La biblioteca digital del CNAM facilita el acceso a sus magníficos fondos

El Conservatoire national des arts et métiers (CNAM), fundado en 1794, es una de los grandes legados del proyecto educativo surgido en la Revolución francesa. En él, en el corazón de París, se encuentra ubicado también el Musée des Arts et Métiers que conserva la más antigua colección industrial y tecnológica del mundo.

Desde el año 2000 su biblioteca digital, el CNUM, ofrece un amigable y atractivo acceso en línea a sus fondos, compuestos por una importante colección de obras impresas y fuentes hemerográficas francófonas, relacionadas con las ciencias y las técnicas. El internauta puede acceder a millares de páginas de textos e ilustraciones. Recientemente se ha incorporado una nueva funcionalidad: la búsqueda automática en los textos al haberse transformado las imágenes en ficheros texto. De esta manera se facilita el acceso a sus colecciones, y se abren nuevas posibilidades a los investigadores.

Aquí se explica cómo sumergirse en los fondos del CNUM organizados en torno a una docena de temas:

catálogos de constructores

construcción

energía

exposiciones universales

generalidades científicas y divulgación

historia del CNAM

Máquinas e instrumentación científica

Tecnologías de la información y de la comunicación

Transportes

Materiales

Economía y trabajo

Tesoros y ejemplares únicos

Quienes se interesan por la historia de las ciencias y de las técnicas han de estar agradecidos a esta iniciativa, impulsada por un equipo en el que se encuentra la bibliotecaria Florence Desnoyers-Robison.

Una necrológica del historiador francés Jean Ehrard por Claudine Cohen

Casi centenario, pues nació el 31 de enero de 1926, ha fallecido el 10 de septiembre de 2023 un gran estudioso del siglo XVIII, el historiador francés Jean Ehrard, cuya obra L’idée de nature en France dans la première moitié du XVIIIè siècle adquiri en una de mis estancias parisinas.

A la hora de su muerte la historiadora de las ciencias, especialista en historiadora de la paleontología, Claudine Cohen, ha evocado la importancia de la obra de Jean Ehrard, a través de la lista de distribución Theuth.

Reproduzco aquí su texto, breve pero enjundioso

        Notre collègue et ami Jean Ehrard s’est éteint  hier matin, dimanche 10 septembre, à son domicile de Riom, à l’âge de 97 ans.

      Homme de savoir et d’engagement, Il était l’un des grands dix-huitiémistes français, appartenant (avec Michèle Duchet, Jacques Roger, Robert Mauzi, Jean Sgard…), à une génération qui, formée à la littérature classique,  a cultivé une histoire des idées nourrie d’histoire culturelle,  proche de l’Ecole des Annales.

       Né en 1926 d’un milieu modeste et provincial (son père est épicier ambulant et mécanicien garagiste),  soutenu dans ses études par une tante institutrice, il intègre l’ENS de la rue d’Ulm en 1947. Sa thèse d’état  sur L’idée de nature dans la première moitié du 18e siècle (1963) interroge les mutations de cette notion dans les sciences, la philosophie et l’art, en rapport avec les transformations sociales et culturelles d’une période jusque-là  peu étudiée. Plusieurs fois réédité,  ce travail qui fait date connaît aujourd’hui un regain d’intérêt à l’heure où l’universalité de la notion de nature se trouve interrogée, relativisée, sous le regard des anthropologues.

       Jean Ehrard fit toute sa carrière d’enseignant-chercheur à l’Université de Clermont-Ferrand où il se lia d’amitié avec  Michel Foucault, fonda et fit prospérer le CRRR (centre de Recherches Révolutionnaires et Romantiques).

       Homme engagé, membre du PSU depuis sa fondation, il fut de  1977 à 1989 maire de la ville de Riom, à l’administration de laquelle il apporta son action éclairée, la lecture de l’Encyclopédie  l’aidant parfois  à résoudre les  problèmes municipaux. Il  s’est intéressé à l’histoire de sa ville d’adoption, multipliant les   colloques sur Desaix, Dutour de Salvert, Gilbert Romme, Marivaux, ou sur l’enseignement du collège Oratorien de Riom. Il projetait un livre, que la cécité des dernières années l’empêcha malheureusement de réaliser, sur  la vie culturelle à Riom au XVIIIe siècle.

        Jean Ehrard a publié de multiples études sur l’Encyclopédie, sur Diderot, Rousseau, Bernardin de Saint-Pierre — mais Montesquieu fut depuis ses débuts  l’axe et le guide de ses recherches. C’est à lui qu’il dut notamment de s’intéresser à la question de l’esclavage. Son livre, Lumières et esclavage (2008)  revient brillamment sur les critiques récentes adressées à  l’attitude supposée (raciste, esclavagiste) des philosophes des Lumières. La publication des Œuvres complètes de Montesquieu en 22 volumes, dont il assuma la direction, aujourd’hui relayée par Catherine Volpilhac-Augé, est le point  d’orgue d’une vie et d’un œuvre riche, multiple et lumineuse, où « tout est  extrêmement lié » (Esprit des Lois, XIX, 15).

 Jean Ehrard, L’Idée de nature dans la première moitié du XVIIIe siècle [2 vol. 1963] Albin Michel 1994, Slatkine 2000

           —          Politique de Montesquieu, Colin 1965

                        L’esprit des mots : Montesquieu en lui-même et parmi les siens, Droz 2008

                        Lumières et esclavage, L’esclavage colonial et l’opinion publique en France au XVIIIe  siècle, 2008

                        Souvenirs d’un hareng saur. Un dix-huitiémiste dans le siècle, suivis d’un entretien avec Claudine Cohen et d’une bibliographie, 2019

Montesquieu, Oeuvres Complètes vol. 1-4, 8-9, 11-13, 16, 18 Voltaire Foundation, Oxford.  Les autres volumes, ed. de l’ENS (Lyon) et Classiques   Garnier.

El cenit de la ciencia republicana: sus propósitos y sus contenidos

Está iniciando su circulación el libro El cenit de la ciencia republicana. Los científicos en el espacio público (curso 1935-1936).

En él se pretende mostrar que en durante los años republicanos, gracias a una labor colectiva impulsada desde 1907 por la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, entre otras instituciones, la rueda de la ciencia formaba parte de la cultura española. Para defender ese planteamiento se ofrece en esta obra un amplio y pormenorizado panorama, basado en la consulta de numerosos periódicos y revistas, de las actividades científicas efectuadas en el seno de la sociedad española en una coyuntura determinada del régimen republicano: la correspondiente al curso 1935-1936. Esa opción se debe a dos razones: ofrecer una visión diferente de los meses precedentes a la guerra de España, contemplados hasta ahora desde una perspectiva política fundamentalmente, y exponer los logros de los científicos y tecnólogos españoles de aquel entonces, capaces de organizar relevantes congresos científicos internacionales, sostener una densa trama asociativa y establecer conexiones con sus públicos y audiencias a través de la prensa y la radio.

Para dar cuenta de hasta dónde llegó el salto adelante experimentado por el sistema científico español a lo largo del primer tercio del siglo XX se usa una triple estrategia en la obra.

En su primera parte se expone la inserción de diversas comunidades científicas en el panorama internacional de sus respectivos campos de conocimiento analizando la organización, el desarrollo y el impacto social de tres congresos científicos internacionales celebrados en Madrid en septiembre de 1935 en los que se reunieron entomólogos, historiadores de la medicina e ingenieros agrónomos venidos de todo el mundo.

En la segunda parte se intenta ofrecer una visión de conjunto de la labor de los científicos en aquella coyuntura prestando atención a las actividades llevadas a cabo en el seno de diversas academias y sociedades. En el funcionamiento de esa especie de colmena científica era notable la influencia de Cajal. Y se incide en el interés existente en diversos medios de comunicación por el mundo científico informando y contextualizando una serie de entrevistas a media docena de investigadores de diversas especialidades y a una bióloga alemana radicada en Madrid.

En la tercera parte se presentan diversos casos de visibilidad de científicos, médicos e ingenieros en la esfera pública de la sociedad española en vísperas de la guerra civil. Se analiza la interacción producida en determinados periódicos y revistas entre una serie de expertos y los periodistas, prestando particular atención a tes tipos de interacciones. Se da cuenta de la labor de una serie de divulgadores científicos, muy activos algunos de ellos en publicaciones dirigidas al público escolar, como la revista Algo. Se informa del esfuerzo divulgativo de numerosos médicos relacionado con el impulso dado por la Segunda República al cuidado de la salud pública. Y se efectúa una aproximación a la relevante presencia en el espacio público de los ingenieros, tan importantes en la vertebración del Estado a través de la realización de obras públicas y la gestión de los recursos naturales.

El tríptico formado por esas tres partes está precedido de un pórtico, alusivo al curso celebrado en la Universidad Internacional de Verano de Santander en el verano de 1935, y se cierra con un epílogo reflexivo sobre lo que supuso la cruenta guerra civil en el descabezamiento y desmoche de un sistema científico que había experimentado un notable crecimiento e influencia social a lo largo del primer tercio del siglo XX, y particularmente en los años republicanos.

Para animar a la lectura de la obra y/o su consulta se presenta a continuación su índice.

