aliadófilo en enero de 1918

Mundo Grafico 6 febrero 1918 vapor Giralda

A finales de enero de 1918 se produjo un nuevo ataque de la flota de guerra alemana a la marina mercante español.  Un submarino alemán torpedeó al vapor Giralda, de la Compañía Sevillana de Navegación, cuando viajaba de Huelva a Pasajes. Con él eran 56 los buques españoles atacados por los alemanes a lo largo de la gran guerra. Por las circunstancias del suceso ese hundimiento impresionó vivamente a la opinión pública española, un sector de la cual presionaba con insistencia al gobierno de García Prieto para alinearse en el conflicto con las potencias aliadas.

Manuel Machado ya se había hecho eco el 26 de enero en su diario, que publicaba en El Liberal, de ese nuevo ataque de la flota de guerra alemana a la marina mercante española. Dos días después, cuando el gobierno español estaba deliberando acerca de cómo responder a la agresividad alemana, volvió a hacerse eco de ese incidente mediante un diálogo imaginario entre dos representantes de una opinión pública escindida. Terminaba sus reflexiones con una metonimia en la que parecía lanzar un nuevo puyazo al ministro de Fomento Niceto Alcála-Zamora.

Como solía ser habitual las reflexiones de Manuel Machado iban acompañadas de una viñeta de Ricardo Marín.

Lunes 28 enero 1918

El Sr. La Casa es germanófilo. Lo es sin percibir por ello un solo céntimo. Cuestión de educación y de simpatías. El ama la fuerza y la autoridad. Y cree -no sin cierta lógica- que la fuerza está, sobre todo, en los puños. No sabe alemán. Es más; si le obligaran a aprenderlo, se indignaría contra todo lo teutón. No conoce Alemania. Pero le parece que Alemania es un palo muy fuerte dispuesto a meter en cintura a la Humanidad entera. Y piensa que el gesto natural ante el palo es el de la admiración incondicional. Repito que todo esto lo cree de buena fe y sin emolumentos de ninguna especie.

Por eso ha cogido del brazo al Sr. La Calle, furibundo aliadófilo, y se lo ha llevado a dar un paseo, sacándolo de la viciada atmósfera del café, con ánimos de discutir a solas con el las mutuas «filias» a propósito del caso del Giralda.

– Seria para España -le dice- un problema terrible el de ponerse enfrente del país más fuerte de Europa. ¿Qué nos ocurriría si rompiéramos nuestras relaciones con el Gobierno de Berlín?

Eso digo yo -le ha respondido La Calle- . ¿Qué podría ocurrirnos? Seguramente que nos torpedearín algún otro barco mercante. Y aun puede que nos enviaran a Madrid algún avión que dejara caer bombas sobre el Hospital General. Y si consiguieran romper el frente occidental, atravesar Francia, pasar el Pirineo y derrotar en el Mediterráneo y el Atlántico a toda la escuadra italiana, a la francesa y a la pequeña flota inglesa…, seguramente que lo pasaríamos muy mal. De modo que, nada, estamos conformes. Lo mejor es no meterse en aventuras y hacernos los «chivos locos», como dice nuestro buen Del Campo a propósito del Giralda. Después de todo, no son más que 56 barcos lo que nos ha echado a pique Alemania en lo que va de guerra. Y eso por imprudentes, que si no hubieran navegado, se ahorrarán el chapuzón..¿Que no podemos comerciar mas que con los países inmediatos? ¿Que el Giralda -ni eso siquiera- sólo hacía un servicio de cabotaje? …¡Cabotaje! A poco que se haga, la palabra resulta francesa y, por lo tanto, completamente beligerante. ¡Un vapor costero! ¡Nada! Neutralidad a toda «costa». 

La Casa se ha quedado mirando a su amigo La Calle entre mohíno y desconcertado.

Pero el otro se ha despedido, diciéndole:

– Y en cuanto a usted, dadas sus buenas disposiciones, yo me permito decirle que está perdiendo un tiempo precioso defendiendo de balde lo que a otros les proporciona su porqué…Porque los germanos acá, además de predicar, dan trigo. Y si se siente con ambiciones políticas, puede usted presentar su candidatura por ….Vitigudinemburg, por la Sajonia Manchega…o por cualquier punto de la línea Alcalá-Zamora.

Ricardo Marin lunes 28 enero 1918

 

Una denuncia de la agresividad del imperio alemán en la Gran Guerra

Numerosos estudios existen, como el de Jesús Perea Ruiz (ver aquí) acerca  de cómo afectó a la sociedad española la guerra submarina desencadenada por Alemania durante la Gran Guerra para cortar los abastecimientos a Inglaterra. Esa guerra se intensificó a princpios de 1918 con grandes perjuicios a la marina mercante española y a la población española que sufría serias carencias de productos de primera necesidad. La opinión pública aliadófila instaba al primer ministro García Prieto a poner coto a la agresividad alemana, y el gobierno hacía difíciles equilibrios para mantener la neutralidad en el conflicto bélico que desangraba a diversas partes del mundo, particularmente a Europa.

Manuel Machado, admirador de los sistemas políticos de los países aliados, muestra una vez más en su diario su aliadofilia al denunciar el torpedeamiento de los buques Victor Chavarri y Giralda por los submarinos alemanes. Una vez más sus reflexiones, vertidas en el diario El Liberal,  iban acompañadas de una ilustración de Ricardo Marín

 

Mundo Grafico El vapor Giralda 26 enero 1918Sábado 26 enero 1918

Empezó la semana con el torpedeamiento -siempre por los señores alemanes- del Victor Chavarri, que termina con el del Giralda; dos barcos españoles que traían subistencias o carbón a nuestros puertos. Ya nos vamos haciendo a estos accidentes. Ya esto no asombra aquí a nadie. Los únicos asombrados, pasmados, estupefactos de nuestra tranquila resignación, son los alemanes. Me consta de un modo positivo.

Cierta prensa germanófila -dedicada amablemente a dificultar nuestras relaciones comerciales, «únicas posibles» -, no habla para nada de estas cosas. En cambio, el supuesto fusilamiento de un español en la frontera francesa, ha ocupado sus columnas durante unos días…hasta que se ha sabido que el español Sr. Duñaveitia está sano y salvo, sin que nadie le haya causado el menor daño.

Esta feliz plancha no les servirá siquiera para pasar al otro lado de la cuestión y apiadarse sobre los náufragos de nuestros buques hundidos.

Ricardo Marin 26 enero 2018

 

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