La mitad de «Los libros de la Naturaleza» de la editorial Calpe a golpe de clic

Durante la década de 1920 se desarrolló una de las más interesantes iniciativas en el ámbito de la divulgación de las ciencias naturales en el Estado español orientada al público infantil y juvenil. Me refiero a la magnífica colección que la editorial Calpe lanzó al mercado en 1923 con el título de «Los libros de la Naturaleza». Diez libros formaron su primera serie como se puede constatar en este anuncio publicitario

Como se aprecia en él el zoólogo Ángel Cabrera, de fácil pluma y con unas dotes comunicadoras excepcionales, -al que el Museo Nacional de Ciencias Naturales dedicó un homenaje el pasado 7 de julio con motivo del 60 aniversario de su fallecimiento acaecido en Buenos Aires, en el que tuve la oportunidad de participar: ver aquí entre el minuto 23,23 y 45,43- asumió el grueso de la serie. Fue el autor de cinco de los diez volúmenes que tenían características comunes. Todos tenían unas atractivas cubiertas debidas al gran dibujante y caricaturista Bagaría. Su extensión era similar, no sobrepasando el centenar de páginas. Y estaban magníficamente ilustrados con una treintena de dibujos, media docena de láminas y una decena de fotograbados.

Estos fueron los cinco volúmenes de la autoría de Ángel Cabrera en esa primera serie de Los libros de la naturaleza.

Por su parte el otro sostenedor de esa serie fue un buen amigo de José Ortega y Gasset, impulsor junto al ingeniero Nicolás María de Urgoiti de la editorial Calpe en 1918. Me refiero a Juan Dantín Cereceda, al que dediqué una amplia biografía en el diccionario on-line Jaeeduca (ver aquí). Este docente e investigador mostró sus dotes pedagógicas y amplios conocimientos geológicos, como buen discípulo y colaborador de Eduardo Hernández-Pacheco, y botánicos como catedrático de Agricultura en institutos como los de Guadalajara, y los madrileños Instituto-Escuela (entre 1919 y 1922) y San Isidro, en tres libros que presento a continuación.

A esos dos magníficos divulgadores científicos que fueron Ángel Cabrera y Juan Dantín Cereceda se unieron dos relevantes investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales, pertenecientes a dos grupos generacionales distintos. Uno, el geólogo Lucas Fernández Navarro (1869-1930), jefe de la sección de Mineralogía del Museo y catedrático de Cristalografía desde 1902 de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central fue el autor de El mundo de los minerales. El otro, Antonio de Zulueta y Escolano (Barcelona 1885-Madrid 1971), pionero de la investigación genética en España, hermano del pedagogo Luis de Zulueta que sería ministro de Estado durante la Segunda República.

Esa primera serie fue completada con una segunda, editada a finales de la década de 1920, tras la fusión en 1925 de las editorial Calpe y Espasa para formar el potente conglomerado empresarial de Espasa-Calpe. Esta serie, al parecer, no se completó pues no he localizado el volumen anunciado con el título «Libélulas y mariposas».

Colaboraron nuevamente en esta segunda serie Angel Cabrera, ya instalado en Argentina donde fue contratado en 1925 para dirigir la sección de Paleontología del Museo de la Plata, y Juan Dantín Cereceda. El primero con estos tres volúmenes

El segundo con otros dos volúmenes

En esa ocasión la editorial contó otra vez con la colaboración de otros acreditados naturalistas como Enrique Rioja (Santander 1895-México 1963), catedrático de instituto y de la Escuela Superior de Magisterio desde 1922 donde se especializó en la didáctica de las ciencias naturales y el zoólogo, acreditado entomólogo y catedrático de Zoografía de Articulados desde 1922 de la Universidad Central Cándido Bolívar Pieltain (Madrid 1897-Ciudad de México 1976), quien asumió importantes responsabilidades políticas en los gobiernos presididos por D. Manuel Azaña durante la Segunda República. El primero fue autor de la obra Curiosos pobladores del mar y el segundo escribió un libro sobre Los crustáceos

Se completó esa serie con colaboraciones del astrónomo del Observatorio Astronómico de Madrid José Tinoco y del meteorólogo y jefe del Observatorio Meteorológico de Madrid Nicolás Sama Pérez.

La mayor parte de esos libros tuvieron una amplia circulación en los años republicanos. Se incorporaron a muchas de de las cinco mil bibliotecas que las Misiones Pedagógicas establecieron por muchos lugares del territorio español como en el pueblo pirenaico Bonansa en la provincia de Huesca, transportados por los antecedentes de los bibliobuses.

Y también se trasladaron a las numerosas bibliotecas escolares que los diversos gobiernos de la República impulsaron en los centros educativos, como muestro en la comunicación «Ciencia en las aulas: el caso de las bibliotecas escolares de la Segunda República española», presentada en el II Seminario Internacional Patrimônio Cientifico e Ensino das Ciencias que organizan los colegas de la PUC de Sao Paulo Kazumi Munakata y Katya Braghini, entre el 6 y el 8 de octubre de 2020, cuyo programa está visible aquí.