El segundo seminario 14 de abril. La Segunda República en la Universidad Carlos III

El próximo miércoles 12 de abril de 2023 se va a celebrar el 2º Seminario 14 de abril: la Segunda República, organizado por el Instituto de Política y Gobernanza (IPOLGOB) de la Universidad Carlos III de Madrid.

En el marco de este seminario, que tendrá lugar en doble sesión de mañana y tarde (de 9:45 a 14 y de 16 a 18h), presentarán sus últimos libros los colegas Francisco Sánchez Pérez (UC3M), Ana Martínez Rus (UCM), Álvaro Ribagorda (UC3M) y Leoncio López-Ocón (CSIC), Ricardo Robledo (USAL-UPF) y Ángel Viñas (UCM). Además, tendremos la oportunidad de debatir y reflexionar sobre estas novedades historiográficas en un formato muy abierto.

La actividad, que transcurrirá en la Sala Buero Vallejo (14.0.11) del Campus de Getafe de la UC3M, se podrá seguir online a través del siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=lyfhzHgMrvg

PROGRAMA

9,45 Presentación del seminario

10h El Germinal republicano. Las elecciones que trajeron la Segunda República. Diálogo de Francisco Sánchez Pérez (UC3M) con Eduardo González Calleja (UC3M)

Modera: Carlos Mª Rodríguez López-Brea (UC3M)

11h Edición y compromiso. Rafael Giménez Siles. Un agitador cultural.

Diálogo de Ana Martínez Rus (UCM) con Fernando García Naharro (UCM)

Modera: Salvador Ramírez (UC3M)

12h Pausa

12,30h La Universidad Central durante la Segunda República. Las facultades de ciencias y su contexto internacional.

Diálogo de Álvaro Ribagorda (UC3M) y Leoncio López-Ocón (CSIC) con Luis Enrique Otero (UCM).

Modera: Rafael Uña Ruano (UC3M)

14h Descanso

16h La tierra es vuestra. La reforma agraria. Un problema no resuelto.

Diálogo de Ricardo Robledo (USAL- UPF) con Sergio Riesco Roche (UCM).

Modera: Alejandro Acosta (UC3M)

17h Oro, guerra, diplomacia. La República española en tiempos de Stalin.

Diálogo de Ángel Viñas (UCM) con Ángel Bahamonde (UC3M)

Modera: Rosario Ruiz Franco (UC3M)

18h Conclusiones

Homenaje a Juan José Saldaña el 23 y 24 de marzo de 2023

Un grupo de historiadores de la ciencia y la tecnología de México, América Latina y de países europeos, se reunieron virtualmente los días 23 y 24 de marzo de 2023 para rendir homenaje al Dr. Juan José Saldaña González, profesor e investigador de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, fallecido el 31 de octubre de 2022.

Como se expuso en la presentación de ese evento el Dr. Saldaña sobresalió como líder de una escuela de pensamiento en este campo, y persistente promotor de la Historia de las Ciencias y la Tecnología en México y varios países del mundo logrando visibilizar las contribuciones de América Latina en el ámbito internacional. Como presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y la Tecnología fundó la Sociedad Latinoamericana de Historia de la Ciencia y la Tecnología, la revista Quipu y la red Ceromaya, entre otras.

Participó en numerosos organismos internacionales, entre ellos, la Secretaria General de la Unión Internacional de Historia de la Ciencia (2001-2005) desde donde consiguió que, por primera vez, el Congreso Internacional de Historia de la Ciencia se efectuara en un país en vías de desarrollo (en México, 2001). Para dejar constancia del incansable trabajo que realizó durante décadas (dejando un suelo fértil para fomentar dicho campo en América Latina), sus colaboradores presentan la I Jornada Internacional de Historia de la Ciencia y la Tecnología en América Latina.

En las jornadas participaron numerosos historiadores e historiadoras de la ciencia latinoamericana que viven en México, Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Cuba, Reino Unido, Suecia, Francia y España.

Todas las intervenciones efectuadas en esas jornadas están visibles en este video

El texto de mi intervención, visible entre los minutos 33 y 44 del video, leída el 24 de marzo, fue el siguiente:

Buenos días para ustedes, buenas tardes para quienes se encuentran en este continente.

Ante todo deseo expresar mi profundo agradecimiento a Marypaz Ramos y Luis Carlos Arboleda por haberme invitado a participar en el merecido homenaje a Juan José Saldaña donde estamos reconociendo sus múltiples méritos como profesor, investigador y promotor de instituciones científicas como la Sociedad Latinoamericana de Historia de las Ciencias y de las Técnicas.

Este reconocimiento quisiera hacerlo extensivo a todo el grupo generacional que acompañó a Juan José en esa relevante sociedad científica que marcó un hito en el desarrollo de la historia de la ciencia latinoamericana a lo largo fundamentalmente de las dos últimas décadas del siglo XX. Considero por tanto conveniente que este acto de memoria permita unir el reconocimiento que debemos a los méritos contraídos por el doctor Saldaña con el que hemos de otorgar también a quienes le acompañaron y sostuvieron en la mencionada sociedad que ha de ser considerada como una obra colectiva como lo son las empresas humanas y científicas.

Este homenaje se debería de haber producido en vida de Juan José para que él pudiese conocer de viva voz la influencia que ejerció en múltiples ámbitos académicos y en diversas trayectorias profesionales. Entre ellas, en la de varios investigadores radicados en Madrid  en el departamento de historia de la ciencia del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas del que he sido director durante casi cinco años, hasta hace poco.

En la segunda mitad de la década de 1980 integrantes de ese departamento como Antonio Lafuente y José Sala Catalá realizaron relevantes contribuciones al despegue de la mencionada Sociedad Latinoamericana avivando junto a Juan José y otras personas participantes en estas jornadas el debate teórico sobre el perfil de la ciencia en América, título del primer cuaderno de Quipu que recogía contribuciones presentadas en un congreso sobre filosofia de la historia y filosofia de la ciencia en la ciudad mexicana de Guadalajara a finales de 1985.

En 1987 apareció, por ejemplo, en Madrid el libro Historia de las ciencias, editado por Antonio Lafuente y Juan José Saldaña, en el que sus editores se esforzaron por dar a conocer relevantes contribuciones historiográficas sobre cuestiones palpitantes como las tensiones entre los factores internos y los externos para explicar la historia de la ciencia   o las vicisitudes de la ciencia imperial británica así como las manifestaciones en la América latina contemporánea de acciones del imperialismo cultural de países europeos como abordasen Roy McLeod y Lewis Pyenson, quienes me han precedido en el uso de la palabra.

Al mismo tiempo desde ese departamento de historia de la ciencia del Instituto de Historia del CSIC se coordinaba bajo la responsabilidad de José Luis Peset un programa movilizador sobre las relaciones culturales y científicas entre España y América en el seno del cual realicé mi tesis doctoral sobre el más destacado integrante de la Comisión científica del Pacífico el viajero naturalista e historiador americanista Marcos Jiménez de la Espada. Finalizada mi tesis tomé una decisión que marcaría el rumbo de mi vida y que me permitiría conocer y tratar al profesor Juan José Saldaña. Opté entonces por trasladarme del departamento de historia de américa al de historia de la ciencia por una doble razón: para trabajar codo con codo con Antonio Lafuente y Pepe Sala Catalá y colaborar en las actividades de la Sociedad Latinoamericana de Historia de las Ciencias y de las Técnicas convencido, tras haber vivido un año en Quito, de que en el continente americano se habían generado importantes saberes sobre la naturaleza, la vida y la sociedad desde los tiempos precolombinos.

En ese contexto, allá por junio de 1991, conocí a Juan José Saldaña en el marco del congreso internacional “Ciencia, descubrimiento y mundo colonial” que daría lugar al libro coordinado por Antonio Lafuente, Alberto Elena y María Luisa Ortega Mundialización de la ciencia y cultura nacional. Esa obra, con sus más de sesenta contribuciones, supuso un hito historiográfico al presentar sugerentes estados de la cuestion sobre la dinámica mundial de la ciencia y el desenvolvimiento de la ciencia colonial y la formación de comunidades científicas nacionales en la América latina. El mencionado coloquio y el libro resultante fueron el resultado de un diálogo a tres bandas entablado entre la History of Science Society, y las sociedades española y latinoamericana de historia de las ciencias y las técnicas, conversación en la que como escribieron los editores de Mundialización de la ciencia y cultura nacional “justo es reconocer que nadie ha contribuido tanto como Juan J. Saldaña, primer presidente de la SLHCT, para que el intercambio académico de ideas entre las tres áreas se produjera. Su entusiasmo ha sido decisivo para que nos reuniéramos en varios lugares de América y Europa, así como para asegurar la continuidad en la edición de Quipu, revista latinoamericana que ya ha batido un record al cumplir su décimo aniversario”

A partir de entonces y por una década, compartí con Juan José alegrías y tristezas en el desenvolvimiento de las actividades de la Sociedad Latinoamericana de Historia de las Ciencias y de las Técnicas.

Recuerdo el sentido pésame que nos dio a los delegados españoles asistentes en enero de 1992 al Tercer Congreso Latinoamericano y Tercer Congreso Mexicano de Historia de la Ciencia y de la Tecnología por el reciente fallecimiento a finales de 1991 de Pepe Sala Catalá, que nos dejó demasiado pronto.

