En las librerías mi tercera edición de Los tónicos de la voluntad de Cajal

Hace unos meses daba cuenta en esta bitácora -ver aquí- de la publicación por la editorial Gadir de la segunda versión de la edición que preparé en su momento, allá por 2005, de la obra más difundida de Santiago Ramón y Cajal Los tónicos de la voluntad o Reglas y consejos sobre investigación científica.

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Pues bien esa segunda edición, lanzada al mercado a principios de 2015, se ha agotado en unos meses. Y el incansable editor de Gadir Javier Santillán, un amante de los libros que mima los productos difundidos por su empresa, se ha embarcado en la publicación de una tercera edición de esa gran obra cajaliana que fue Los tónicos de la voluntad. En ella el mejor investigador español de todos los tiempos vertió sus reflexiones sobre las cualidades que ha de tener un científico creativo y sus consideraciones sobre la política científica de su tiempo, el más fértil en la historia científica de nuestro país, plagada de altibajos y vaivenes como mostré en mi Breve historia de la ciencia española, publicada por Alianza editorial allá en 2003.

Ahora con el fin de darle un carácter novedoso a este tercer esfuerzo que hace Gadir para promocionar las Reglas y consejos sobre la investigación científica he decidido añadir dos anexos documentales que pueden ayudar a entender mejor, a mi modo de ver, los contextos de elaboración y circulación de esa obra de Cajal, cuya estructura inicial fue el armazón de su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, allá por 1897, y que enriquecería en sucesivas ediciones a lo largo del cuarto de siglo posterior.

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El primer texto corresponde a una interesante entrevista que le hizo a Cajal un médico y periodista jienense, antiguo alumno suyo, en las páginas de La Ilustración Española y Americana de hace un siglo. En ellas el premio Nobel de Medicina y Fisiología de 1906 reflexionó sobre las relaciones científicas entre España y la América latina, que él procuró estimular desde la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, el organismo promotor de una política científica y educativa dirigido por él durante más de dos décadas desde su fundación en 1907.

El segundo documento es la necrológica, muy sentida, que hizo en 1918 Cajal días después del fallecimiento de uno de sus discípulos más prometedores y talentosos como fue el médico e investigador bilbaíno Nicolás Achúcarro (Bilbao/Bilbo 14 de junio de 1880-Guecho/Guetxo 23 de abril de 1918), fallecido en plena madurez científica cuando aún no había cumplido los 38 años. Este elogio fúnebre fue pronunciado originariamente en el seno de la Sociedad española de Biología y reproducido inmediatamente en las páginas del semanario España cuando ya no lo dirigía su fundador José Ortega y Gasset sino el futuro dirigente del PSOE Luis Araquistáin.

A continuación reproduzco lo que sostengo en esta nueva edición de Gádir para justificar mi elección de este texto de Cajal como elemento enriquecedor del nuevo esfuerzo editorial de Gadir y de su impulsor Javier Santillán.

Su necrología de Achúcarro, seguramente uno de los lectores de esa obra [Los tónicos de la voluntad], constituye otra prueba de la claridad y concisión de los escritos científico-literarios de Cajal que tanta admiración produjo entre sus coetáneos e interés en la ciudadanía de nuestro tiempo. Cabe considerar asimismo que en Achúcarro pudo ver Cajal el mejor ejemplo de los nuevos científicos que lograron aplicar en su práctica investigadora las reglas y consejos que él expuso en 1897 en su discurso de ingreso en la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, germen del libro que tiene el lector en sus manos. Orientaciones en las que Cajal expuso su idea-fuerza de que los males de la patria se podían sanar con el trabajo paciente y perseverante en el laboratorio, donde los investigadores tenían que simultanear una tarea patriótica con una labor cosmopolita, como hicieran los mismos Cajal y Achúcarro. El hecho de que Cajal viese en Achúcarro una especie de alter ego explica también que luchase con todas sus fuerzas para reincorporarlo al incipiente sistema científico español de principios del siglo XX taponando la fuga de un cerebro privilegiado.

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En las librerías mi segunda edición de Los tónicos de la voluntad de Cajal

En el año 2005 la editorial Gadir, premio a la mejor labor editorial cultural en el año 2009 concedido por el Ministerio de Cultura, publicó mi primera edición de Los tónicos de la voluntad. Reglas y consejos sobre investigación científica de Santiago Ramón y Cajal, considerada  por Antonio Calvo Roy «lo más parecido a una edición crítica de la obra con un estudio con varias miradas diferentes». (ver aquí).

En efecto aquella edición de hace diez años estaba formada por el siguiente corpus de textos.

Por una parte la reproducción del libro tal y como lo presentó Cajal a sus lectores en su edición de 1923, sustancialmente distinta a su edición de 1899 financiada por su amigo el médico hispano-cubano doctor Lluria que tomó como base su discurso de ingreso en la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales pronunciado en la sesión del 5 de diciembre de 1897 con el título de Fundamentos racionales y condiciones técnicas de la investigación biológica. 

Publicidad del sanatorio establecido por el amigo de Cajal, el Dr. Lluria, en tierras gallegas

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Esa edición de 1899 finalizaba con un Post Scriptum que Cajal suprimiría en ediciones posteriores, pero que es muy revelador del impacto que tuvo el desastre de 1898 en su mentalidad, y en sus actitudes regeneracionistas. En 2005 decidí incluir ese texto en la edición que hizo Gadir. De manera que el índice de la obra de Cajal, editada hace diez años, quedó de esta manera:

– Prólogo de Santiago Ramón y Cajal a la segunda edición del libro, de 1899, que él denominó originariamente Reglas y consejos sobre la investigación biológica. Este prólogo lo incorporó a las siguientes ediciones.