Al preparar esa comunicación he podido constatar con satisfacción que debido al programa de I+D+i CEIMES «Ciencia y educación en los institutos históricos madrileños», financiado por la Comunidad de Madrid y que dirigí entre 2008 y 2012, diez de los veinte volúmenes diseñados en la colección «Los libros de la Naturaleza» están digitalizados en esa magnífica iniciativa del Ministerio de Cultura del Gobierno de España que es la Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico

A golpe de clic el internauta curioso tiene acceso a los siguientes volúmenes:

Animales extinguidos, Los animales familiares, Los animales microscópicos, Los animales salvajes, Mamíferos marinos, El mundo alado, Peces de mar y de agua dulce de Ángel Cabrera.

Historia de la Tierra, La vida de las plantas de Juan Dantín Cereceda.

y El mundo de los insectos de Antonio de Zulueta.

Quien se adentre en ellos podrá constatar la calidad científica y literaria de esos libritos que contribuyeron de manera decisiva a fomentar el interés por el estudio de la naturaleza entre lectores infantiles y juveniles de diversos países hispano parlantes a lo largo de diversos momentos de la historia del siglo XX pues la mayor parte de esos volúmenes tuvieron reimpresiones hasta avanzada la década de 1960.

Para saber más:

Juan Miguel Sánchez Vigil, Calpe. Paradigma editorial (1918-1925), Gijón, Editorial Trea, 2005

Juan Miguel Sánchez Vigil, «La Editorial Calpe y el Catálogo general de 1923», Documentación de las Ciencias de la Información, 2006, vol. 29, pp. 259-277. Accesible aquí

Santos Casado y Alfredo Baratas, «El divulgador Ángel Cabrera», en Ángel Cabrera: Ciencia y proyecto colonial en Marruecos (editores Helena de Felipe, Leoncio López-Ocón y Manuela Marín), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 2004, pp. 199-213

Aurelio Heinz Usón Jaeger, Los principios didácticos innovadores para la enseñanza de las ciencias naturales en la escuela primaria española y su repercusión en los libros escolares durante el primer tercio del siglo XX, tesis de la Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Educación, Departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales, leída el 28 de junio de 1999. Accesible aquí.

Alejandro Tiana, Las misiones pedagógicas. Educación popular en la Segunda República, Madrid, Ediciones La Catarata, 2016

Eugenio Otero Urtaza, editor, Las Misiones Pedagógicas, 1931-1936, Catálogo de exposición, Madrid, Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, 2006. Se accede a la exposición virtual aquí.

«Bibliotecas escolares», en Diccionario de Pedagogía, publicado bajo la dirección de Luis Sánchez Sarto, Editorial Labor, Barcelona, 1936, tomo I, pp. 395-401.

Se publica una historia de la geología española

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Si hace unos meses se dio cuenta en esta bitácora de una importante tesis doctoral sobre los estudios geológicos en la Inglaterra del primer tercio del siglo XIX (ver aquí) ahora nos hacemos eco de la publicación  de la primera síntesis de la historia de la geología española, del siglo XVIII hasta la actualidad. Se trata de Una historia de la geología en España, editada por Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona, 2014, elaborada no por un historiador de la ciencia, sino por un geólogo, Manuel Julivert (Reus 1930).

En efecto el autor de esta historia de la geología en España se licenció en Geología en la Universidad de Barcelona y se doctoró en la Universidad de Oviedo, bajo la dirección de Noel Llopis. Vivió unos años en Colombia, donde ejerció de profesor en la Universidad Industrial de Santander y en la Universidad Nacional de Bogotá, y  realizó investigaciones sobre la cordillera de los Andes. De nuevo en España, se convirtió en catedrático de Geología en la Universidad de Oviedo y, posteriormente, en la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha realizado numerosas publicaciones y  estudios importantes sobre la cordillera Cantábrica y las montañas de Cataluña, y también sobre el Alto Atlas, en Marruecos. Explorador de desiertos publicó el año 2003 en colaboración con Susana García López  El Sáhara, tierras, pueblos y culturas, que se puede descargar en PDF (aquí). Es miembro de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona.

Once años después de ese libro sobre el Sahara edita  Una historia de la geología en España, enfocada sobre todo desde la perspectiva catalana pues en ella se hace especial hincapié en el papel que desempeñaron a lo largo del siglo XX la Universidad de Barcelona y la llamada escuela geológica Barcelona en el desarrollo de esta disciplina en la España contemporánea.

El libro se ha presentado en el Aula Magna de la Facultad de Geología de la Universidad de Barcelona (c/ Martí i Franquès, s/n ) el  miércoles 29 de octubre de 2014, a las 12 horas. En el acto han intervenido el Dr. Pere J. Quetglas, vicerrector de Comunicación y Proyección; el Dr. Lluís Cabrera Pérez, decano de la Facultad de Geología; Josep M. Camarasa, expresidente de la Sociedad Catalana de Historia de la Ciencia y de la Técnica (Instituto de Estudios Catalanes); el Dr. José Ramón Martínez Catalán, catedrático del Departamento de Geología de la Universidad de Salamanca, y Manuel Julivert, autor del libro y catedrático jubilado de Geología Estructural de la Universidad de Oviedo y de la Universidad Autónoma de Barcelona.