Tengo también bien grabados en la memoria los muy agradables momentos compartidos con él u otros compañeros y compañeras, afortunadamente presentes en estas jornadas,  en los congresos latinoamericanos de historia de la ciencia y la tecnologia celebrados en Cali y Rio de Janeiro en 1994 y 1998 respectivamente, en el celebrado en París en septiembre de 1994 para conmemorar el 50 aniversario del ORSTOM y en los internacionales de historia de la ciencia celebrados en Zaragoza en 1993, en Lieja en 1997 donde vivimos como propio el éxito de Juan José y la delegación mexicana al ser nominada la Ciudad de México sede del XXI congreso internacional de historia de la ciencia. En su desarrollo Juan José Saldaña dio muestras una vez más de sus dotes organizativas y capacidades para coordinar grandes equipos humanos como excelente director de orquesta. Fue aquel congreso un fértil espacio de intercambio académico para debatir sobre ciencia y diversidad cultural en un laboratorio idóneo para reflexionar sobre esas cuestiones como es la República mexicana.

A lo largo de esa década intenté desarrollar un plan de trabajo sobre la formación de un espacio público para la ciencia en la América latina del siglo 19 del que ofrecí resultados en el libro Saberes andinos coordinado por Marcos Cueto en 1995, en  la revista Asclepio en un dossier que coordiné con Antonio Lafuente en el año 1998, y en la revista ecuatoriana Procesos donde reedité en 2002 uno de mis trabajos más leidos “La América latina en el escenario de las exposiciones universales del siglo XIX”. Y colaboré con Antonio Lafuente para intentar vincular las múltiples expediciones científicas que durante el siglo 18 exploraron las colonias americanas de la monarquia hispana con las tres tradiciones científicas que operaban en ellas: la metropolitana, la virreinal y la eclesiastico-criolla. Expusimos esa propuesta en el libro coordinado por Juan José Saldaña Historia social de las ciencias en América latina, editado en español en 1996 y en inglés en 2006.

Luego por circunstancias varias se produjo un distanciamiento entre Juan José y nuestro departamento pues las trayectorias vitales e institucionales se asemejan en ocasiones al movimiento zigzagueante. Si estas jornadas sirviesen para un nuevo rapprochement o aproximación entre todos nosotros bienvenidas sean.

Y si pudiese tener una nueva conversación con Juan José le diría cuán importante fue en mi trayectoria intelectual en un momento dado al ser amigo de mis amigos y compartir comunes preocupaciones intelectuales y le recordaría aquella noche de enero de 1992 en la que nos presentó a un grupo de congresistas a don Enrique Beltrán, uno de cuyos estrechos colaboradores para poner en pie la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia en la década de 1960 fue el republicano español exiliado y nacionalizado mexicano Germán Somolinos.

Ahora los herederos de Germán Somolinos fallecido en Ciudad de México hace 50 años, en 1973, me han pedido que ordene parte de los papeles españoles y mexicanos que conservan. Coincide esa petición con este homenaje a uno de sus principales herederos como historiador de la ciencia mexicana, como cabe considerar a don Juan José Saldaña, lo cual me parece señal de buen augurio, para seguir conectando nuestro presente con el pasado, en sus distintos estratos temporales.

Muchas gracias una vez más por tenerme presente para este homenaje a nuestro apreciado Juan Jose y por su atención a mis palabras.

La Universidad central durante la Segunda República: las facultades de ciencias y su contexto internacional

Acaba de publicarse la edición digital  del libro coordinado por Álvaro Ribagorda y Leoncio López-Ocón (eds.)

La Universidad Central durante la Segunda República: las facultades de ciencias y su contexto internacional. Madrid, Dykinson, 2022, 449 pp.

Se encuentra accesible en:

https://e-archivo.uc3m.es/handle/10016/36057

Durante la Segunda República Española se alentaron una serie de reformas en el sistema universitario para favorecer su renovación. Se pretendió entonces democratizar la institución y favorecer su autonomía. Y se aspiró a homologar el funcionamiento de las universidades españoles con las más importantes universidades occidentales mediante diversas innovaciones educativas y la integración de la actividad investigadora dentro de las facultades. Como resultado de ese esfuerzo se consolidó el despegue de la ciencia española iniciado tras la concesión del premio Nobel de Medicina a Cajal en 1906 y la creación de la JAE al año siguiente.

En esta obra se estudian las transformaciones habidas en ese contexto reformista en las facultades de Medicina, Ciencias y Farmacia de la Universidad de Madrid. Se analizan sus orígenes, sus planes de estudio, sus protagonistas considerando los logros y limitaciones de las reformas llevadas a cabo en ese campus científico.  Se presta particular atención a la composición de los catedráticos de esas facultades, a su sistema de selección mediante las oposiciones, a la creciente integración de las mujeres en las aulas universitarias, vinculadas muchas de ellas a la Residencia de Señoritas, y a la presencia de los universitarios en los medios de comunicación, particularmente la radio.

También se toman en consideración aspectos del complejo y convulso contexto internacional. Así se presenta la  situación en aquellos años de universidades de Portugal, Austria y Argentina dados sus paralelismos, contrastes e interrelaciones con la Universidad de Madrid y el escaso conocimiento de ellas en el panorama historiográfico español.

Colaboran en este libro colectivo historiadores de la ciencia como Francisco González Redondo, Luis Español, Jesús Catalá, Antonio González Bueno, Víctor Guijarro, Leoncio López-Ocón, Fátima Nunes, Quintino Lopes, Angela Salgueiro, Elisabete Pereira, Gabriela Mayoni e historiadores contemporaneistas como Álvaro Ribagorda, Encarnación Lemus y Linda Erker.

Este libro es uno de los resultados del proyecto de investigación “Desafíos educativos y científicos de la Segunda República española: internacionalización, popularización e innovación en universidades e institutos” próximo a finalizar, cuyos investigadores principales son Leoncio López-Ocón y Alvaro Ribagorda. Más información sobre el proyecto en https:/2rec.usal.es/

El índice de la obra es el siguiente:

Una exposición bibliográfica sobre la producción científica antes y después del Trienio Liberal en el XIV Congreso de la SEHCYT

Cuando se planificó la organización del XIV Congreso de la SEHCYT, que se iba a efectuar inicialmente en el verano de 2020, su comité organizador y la junta directiva de la Sociedad Española de Historia de las Ciencias y de las Técnicas consideraron conveniente que, al cumplirse el bicentenario del Trienio liberal que restableció la Constitución de 1812, se efectuase una reflexión sobre el desarrollo histórico de la ciencia y la técnica en aquella época histórica.

Ateniéndose a ese deseo, y a pesar del aplazamiento del congreso, se ha considerado conveniente desde el comité organizador del congreso alentar a Leoncio López-Ocón, del  departamento de Historia de la Ciencia del Instituto de Historia del CSIC, a organizar una exposición bibliográfica que muestre aspectos de la situación de la ciencia y de la técnica en la sociedad española antes, durante y después de la vigencia del trienio constitucional que duró entre 1820 y 1823.

 Fue aquel un período de despliegue de las libertades políticas en la sociedad española, en el que científicos y técnicos comprometidos con la consolidación del liberalismo progresista desplegaron sus energías. Se continuaba así una labor iniciada tiempo atrás, durante el desarrollo del período ilustrado, y se sentaban las bases del posterior despliegue científico que se produjo durante el reinado de Isabel II. De ahí que el período que cubre la exposición abarque desde 1800 a 1865.

 Se ofrecen en ella muestras de los esfuerzos efectuados por dos grupos generacionales -el ilustrado y el romántico- por resolver problemas y atender necesidades relacionadas con la salud y la alimentación, y por encarar los desafíos relacionados con la organización del territorio y el aprovechamiento de sus recursos naturales, fundamentalmente mineros y agrícolas. Por ello se prestó una atención especial a la medición y representación del espacio en el que el Estado liberal en construcción intentó ejercer su soberanía.

 La exposición se ha organizado gracias a la inestimable colaboración de la Biblioteca Tomás Navarro Tomás del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, particularmente de su directora Pilar Martínez y del equipo formado por Jesús Muñoz, Raquel Ibáñez, Rosa Villalón y Fernando Arce. Sus fondos antiguos, en particular los que constituyen las secciones de reservados y siglo XIX, albergan una significativa muestra de libros relacionados con la historia del pasado científico y técnico de la sociedad española. Algunos de ellos son los que han sido seleccionados para esta exposición bibliográfica, dispuestos en seis vitrinas.

 En ellas se puede contemplar una serie de obras representativas de un esfuerzo científico discontinuo, sometido a los vaivenes que caracterizó el desarrollo de la ciencia en la sociedad española de la primera mitad del siglo XIX debido a los estragos causados por la prolongada crisis del Antiguo Régimen, la invasión napoleónica y las guerras civiles entre liberales y carlistas tras el fallecimiento de Fernando VII.

En la primera vitrina se exhiben los siguientes tres libros

            – El Kitab al-Filaha o Libro de Agricultura del agrónomo andalusí Ibn al-`Awwam, también conocido como Abu Zakariya, cuyo manuscrito se localizó en la biblioteca del Escorial. Fue traducido por el franciscano José Antonio Banqueri (1745-1818), quien formó parte de un círculo de arabistas que alentó Campomanes. Lo editó, sin reparar en gastos, la Imprenta Real en 1802.