Capítulo 1.- Consideraciones sobre los métodos generales.- Infecundidad de las reglas abstractas.-Necesidad de ilustrar la inteligencia y de tonificar la voluntad.- División de este libro

Capítulo 2.- Preocupaciones enervadoras del principiante.- (Admiración excesiva. Agotamiento de la cuestión. Devoción a la ciencia práctica. Deficiencia intelectual).

Capítulo 3.- Cualidades de orden moral que debe poseer el investigador.

Capítulo 4.- Lo que debe saber el aficionado a la investigación biológica.

Capítulo 5.- Enfermedades de la voluntad.

Capítulo 6.- Condiciones sociales favorables a la obra científica.

Capítulo 7.- Marcha de la investigación científica

Capítulo 8.- Redacción del trabajo científico

Capítulo 9.- El investigador como maestro

Capítulo 10.- Deberes del Estado en relación con la producción científica.- (Nuestro atraso científico y sus causas pretendidas.- Explicaciones físicas, históricas y morales de la infecundidad científica española.- Los remedios).

Capítulo 11.- Órganos sociales encargados de nuestra reconstrucción.- (Pensionados en el extranjero.- Importación de profesores.- Creación de Colegios españoles en las principales ciudades universitarias de Europa).

Post Scriptum (de la edición de 1899 que Cajal suprimió en ediciones posteriores).

Ese corpus cajaliano fue completado en la edición de 2005 con un variado aparato crítico. Por una parte con una amplia introducción en la que explicaba por qué esa obra tuvo una extraordinaria circulación en España y en el mundo, pues fue y sigue siendo traducida a múltiples lenguas, desde el alemán al japonés, desde el inglés al serbio. También con un retrato literario que hiciera Juan Ramón Jiménez de la personalidad de Cajal, y con una galería iconográfica procedente del fondo Alfonso del Archivo General de la Administración. Y finalmente con un anexo documental precedido por una guía en la que explicaba por qué  los ocho textos y documentos que había seleccionado como editor podían ayudar a entender el contexto de producción y circulación del más importante «best seller» de Cajal, considerado uno de los más significativos libros de prosa didáctica en lengua castellana.

Cajal manipulando un microtomo

Cajal manipulando un microtomo

Esos ocho documentos que enriquecían la edición de 2005 eran los siguientes:

1. El «doctor Cajal» por José Rodríguez Mourelo

2. Curriculum vitae enviado por Cajal hacia 1899 al Dr. J. Pagel

3. «Cajal, fotógrafo» por Francisco Tello

4. «La obra literaria de Cajal» por Melchor Fernández Almagro

5. Traducción al español (por Paloma Calle) del prólogo de Cajal  a la primera edición en alemán de Regeln und Ratschläge Zur wissenschaftlichen  Forschung (Reglas y consejos sobre investigación científica)

6. Traducción al español (por Paloma Calle) de la presentación de Desiderio Miskolczy a la primera edición de Regeln und Ratschläge Zur wissenschaftlichen  Forschung (Reglas y consejos sobre investigación científica)

7. Una gran pérdida para España. Ha muerto D. Santiago Ramón y Cajal. Editorial del periódico El Sol.

8. Traducción al español (por Paloma Calle) de la necrológica de Desiderio Miskolczy, Don Santiago Ramón y Cajal 1852-1934.

La nueva edición de Gadir de Los tónicos de la voluntad de Cajal, nombre con el que se conoce la obra a partir de su edición en 1916, que acaba de llegar a las librerías, ofrece nuevas aportaciones.

portada libro Cajal

Dispone de una nota preliminar en la que se ofrece información adicional sobre la recepción de esta obra en Europa y América latina, y se expone sucintamente los avances habidos en el conocimiento de la obra cajaliana en la década transcurrida entre las dos ediciones.

Y en el anexo documental se ofrecen dos textos adicionales que nos permiten conocer sus opiniones ante el conflicto bélico que asolaba Europa hace un siglo, y  las relaciones entre la ciencia y la guerra, y reflexiones variadas sobre la educación como elemento que tendría que favorecer la autorreflexión de los individuos.

En efecto estos dos textos que enriquecen esta nueva edición de 2015 son:

– la entrevista que le hizo José Ortega y Gasset, publicada el 12 de febrero de 1915 en el número 3 del semanario España, el principal portavoz de las aspiraciones políticas de la generación del 14, como he señalado recientemente en un post de mi blog Jaeinnova. Cuaderno de investigación de las reformas educativas y científicas en la era de Cajal. (ver aquí). Quizás en esa entrevista quepa hallar las razones por las que semanas después desistió Cajal de firmar el manifiesto redactado por Ramón Pérez de Ayala en el que un grupo de intelectuales tomaba partido por la causa de los aliados y que le hiciese llegar a Cajal Gustavo Pittaluga (1876-1956), según sabemos por los diarios de Azaña, tal y como ha expuesto recientemente Santos Juliá en su texto «La nueva generación: de neutrales a antigermanófilos pasando por aliadófilos» (ver aquí).

– y los pensamientos de tendencia educativa, título que dio a su colaboración en el Archivo de la Palabra, el gran proyecto del fonetista del Centro de Estudios Históricos de la JAE Tomás Navarro Tomás, entre cuyos objetivos se encontraba el registro de testimonios autofónicos de destacadas personalidades de la cultura española de la época republicana. La participación de Cajal revela cómo mantuvo hasta el final de sus días una voluntad pedagógica que caracterizó su quehacer como investigador y profesor, según analicé hace unos años (ver aquí).

contraportada libro Cajal

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