He aquí el resumen del libro que  ha proporcionado Pasqual Bernat a través de la lista de distribución de la Sociedad Española de Historia de las Ciencias y de las Técnicas (SEHCYT).

«Los inicios de la geología española se remontan a la Ilustración, momento en el que, a pesar del poco interés que mostraban las universidades por el conocimiento científico, se formaron sociedades privadas que se dedicaban tanto al cultivo como a la enseñanza de la ciencia y que concedían becas para estudiar en el extranjero, en especial en la Academia de Minas de Freiberg. Este período llega hasta las primeras décadas del siglo XIX, cuando, coincidiendo con las turbulencias del momento político y la emancipación de las colonias americanas, se produjo un estancamiento de la geología en España. Julivert remarca el agravio que suponía la inexistencia de universidad en Barcelona y el beneficio que supuso su recuperación a partir de 1837.

Fue a partir del segundo tercio del XIX cuando tuvo lugar la eclosión de la geología en España, con la consolidación de las instituciones que la impulsaban, la confección del mapa geológico de la península a escala 1: 400.000 y la publicación de estudios regionales de importancia (Galicia, Aragón, Madrid, Cataluña), así como de la primera síntesis sobre la geología en España por Ezquerra del Bayo en 1850. Por otra parte, entre el último cuarto de siglo XIX y principios del XX, en Cataluña se desarrolló una geología autóctona al margen de los organismos oficiales, fruto de dos intereses coincidentes: la voluntad del obispado de Barcelona de cristianizar la ciencia en Cataluña, y la de la Diputación de Barcelona de disponer de un mapa geológico de la provincia, consciente de los beneficios que podía suponer para la economía. Esta tarea fue continuada por la Mancomunidad con la creación del Servicio del Mapa Geológico de Cataluña, que fue suprimido —como el resto de instituciones propias— en 1923 con la dictadura de Primo de Rivera.

El siglo XX trajo consigo el desarrollo de la investigación y el asentamiento definitivo de la geología universitaria, con las cátedras de Vilanova y Piera en Madrid y la de Odón de Buen en Barcelona. Pero, si bien la incipiente escuela de Madrid se truncó a causa de la Guerra Civil, en Barcelona la investigación geológica se reanudó durante los duros años de la posguerra gracias a la figura del geógrafo y geólogo Lluís Solé, que ejerció de auténtico maestro y catalizador de una serie de talentos como Noel Llopis, José Fernández de Villalta, Joan M. Ribera, Josep M. Fontboté y Miquel Crusafont, los cuales conformaron el núcleo de la escuela geológica de Barcelona.

La expansión económica de los años sesenta y setenta permitió la incorporación de jóvenes investigadores, discípulos de esta escuela, a las universidades de Granada, Oviedo, Madrid, Salamanca, Zaragoza y la Autónoma de Barcelona, entre otras, lo que dio un fuerte impulso a la investigación académica y la docencia de la geología.

La geología española, a pesar de que durante toda su historia se haya mantenido al margen del progreso general de esta ciencia, ha logrado actualmente incorporarse a la comunidad internacional. Y el autor aboga por que la actual crisis económica no signifique un nuevo retroceso».

Conviene matizar este resumen del libro. A  la espera de poder hacer una lectura atenta de él, cabe añadir que en el desarrollo de la geología española del siglo XIX fue relevante la labor desarrollada por los ingenieros de minas, que tuvieron más conexiones internacionales de las que se deducen de este resumen. Además de Ezquerra del Bayo fueron  figuras destacadas en el siglo XIX, entre otros  Casiano del Prado, Federico de Botella y Lucas Mallada, cuya influencia en el movimiento regeneracionista mostré hace tiempo. También son importantes las aportaciones a la geología española en el último tercio del siglo XIX de un círculo de naturalistas entre los que destacan los institucionistas liberales Francisco Quiroga y Salvador Calderón. Luego en el primer tercio del siglo XX se desarrolló en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid una importante línea  de investigaciones sobre la geología de España impulsada por Lucas Fernández Navarro y Eduardo Hernández-Pacheco que influyeron en la relevnate labor de José Royo tanto en España, como en su exilio en Colombia y Venezuela.

De las actividades de todos estos geólogos, en comunicación con sus colegas catalanes, hay numerosas huellas en el Museo Geominero de Madrid, perteneciente al Instituto Geológico y Minero de España. Su directora, Isabel Rábano Gutiérrez del Arroyo, también está realizando contribuciones a la historia de la geología española.

Y a propósito de Lluis Solé Sabaris, que cumple un papel tan importante en el análisis de Manuel Julivert  cabe añadir dos cuestiones: su estrecha vinculación con la institución en la que trabajo, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el CSIC, desde la década de 1940  y su deuda intelectual con el gran geógrafo catalán Pau Vila de quien hizo una interesante necrológica en El País, el 17 de agosto de 1980. (ver aquí).

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