La reedición de 1878 accesible aquí

            – las Lecciones de agricultura impartidas por Antonio Sandalio de Arias (1773-1839) en su cátedra del Real Jardín Botánico de Madrid el año 1815. Se exhibe su segunda edición de 1818. 

Los dos volúmenes de la primera edición de 1816 están accesibles aquí y aquí.

            – la Cartilla agraria, o sea la práctica de la agricultura y de la ganadería según los autores más clásicos de estos tiempos, editada en Madrid por el coronel José Espinosa de los Monteros, hace doscientos años en pleno trienio constitucional, obra indicativa de los esfuerzos divulgadores alentados por los alentadores para renovar los métodos de trabajo en el mundo rural.

 Se complementa esta vitrina con una lámina del libro de Simón de Rojas Clemente y Rubio, (1777-1827) Ensayo sobre las variedades de la Vid común que vegetan en Andalucía, publicado en 1807, con el que fundó la disciplina de la ampelografía. Ese botánico sería diputado en las Cortes del trienio liberal, representando al antiguo reino de Valencia.

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 En la segunda vitrina se muestran:

            Dos obras del relevante químico, farmacéutico y médico catalán Francisco Carbonell Bravo (1768-1837): los Elementos de farmacia fundados en los principios de la química moderna  y el Arte de recetar, editados respectivamente en 1805 y 1808.

            El libro del balear Mateo Orfila (1787- Paris1853), considerado el fundador de la toxicología moderna, Socorros que se han de dar a los envenenados o asfixiados y medios propios para reconocer los venenos y los vinos adulterados, y para distinguir la muerte verdadera de la aparente, publicado en Madrid en 1818, inmediatamente después de su primera edición en francés en París en 1818.

            Los Elementos de materia médica: Arreglados a los principios fisiológicos adoptados por J.B.G. Barbier de José Lorenzo Pérez, publicados en 1825 en Madrid

            Y dos publicaciones relacionadas con la frenología, o “doctrina del cerebro”, una seudociencia que defendía que la forma  del cráneo daba información sobre las facultades y rasgos mentales de las personas. Una es el libro editado en 1844 en Barcelona por el lingüista Mariano Cubí y  Soler (1801-1875) Sistema completo de frenolojía: Con sus aplicaziones al adelanto i mejoramiento del hombre, individual i sozialmente considerado. La otra, un ejemplar de la Revista Frenológica (1852-1854), fundada y dirigida en Villanueva y Geltrú por el escritor y sastre Magín Pers y Ramona (1803-1888), amigo de Mariano Cubí y Soler.

            Se complementa esa vitrina con una lámina extraída de la Revista Frenológica en la que se localizaban las facultades afectivas e intelectuales en determinadas áreas del cerebro.

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En la tercera vitrina se exponen portadas de tres obras relacionadas con la Medicina y Agronomía, editadas en la época bajo isabelina, es decir en la segunda etapa del reinado de Isabell II, cuando se recuperó el nivel de producción científico anterior a la invasión napoleónica. Se trata de:

            la Topografía médica de las Islas Filipinas del médico militar Antonio Codorniu Nieto (1817-1892) editada en Madrid en 1857, resultado de sus prolongadas observaciones sobre la salud de los habitantes de ese archipiélago asiático, reconociéndose en su época su valor científico y didáctico.  

            el Tratado de medicina y cirugía legal teórica y práctica: Seguido de un compendio de toxicología de Pedro Mata Fontanet (1811-1877), considerado el creador de la medicina forense en España. La cuarta edición de ese influyente tratado se publicó en Madrid en 1866 por el prestigioso editor Carlos Bailly-Baillière.

            Y el Diccionario de bibliografía agronómica y de toda clase de escritos relacionados con la agricultura: Seguido de un índice de autores y traductores, con algunos apuntes biográficos de Braulio Antón Ramírez (1823-1892), quien fue uno de los promotores y organizadores de la Escuela Central de Agricultura. Ese diccionario está considerado una relevante obra en el ámbito de la agronomía. Fue publicado en Madrid en 1865.

            Acompaña a esa vitrina un cuadro estadístico elaborado por Antonio Codorniu Nieto que proporciona información demográfica sobre diversas islas del archipiélago filipino.

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En la cuarta vitrina se exhiben seis obras publicadas en las primeras cuatro décadas del siglo XIX, reveladoras de los conocimientos de aquella época relacionados con la geografía física y astronómica y la ordenación del territorio. Son las siguientes:

            Elementos de la geografía astronómica, natural y política de España y Portugal de Isidoro de Antillón (1778-1814) de 1808, cuya segunda edición aumentada se publicó en Valencia en 1815, poco después del fallecimiento de ese geógrafo y político liberal que representó a Aragón en las Cortes de Cádiz.

La tercera edición, de 1824, está accesible aquí

             Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal, la obra más ambiciosa de Sebastián de Miñano y Bedoya (1779-Bayona de Francia 1845). Para elaborar sus veintiseis mil artículos contó con la colaboración de 16 mil informadores locales, en su mayor parte párrocos. Se editó en Madrid entre 1826 y 1829 en once tomos, acompañados de mapas plegables, planos y grabados. 

Su publicación generó una viva y larga polémica con diversos lectores como el geógrafo Fermín Caballero.

            Breve idea de los cometas: Aplicada a manifestar lo que el público debe temer del que en 1823 ha de dar fin del mundo, según la opinión de los astrónomos alemanes, editada en Madrid en 1828 por Francisco Verdejo Páez. Este matemático, geógrafo y astrónomo fue durante el trienio liberal catedrático de matemáticas en los Reales Estudios de San Isidro en Madrid. Posteriormente sería nombrado catedrático de Geografía de la Universidad Central en 1845.

            Memoria en que se trata de algunos puntos, relativos al sistema del mundo y formación del globo terrestre que habitamos: Con aplicación a investigar nuevos procedimientos para la separación y aprovechamiento de la plata que contiene el plomo editada en 1839 por José Mariano Vallejo (1779-1846). Este científico, que destacó por sus conocimientos matemáticos y por sus afanes pedagógicos, se comprometió con el arraigo del liberalismo. En las Cortes de Cádiz fue diputado por la provincia de Granada. En 1820 fue uno de los socios fundadores del Ateneo Español de Madrid y posteriormente a lo largo del trienio liberal integrante de la influyente Dirección de Estudios. Tuvo que exiliarse entre 1825 y 1829 durante la ola represiva de Fernando VII.

           Introducción al estudio de la arquitectura hidráulica: Para el uso de la Academia Especial de Ingenieros publicada en Madrid en 1841, en otro período de dominio progresista, por Celestino del Piélago y Fernández de Castro (1792-1880). Este ingeniero militar había luchado con el ejército constitucional frente a los Cien Mil Hijos de San Luis. Sufrió prisión en Francia, y no fue rehabilitado hasta 1829. Fue luego uno de los fundadores en 1846 de Memorial de Ingenieros, y miembro fundador de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en 1847.

         Estadística moderna del territorio español, de la península e islas adyacentes: Compendiada y arreglada bajo un nuevo método según los datos y noticias que han podido adquirirse, publicada en Barcelona, en la imprenta del Imparcial en 1843.  

            Acompaña a esa vitrina una reproducción de unos de los mapas que ilustraban la obra mencionada de Isidoro de Antillón, alusiva a la representación de las islas Canarias y costa adyacente.

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En la quinta vitrina se muestran ejemplares de  cuatro libros efectuados por destacados geógrafos e ingenieros del reinado isabelino, como son:    

            el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, cuyos dieciséis volúmenes fueron publicados en Madrid entre 1845 y 1850 por el navarro Pascual Madoz (1805-Génova 1870). Para su realización contó con el apoyo de 1.484 colaboradores distribuidos por todos los rincones del territorio español. Este relevante geógrafo también tuvo una dilatada hoja de servicios a favor de la causa del liberalismo avanzado que le condujo al exilio entre 1831 y 1832 y más adelante a ser ministro de Hacienda en 1855 en un gobierno del general Espartero durante el bienio progresista. Impulsó entonces una controvertida legislación desamortizadora de bienes eclesiásticos y civiles.

            la Descripción y mapas de Marruecos publicada al alimón por los militares y cartógrafos José Gómez de Arteche (1821-1906)  y Francisco Coello (1822-1898). Esa obra se editó en Madrid en 1859, meses antes del inicio de la guerra contra el imperio de Marruecos de 1860, una de las empresas neocoloniales que caracterizó el gobierno largo de la Unión Liberal del general Leopoldo O´Donnell.

            uno de los volúmenes -el correspondiente a Oviedo o Principado de Asturias –  del Altas de España y sus posesiones de Ultramar del geógrafo, cartógrafo e ingeniero militar de origen jiennense Francisco Coello (1822-1898), editado en Madrid en 1863. Esa relevante obra representa un hito en la historia de la cartografía española. Coello trabajó en ella durante más de treinta años. Tuvo su origen en su colaboración con Pascual Madoz cuando este abordó la edición de su Diccionario geográfico de España en la década de 1840. Y su afán fue culminar la labor iniciada por Felipe Bauzá durante el trienio liberal para efectuar un mapa de España de carácter científico. Coello lo consiguió mediante diversos procedimientos como la elección de una escala uniforme y la  exactitud de las situaciones gracias al uso de la triangulación geodésica.  

        la Memoria sobre las minas de Almadén y Almadenejos publicada en Madrid por la Imprenta Nacional en 1861 por los ingenieros de minas Fernando Bernáldez y el gallego Ramón Rúa Figueroa (1825-1874). Esa obra, basada en observaciones y efectuadas entre 1851 y 1855, fue el resultado de un encargo oficial para proponer reformas y mejoras en la explotación de esas minas de mercurio tan relevantes en la economía y actividad industrial española. Partes de la memoria que no aparecieron en la edición oficial de 1861, como varias láminas, fueron publicadas posteriormente en la Revista Minera. 

            Una de las láminas publicadas en la memoria oficial de Bernáldez y Rúa Figueroa, correspondiente a un corte dado por las galerías de paso de San Diego y San Pedro, comprendiendo el 8º y 9ª pisos, acompaña la presentación de los libros de esa vitrina.

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En la sexta vitrina, y última, se presentan tres obras que ilustran el despliegue científico que se produjo en uno los momentos de mayor impulso científico del reinado de Isabel II como fue el período conocido como gobierno largo de O’Donnell, es decir de 1858 a 1863, coincidente con el cuarenta aniversario del trienio liberal.

            Por orden cronológico corresponden a:

            el Atlas geológico y topográfico de Asturias, editado en 1858 en la litografía de G. Pfeifer por Guillermo Schulz (1805-1877). Este ingeniero de minas, quien durante el bienio progresista fue presidente de la Comisión del Mapa Geológico de España e impulsor de la investigación oficial en las principales cuencas carboníferas españolas, fue el introductor en España de la cronoestratigrafía moderna en España. Ese Atlas de Asturias  fue el complemento de  su Descripción geológica de la provincia de Oviedo, también publicada en 1858. Aquí describió materiales prehistóricos, como piezas y herramientas, hallados en la mina de cobre del Milagro en Onís, que permitirían en 1864 a otro ingeniero  de minas, Casiano del Prado, definir la edad del cobre.

            las Experiencias hechas con el aparato de medir bases, perteneciente a la Comisión de Mapa de España, editadas en Madrid en 1859 por Rivadeneyra. En esta obra se ofrecen todo tipo de detalles de los trabajos llevados a cabo por el instrumento conocido como “regla española”, proyectado y aplicado por el coronel y geodesta Carlos Ibáñez e Ibáñez de Ibero para elaborar el mapa general de España. Con él se midió con gran precisión la base central de lo que sería la triangulación geodésica de España llevada a cabo a partir de dos cerros en Madridejos, en Toledo, entre 1858 y 1859. La exactitud de la medición de la base del primer triángulo del cual derivarían el resto de los vértices de la red, desde el centro de la península hasta las costas, sería calificada como “memorable operación científica” por la Academia de Ciencias de París en su sesión de 2 de marzo de 1863.

            Y el Planisferio celeste, elaborado en la Dirección de Hidrografía y publicado en 1861. En él se observa un mapa de estrellas en el que se representa el aspecto del cielo observado por los astrónomos que trabajaban en esa institución científica en aquel momento histórico.

            Dado su interés se ha considerado conveniente ofrecer una reproducción de él en gran tamaño para acompañar esa vitrina y despedir la exposición.

 

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El proyecto 2REC (Desafíos educativos y científicos de la Segunda República española) en el XIV Congreso de la SEHCYT

El lunes 20 de junio de 2022 en las instalaciones del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC se celebrará el XIV Congreso de la Sociedad Española de Historia de las Ciencias y de las Técnicas (SEHCYT), sociedad científica editora de la revista Llull y  cuyo primer congreso se celebró en 1978. La Sociedad cumplirá en el año 2026 su cincuenta aniversario pues se constituyó en 1976. El programa completo del XIV Congreso de la SEHCYT está accesible aquí y el libro de resúmenes aquí

En este XIV Congreso de la SEHCYT el proyecto 2REC «Desafíos educativos y científicos de la Segunda República: internacionalización, popularización e innovación en universidades e institutos», (PGC2018-097391-B-I00), financiado por el ministerio de Ciencia e Innovación, ha organizado la mesa temática: “Ciencia, educación y cultura material en la Segunda República: tiempos de libertad”, coordinada por Víctor Guijarro y Leoncio López-Ocón. 

El proyecto pivota sobre tres características de la educación y de la ciencia republicana, teniendo en cuenta las aportaciones historiográficas y los estudios efectuados en los últimos años por los investigadores principales y otros integrantes del proyecto. Esos tres rasgos son: primero, el de la internacionalización, que a su vez comprende los siguientes apartados: a) la presencia de científicos españoles en congresos internacionales y centros de investigación extranjeros, b) los viajes a España de científicos extranjeros para colaborar con sus instituciones educativas y científicas, y c) la capacidad que tuvo el Estado español de acoger diversos congresos. El segundo elemento es la popularización, donde se analiza la intensificación de la extensión de la educación y los contenidos científicos y técnicos a sectores más amplios de la población. En el tercer apartado, el de los ensayos innovadores, se examinan principalmente las novedades que tienen lugar en los espacios educativos, especialmente el de la enseñanza secundaria y superior.

La internacionalización de la ciencia española y la importancia de los viajes y estancias de formación e investigación sirven de marco a las comunicaciones de Jesús I. Catalá Gorgues y Álvaro Ribagorda. Así, el texto de Jesús I. Catalá Gorgues aborda el desarrollo de la investigación científica aplicada en la estación de fitopatología agrícola de Valencia, abordando su posición de referente internacional, y también las estancias de formación en centros internacionales de alguno de sus miembros. Y, de igual manera, Álvaro Ribagorda estudia cómo marcó la trayectoria científica del neurólogo Manuel Peraita Peraita su estancia de formación en el laboratorio de O. Foerster en Breslau con una pensión de la JAE.

En el apartado de las propuestas innovadoras se contempla en la ponencia de Leoncio López-Ocón el impulso que recibió la formación de bibliotecas escolares, con libros que reunían los convenientes requisitos pedagógicos, científicos y literarios. José Pedro Marín, además, destaca dentro de las prácticas formativas experimentales la labor realizada por las profesoras Margarita Comas y Dolores Cebrián –atentas a las novedades de los centros ingleses– en favor de la adaptación de los jardines escolares a la realidad educativa española.   

La comunicación de Mavi Corell Doménech se acerca también al ámbito de la innovación educativa y a la internacionalización de la ciencia española de los años treinta estudiando las entradas dedicadas a la didáctica de las ciencias experimentales dentro del Diccionario de pedagogía de Luis Sánchez Sarto, comprobando la labor de autores y editores españoles y extranjeros en este campo, y su influencia en la renovación docente.

En la comunicación de Alberto Hernando se presentan los resultados de la investigación cuyo objeto es el análisis de las diferentes dimensiones del discurso publicitario del periodo republicano relacionado con la promoción de novedades en el sector de las tecnologías de la comunicación, en particular las destinadas a un público consumidor infantil y juvenil y con un valor educativo.

Finalmente, en la dimensión de la popularización Víctor Guijarro expone los resultados preliminares sobre la construcción de un discurso divulgativo en torno al uso de la radio, una tecnología que en sus primeros años de expansión, y particularmente en el periodo republicano, había generado grandes expectativas como medio para la extensión de la cultura científica y técnica a amplios sectores de la población.

He aquí la relación de títulos, participantes, datos y resúmenes de cada una de las comunicaciones que se presentan en la mencionada mesa temática

 

Investigación entomológica y colaboración internacional en la estación de fitopatología agrícola de Valencia

Jesús I. Catalá Gorgues. Profesor titular de historia de la ciencia. Universidad Cardenal Herrera-CEU, CEU Universities jicatala@uchceu.es

 

La intensificación agrícola y el incremento del tránsito internacional de productos del campo conllevó una extensión de diversas plagas más allá de sus áreas geográficas originales a comienzos del siglo XX. Las estrategias para conseguir el control de dichas plagas supusieron un amplio campo de aplicación de la entomología. En España, las estaciones de patología vegetal, luego denominadas de fitopatología, asumieron desde los años veinte las responsabilidades de este control y desarrollaron abordajes tanto desde la perspectiva química como desde la biológica. En esta última, la del control biológico de plagas, fue adelantada la Estación de Fitopatología Agrícola de Valencia, con sede en la ciudad vecina de Burjassot y dirigida por el ingeniero agrónomo Federico Gómez Clemente. Allí se realizaron los primeros ensayos en campo abierto de toda España para controlar la plaga de la cochinilla acanalada (Icerya purchasi), de origen australiano y que afecta a los cítricos. Para ello, se utilizó una técnica de control biológico basado en la crianza y suelta de una mariquita, Rodolia cardinalis, a partir de la reproducción de protocolos ya desarrollados en otros países, complementados por la petición al extranjero de colonias de cría. El éxito de la iniciativa llevó a probar acciones semejantes con otras plagas e hizo que la Estación empezara a ser considerada referente; de hecho, fue visitada en 1929 por los especialistas estadounidenses H. J. Quayle y Howard S. Fawcett, comisionados por su gobierno para el estudio del control de la mosca de las frutas (Ceratitis capitata). Por otro lado, la Estación, desde finales de la década, empezó a desarrollar líneas de investigación propias para evaluar el potencial de control de predadores y parasitoides de plagas autóctonos, labor para la cual fue contratado el joven entomólogo Modesto Quilis, dedicado originalmente a la sistemática y que acabó derivando hacia estudios de entomología aplicada y de ecología poblacional. Durante la década de los treinta, el trabajo de Quilis como especialista en microhimenópteros parasitoides fue adquiriendo cierta proyección más allá de España, como demuestra el que recibiera encargos del Reale Istituto Superiore Agrario de Bolonia y de la Fytopathologicka Sekce de Brno. La celebración del VI Congreso Internacional de Entomología en Madrid y su implicación en el mismo ayudó a cimentar su prestigio y a que estableciera nuevas relaciones con especialistas e instituciones extranjeras, aunque apenas puedo recoger fruto por la Guerra Civil y por su temprana muerte en plena contienda. Los ingenieros de la Estación, por otro lado, también procuraron fortalecer las relaciones institucionales del centro con homólogos de referencia internacional. Al respecto, destaca el viaje que el joven agrónomo Cirilo Cánovas (luego destacado político franquista que ocupó la cartera de Agricultura del gobierno en el período 1957-1965) giró por los Estados Unidos en 1934, y en el curso del cual visitó distintos centros de referencia en el control biológico. Los contactos establecidos por Cánovas facilitaron intercambios diversos, aunque el potencial tampoco pudiera expresarse totalmente por el estallido de la guerra.

 

El registro tecno-científico en el discurso publicitario destinado a los niños y adolescentes durante la Segunda República

Alberto Hernando García-Cervigón. Profesor Titular de Universidad Universidad Rey Juan Carlos

alberto.hernando@urjc.es

 

El objeto de la presente comunicación es el estudio de los rasgos lingüístico-estilísticos, icónicos e iconográficos específicos de la publicidad destinada durante la Segunda República a la instrumentación tecnológica empleada como auxiliar de la enseñanza en los primeros niveles de esta (cámara fotográfica, fonógrafo, proyector cinematógrafo y reproductor de radio) con el fin de poder llegar a determinar la evolución experimentada en la época por el discurso publicitario relacionado con este tipo de productos, así como su contribución a la consolidación de los valores en el ámbito educativo. Para ello, partiremos de un corpus representativo extraído de los diarios ABC, El Liberal, Heraldo de Madrid y La Vanguardia, y de las revistas Madrid Científico y Ondas.

 

La ciencia impresa en las bibliotecas escolares republicanas

Leoncio López-Ocón Cabrera. Investigador Científico. Instituto de Historia. CSIC

leoncio.lopez-ocon@cchs.csic.es

El período republicano se caracterizó por un impulso decidido a la enseñanza activa estimulando el conocimiento racional por parte del alumnado. En ese tipo de docencia se pretendió que el libro desempeñase un importante papel en la transmisión de los conocimientos que se impartían en el aula. Por tal razón se afianzó la coexistencia obligatoria entre la escuela y la biblioteca escolar.

Desde que el Gobierno de la República decretó el 7 de agosto de 1931 que toda escuela primaria debía poseer una biblioteca pública, fija y circulante, la expansión de las bibliotecas escolares fue incesante, estimándose por ejemplo que entre 1931 y 1933 el Patronato de las Misiones Pedagógicas distribuyó 3500 bibliotecas, que tuvieron cerca de medio millón de lectores entre niños y adultos con más de dos millones de lecturas registradas.

Según los organizadores de esas bibliotecas su labor consistió en seleccionar obras de estudio y lectura que reuniesen las condiciones pedagógicas, científicas y literarias que fuesen capaces de ofrecer al niño materiales de cultura interesantes, precisos y bellos.

Gracias a una orden ministerial de 5 de febrero de 1936, firmada por Filiberto Villalobos, podemos conocer el tipo de libros que ese ministro, médico de formación, y sus asesores, consideraron idóneos para formar parte de esas bibliotecas escolares, bien porque el alumnado podía usarlos como manuales o medios de apoyo a sus lecturas o porque los maestros podían usarlos como instrumentos de ayuda para preparar sus clases.

De los 165 libros recomendados casi un tercio del total -más de una cincuentena- estaban relacionados con la enseñanza de la geografía, las ciencias naturales y físico químicas.

Esta comunicación pretende efectuar una presentación panorámica y un recorrido individualizado por esos libros con un doble objetivo. Determinar quiénes fueron sus autores lo que nos permitirá conocer las conexiones entre los diferentes niveles del sistema educativo, pues muchos de los libros de esas bibliotecas escolares fueron elaborados por profesores universitarios o de instituto. Comparar la producción de los dos principales focos editoriales productores de esos libros didácticos científico-técnicos: Barcelona y Madrid, señalando la mayor pluralidad en la oferta barcelonesa, y la relevancia de colecciones educativas de la editorial madrileña Calpe, transformada luego en Espasa-Calpe.

 

La influencia del Nature Study y los espacios escolares ingleses en las propuestas metodológicas de las profesoras Dolores Cebrián y Margarita Comas.

José Pedro Marín Murcia. Profesor Ayudante Doctor. Departamento de Biología Celular. Universidad Complutense de Madrid. Josepm04@ucm.es

 

En el marco de los estudios de las disciplinas escolares y los espacios para la enseñanza de las ciencias, este trabajo se centra en dos propuestas renovadoras para la formación pedagógica de los maestros en las escuelas españolas. El análisis de la práctica experimental y los espacios escolares en los centros ingleses estudiados por las profesoras Dolores Cebrián y Margarita Comas son de especial interés en esta investigación, en particular los jardines escolares y su propuesta o adaptación al caso español. Estudiaremos el alcance de estas metodologías durante la II República en los ámbitos de responsabilidad académica y gestión de ambas profesoras.

En primer lugar, se analiza la propuesta de la profesora de la Escuela Normal de Maestras de Madrid, Dolores Cebrián, que en su estancia de 6 meses en Inglaterra estudió cómo era y funcionaba el jardín escolar de la James Allen’s Girls School en Dulwich. La directora de dicho jardín, Lilian Clarke, era doctora en Ciencias por la Universidad de Londres habiendo realizado la tesis acerca de la botánica en la educación, diseñando los jardines como un laboratorio al aire libre.

La segunda propuesta estudiada es la de la profesora Margarita Comas, que publicó varios artículos en la revista de Pedagogía donde explicaba con profusión el Nature Study y proponía líneas de trabajo usando el jardín y el aula laboratorio como espacios complementarios. Fue pensionada durante nueve meses entre 1920 a 1921 en el Bedford College de la Universidad de Londres y en el London Day Training College. Analizaremos en detalle su propuesta más elaborada de jardín escolar en el manual metodológico de 1937 donde describe minuciosamente cómo debía ser este espacio y las posibles experiencias estudiando las plantas o los insectos, con especial interés en las ilustraciones y en las imágenes de la Escola Normal de Mestras de la Generalitat.

 

Eficacia o veracidad. La construcción de un discurso divulgativo en la radio (España, 1926-1936)

 Víctor Guijarro Mora. Profesor Contratado Doctor.  Universidad Rey Juan Carlos, Madrid

victor.guijarro@urjc.es

 

La divulgación es un fenómeno discursivo complejo cuyo análisis va más allá de su consideración como una forma comunicativa por medio de la cual se hace llegar a un público no especializado y amplio el saber producido por especialistas. La dificultad para llegar a una delimitación precisa de su alcance y contenido ya fue revelada por Stephen Hilgartner en un conocido trabajo del año 1990. El autor mantenía que, por una parte, no había una clara distinción entre el conocimiento genuino-experto y el popular, sino que había una multiplicidad de representaciones dependiendo de los variados contextos en los que aparecían expuestos públicamente, y, por la otra, que no podía admitirse que la divulgación fuera una mera simplificación de los contenidos. Al no estar definidos claramente los límites entre el contenido original y el divulgativo, el profesional tenía un amplio margen para construir un nuevo discurso que comprendía diversos propósitos.

Las ideas anteriores constituyen el punto de partida para el análisis de la divulgación a través de la radio en el primer periodo de su extensión en España, es decir, entre 1926 y 1936. Aquí se contemplarán dos supuestos derivados de las anteriores conclusiones de Hilgartner: el relativo a la simplificación, que es insuficiente para describir las prácticas de difusión de los conocimientos, y el relacionado con el amplio margen con el que contaban los expertos, amparados en la autoridad de la ciencia, para orientar a uno fines u otros sus discursos. A estos elementos hay que sumar la atención a los ajustes que los nuevos formatos radiofónicos impusieron a las exposiciones en estos medios, porque los efectos de la nueva tecnología no consistieron solo en un cambio de escala en el número de receptores de un mensaje que hasta ese momento se recibía de forma presencial, sino en la construcción de un nuevo discurso mediado por los intereses empresariales expansivos.

El propósito es mostrar que la divulgación no se limita a un ejercicio de traducción de una modalidad discursiva especializada a una común y popular, sino que principalmente lo que se articula es un nuevo discurso, “con nuevos puntos de vista, nuevos contextos, nuevos interlocutores, nuevas funciones e intencionalidades”.

Se aplicarán estos presupuestos al análisis del registro divulgativo de textos correspondientes a conferencias y charlas emitidas a través de Unión Radio y publicadas posteriormente, teniendo en cuenta los acontecimientos históricos y la política radiofónica del periodo republicano.

 

Manuel Peraita, pensionado de la JAE en Breslau

Álvaro Ribagorda. Profesor Titular interino de Historia Contemporánea. Universidad Carlos III de Madrid

aribagor@hum.uc3m.es

 

Esta comunicación analiza la trayectoria científica del neurólogo Manuel Peraita Peraita, cuya biografía está singularmente marcada por la Junta para Ampliación de Estudios (JAE) y sus centros. Peraita fue educado en el Instituto-Escuela de Madrid, se formó en la Facultad de Medicina de la Universidad Central donde impartían clase muchos de los científicos de la JAE, fue becario del Laboratorio de Fisiología que dirigía Juan Negrín en la Residencia de Estudiantes, y uno de los momentos cruciales de su carrera científica fue la estancia de investigación que realizó con una pensión de la JAE en el laboratorio de O. Foerster en Breslau desde 1933.

Se analizan aquí algunos pormenores de aquella decisiva estancia, en una de las carreras más destacadas de la escuela neurológica española durante un periodo decisivo en el desarrollo de psiquiatría en España.

La prometedora carrera de Peraita durante la Segunda República, continuó su desarrollo con algunos trabajos durante la Guerra Civil, y encontró acomodo en los primeros años del franquismo al lado de López Ibor, llegando incluso a ser director del afamado Manicomio de Santa Isabel de Leganés, hasta su prematura muerte en 1950.

 Los referentes pedagógicos de la enseñanza de las ciencias físico-naturales en el Diccionario de Pedagogía (1936) de Editorial Labor

 Mavi Corell Doménech. Doctora y profesora de la Unidad de Educación. Florida Universitària (Valencia)

mavi.corell@gmail.com

El Diccionario de pedagogía dirigido por Luis Sánchez Sarto y publicado en 1936 por editorial Labor constituye una obra excepcional formada por dos volúmenes, que contiene 980 voces escritas por 111 autores y autoras anónimos, acompañadas de numerosas referencias bibliográficas españolas y extranjeras. El Diccionario aborda temas sobre pedagogía y psicología, sistemas educativos, medicina e higiene, biografías, así como organización escolar, educación de la mujer y coeducación, metodologías de enseñanza y su didáctica. 

Se propone estudiar las referencias bibliográficas que contienen las entradas sobre didáctica de las ciencias experimentales en el Diccionario de pedagogía: Ciencias físico-químicas (enseñanza de las), Ciencias naturales (enseñanza de las), así como Acuarios, Herbarios, Terrarios, Huerto escolar y Excursiones, con el fin de determinar y valorar el número de referencias extranjeras y españolas, los títulos y autores de las traducciones de obras extranjeras al español, así como las editoriales que lo hicieron posible. Finalmente se expondrán las propuestas metodológicas de algunas de estas obras y su influencia en la de algunos de los expertos en la enseñanza de las ciencias españoles del periodo republicano.

 

 

Cómo se desenvolvió la polémica de la ciencia española y cómo superarla: seminario en la Universidad de Salamanca

Mañana jueves 2 de junio, el doctorando Alberto Núñez Rodríguez, que acaba de publicar en la revista electrónica Hispania Nova una interesante aportación sobre la revista Tiempos Nuevos, impulsada durante la Segunda República por el dirigente socialista Andrés Saborit, me ha invitado a participar en el seminario del programa de doctorado del departamento de historia medieval, moderna y contemporánea de la Universidad de Salamanca. Intervendré en él a las 5 de la tarde en el aula 36 de la Facultad de Geografía e Historia con una comunicación titulada «La ciencia en España y su historia: cómo superar una polémica».

Tras darle vueltas al contenido de lo que quisiera transmitir a mis interlocutores me decidí a enfocar mi intervención hacia un asunto añejo como es el de las polémicas de la ciencia española para intentar abordarlo con nuevos enfoques derivados de mi práctica historiográfica. De ahí que piense organizar mi intervención en torno a tres cuestiones.

En primer lugar, presentaré una cartografía de los estudios históricos sobre la ciencia que se efectúan en diversos lugares del mundo académico española. Mediante una comparación con la situación de la disciplina en el mundo anglosajón se ofrecerá una evaluación de ese mapa para constatar una situación ambivalente: su debilidad institucional que se expresa también en falta de coordinación entre sus actores y sus logros puntuales gracias a sólidas monografías en circulación.

 En segundo lugar, relacionaré ese diagnóstico con el peso de un pasado, es decir con el tópico conocido como “polémica de la ciencia española”, que se suscita en la época ilustrada y resurge generación tras generación, tanto en los tiempos fundacionales de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales allá por 1845 como en los inicios de la Restauración en torno a 1876 o a lo largo del primer tercio del siglo XX, como apuntase Cajal en su «best-seller» Los tónicos de la voluntad.           

Finalmente, ofreceré una propuesta metodológica para explicar por qué y cómo hay que apostar por intensificar los estudios sobre las actividades científico-técnicas efectuadas en este país a lo largo de su historia, intentando mostrar que quienes se situaron en una tercera vía en esa polémica son quienes han dejado un poso historiográfico más consistente. Así sucedió en cierta medida con algunos de los impulsores de la Sociedad Española de Historia Natural, allá por 1871, como expuse en un trabajo que publiqué en la revista Dynamis allá por 1992

Quienes tengan interés en asistir telemáticamente al seminario lo podrán hacer a través de Google Meet a través del siguiente enlace:

https://meet.google.com/bhp-xxrn-vek

Presentación del libro El orden de las palabras. Orígenes de la filología moderna en España de Mario Pedrazuela

Antes de ayer, viernes 5 de noviembre de 2021, en el incomparable marco de la iglesia de San Quirce, que fue convertida en sede de la Universidad Popular Segoviana en 1927 y es actualmente la sede de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, presenté en compañía del integrante de esa academia Juancho del Barrio y de su autor, Mario Pedrazuela, el libro El orden de las palabras. Orígenes de la filología moderna en España, publicado por la editorial Marcial Pons.

Previamente participé también el 15 de septiembre pasado en la presentación que se hizo de esa obra en la sede de la Fundación Ramón Menéndez Pidal junto a José Antonio Cid, Inés Fernández Ordóñez y Mario Pedrazuela.

En este video se recogen nuestras intervenciones

He aquí los contenidos de mi intervención en ese acto celebrado el pasado 15 de septiembre en la mencionada Fundación.

Buenas tardes.

	Permítanme iniciar esta intervención con una serie de agradecimientos.
	
	En primer lugar, a Mario Pedrazuela, el autor de la obra El orden de las palabras. Orígenes de la filología moderna en España por ofrecerme la oportunidad de escoltarle en la presentación del libro que nos congrega esta tarde.
	En segundo lugar, a la Fundación Ramón Menéndez Pidal, organizadora de este evento y anfitriona de todos nosotros.
	En tercer lugar, a la editorial Marcial Pons por la cuidada publicación de este libro, que incluye un valioso índice onomástico y a la editorial CSIC por haber contribuido a su financiación. 
	Y a todos ustedes por su presencia. 
	
	Añadiré en este preámbulo una confidencia: estar en esta especie de “sancta sanctorum” de los filólogos españoles y lugar de la memoria de nuestra cultura científica me produce una especie de “miedo escénico”, máxime al estar acompañado en esta mesa por personas que saben mucho más que yo de los asuntos sustanciales abordados por el libro que se presenta, conectados con el surgimiento de la filología como materia científica y disciplina académica en la España del siglo XIX. 

	Pero además de “miedo escénico” también experimento una gran alegría por tener la oportunidad de participar en la puesta de largo de una obra meritoria por muchos conceptos, que tiene además la fortuna de presentarse en esta sala remozada dedicada a esa gran mujer que fue María Goyri, presente en cierta medida en la portada del libro que comentamos. 

	Esa portada reproduce un grabado de la revista ilustrada La Ilustración Española y Americana del 30 de octubre de 1899.  En él  aparecen un aula y  la monumental escalera del Instituto del Cardenal Cisneros, que estaba adosado a la Facultad de Filosofía y Letras de la denominada en aquella época Universidad Central, dos lugares que son importantes protagonistas en las páginas de El orden de las palabras. Pues bien, quien visite hoy ese instituto histórico de Madrid se encontrará al final de esa escalera con una placa colocada por una promoción de sus alumnos en honor no sólo de Ramón Menéndez Pidal sino también de María Goyri y Goyri. Los dos se graduaron de bachilleres en ese centro docente, lugar de formación de un amplio contingente de las elites que dieron forma al Estado liberal en el siglo XIX. Según esa placa María Goyri se graduó de bachiller en 1899, en el mismo año en el que se hizo el grabado que se reproduce en la portada.

	En cierta medida el libro elaborado por Mario Pedrazuela orbita en torno a esos dos personajes, aunque quizás María Goyri esté algo opacada, cuando el autor y los que estamos en esta sala sabemos cuán importante fue esa mujer en la trayectoria científica y en el equilibrio emocional del fundador de la que es denominada escuela de filología española. 

	Al final del capítulo sexto, y penúltimo de El orden de las palabras se nos ofrecen las claves de por qué el libro gira en torno a Menéndez Pidal, a mi modo de ver. Allí se nos explica cómo el real decreto de 21 de julio de 1900 firmado por el conservador García Alix, tras asumir la cartera del recién creado ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, reformó la Facultad de Filosofía y Letras para adaptarla a los avances científicos que se estaban produciendo en las materias que se estudiaban en ella. 

	En esa renovación se creó una cátedra de Filología Comparada de las Lenguas indoeuropeas, cuyo primer ocupante fue Ramón Menéndez Pidal. A partir de entonces, como subraya Mario Pedrazuela, se produjo un despliegue de la filología como disciplina científica bajo el liderazgo de don Ramón, quien lo ejerció desde diversas plataformas institucionales. Entre ellas cabe destacar al Centro de Estudios Históricos que la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científica creó en 1910 y que el autor de la obra que se presenta conoce en profundidad, como ha mostrado en otras publicaciones previas a este libro. 

	Pues bien, como se sostiene en la página 199 de El orden de las palabras la ingente obra de la persona que ordenó construir el edificio que nos alberga es ininteligible sin tener en cuenta la herencia científica y cultural que asumió, legada por sus antecesores, cuya genealogía y aportaciones son analizadas por Mario Pedrazuela desde una triple perspectiva.

	Por una parte, a lo largo de los tres primeros capítulos se aborda el surgimiento en Centroeuropa a principios del siglo XIX de una nueva disciplina científica que tenía al lenguaje como objeto de estudio, se exponen sus conexiones con las ciencias biológicas, particularmente con la teoría darwinista, y se examina su recepción inicial en la España ochocentista.

	Los cultivadores de esa nueva disciplina científica, influidos por el conocimiento y estudio del sánscrito durante el último tercio del siglo XVIII, empezaron a descubrir una serie de principios y leyes generales sobre el origen y evolución del lenguaje y a establecer una clasificación de las lenguas, como hiciera Guillermo de Humboldt, basándose en la estructura dominante de la palabra como unidad gramatical. Desfilan entonces ante los lectores de esta obra las aportaciones de los fundadores de esa nueva ciencia lingüística: Franz Bopp, profesor de sánscrito de Guillermo de Humboldt, quien sería tan relevante en la historia de las ciencias como su hermano Alejandro, entre otras razones por haber impulsado a la universidad de Berlín como un centro investigador; Friedrich Schlegel; Jacob Grimm, autor en 1822 de una importante Gramática germánica, y August Schleicher, responsable de una obra muy influyente Compendio de la gramática comparada de las lenguas indoeuropeas, en la que intentó reconstruir el idioma protoindoeuropeo y que se publicó entre 1861 y 1862 muy poco después del Origen de las especies de Darwin. 

	En esta parte de El orden de las palabras se muestran las interrelaciones e interconexiones entre la nueva ciencia lingüística y los métodos de las ciencias naturales, y viceversa pues  Darwin también estaba muy atento a los avances de esa nueva disciplina científica que surgía en el panorama cultural europeo. Así lo muestra Mario Pedrazuela al transcribir una reflexión de Darwin en la que ese gran naturalista constató que “es un hecho muy notable, y muy curioso a la vez, que las causas que explican la formación de las diferentes lenguas explican también la de las distintas especies y constituyen las pruebas de que ambas proceden de un progreso gradual tan curioso como exacto”. [p. 64]

	Los métodos y aportaciones de la nueva ciencia del lenguaje penetraron lentamente en la sociedad española por una serie de razones sociales y culturales. No obstante, se nos ofrecen pruebas de cómo a partir de la década de 1850, medios de comunicación e integrantes de la Academia de la Lengua se mostraron receptivos a las contribuciones de la nueva disciplina que transformó el conocimiento de la evolución de las lenguas. Tal receptividad se acrecentó durante el Sexenio democrático en un clima de efervescencia científica y desarrollo de la libertad de pensamiento. 

	Otros dos capítulos están dedicados a exponer las vicisitudes de los estudios dedicados a la lengua y a la literatura en los niveles educativos de la enseñanza media y la enseñanza superior. 

	En el abordaje de la situación en los institutos de bachillerato se elige como objeto de análisis el estudio de las diferentes propuestas de moderados y progresistas en torno a la enseñanza del latín y el castellano y su enfoque diferenciado sobre el conocimiento de la historia de la literatura. Aparece entonces un mundo conservador partidario de potenciar la enseñanza de la lengua latina en detrimento de la lengua castellana y defensor de formar a los alumnos en el arte de la retórica. Y un ámbito progresista favorable a consolidar la lengua castellana como vehículo de comunicación entre las diferentes colectividades de la nación española y a encarar el estudio de la literatura entroncándolo con ideas filosóficas y estéticas para favorecer el desarrollo de la imaginación y el espíritu crítico del alumnado. 

	Respecto a la enseñanza superior se presenta en detalle la lenta incorporación de propuestas de la nueva ciencia lingüística a la Facultad de Filosofía, transformada en Filosofía y Letras, a partir de la ley de Educación impulsada por el ministro Claudio Moyano en 1857. En este capítulo cabe destacar la importancia concedida por el autor al sexenio democrático como un período favorable a la modernización de los estudios lingüísticos resaltando el carácter innovador del decreto republicano de 3 de junio de 1873. El nuevo plan de estudios, de carácter efímero, impulsado por el ministro Eduardo Chao contemplaba entre otras asignaturas los “Principios de Filología y Filología Comparada”, y en su preámbulo se exponía la conveniencia de impulsar los “estudios literarios y filológicos”, apareciendo este término por primera vez en disposiciones ministeriales.

	El orden de las palabras se completa con otros dos relevantes capítulos, en los que se nos presentan bocetos biográficos, expuestos de manera muy vívida, de una docena de autores, que realizaron aportaciones de desigual valor a esa disciplina en construcción que fue la filología en el panorama académico español del siglo XIX. 

	En el cuarto capítulo, dedicado a explicar el asentamiento de las nuevas corrientes filológicas en España, se muestran las aportaciones a la ciencia filológica de cuatro figuras señeras de la intelectualidad española contemporánea. 

	De Milá y Fontanals se destaca el impacto que tuvieron sus encuestas y su trabajo de campo particularmente en tierras catalanas. Respecto a Joaquín Costa se abordan sus contribuciones al estudio de la dialectología desde presupuestos darwinistas y su invención de términos nuevos como el de “isoglosa” para definir la línea imaginaria que marca aquellos lugares en los que se da un mismo fenómeno lingüístico. Unamuno se planteó ser filólogo. Hizo su tesis doctoral, que presentó en 1882, sobre la lengua vasca. Y posteriormente realizó una edición del Poema del Mío Cid, en el que pretendía hacer la biología del castellano. Pero como muestra Mario Pedrazuela de manera convincente el maestro del ensayismo en lengua española carecía de la paciencia requerida para cultivar una ciencia necesitada de un trabajo metódico y perseverante, acumuladora de hechos, atenta al análisis de los detalles de los fenómenos lingüísticos. Quien sí reunió esas cualidades, una gran ambición intelectual y un plan de trabajo de largo alcance fue Ramón Menéndez Pidal, en cuya trayectoria inicial 1896 fue una especie de “annus mirabilis”. Publicó en ese año La leyenda de los infantes de Lara, conoció al líder de los krausistas e institucionistas Francisco Giner de los Ríos, maestro de la “intelligentsia” del liberalismo democrático, e impartió en el Ateneo de Madrid un curso sobre “Orígenes de la lengua castellana”, al que asistió María Goyri, y en el que Pidal expuso los fundamentos del plan de trabajo que desplegaría de manera fructífera en las décadas siguientes, como podrá comprobar, por ejemplo, quien visite las instalaciones de la casa que nos acoge.

	Junto a esas cumbres de la filología y del pensamiento en lengua castellana en el último capítulo del libro que comentamos Mario Pedrazuela nos resume las trayectorias de otros ocho filólogos de carácter menor, pero cuya labor fue significativa para entender el basamento sobre el que se construyó el edificio de la escuela de filología española. Quizás ese capítulo podría haber estado precedido de unas consideraciones sobre los contextos en los que esos autores produjeron sus obras y cómo las circunstancias que les envolvieron influyeron en su quehacer. 

	Por ejemplo, alguno de esos autores logró dar continuidad a una herencia ilustrada, caso del latinista Alfredo Adolfo Camús, nacido en 1797. Otros son típicos representantes de una mentalidad romántica, asociada a la construcción del nacionalismo liberal, como José Amador de los Ríos nacido en 1816. Diferentes a ellos son los pertenecientes a la conocida como “generación intermedia”, que agrupa a los nacidos entre 1820 y 1835, quienes transitaron del romanticismo al positivismo, y fueron responsables de la recuperación cultural que se produjo en la España bajoisabelina que preparó el dinamismo científico del Sexenio democrático.  En ese grupo se situarían Francisco Fernández y González y Francisco de Paula Canalejas, nacidos respectivamente en 1833 y 1834. Y finalmente se podrían agrupar a los que abrazaron el positivismo como Manuel de la Revilla y Antonio Sánchez Moguel, nacidos en 1846 y 1847. 

	Por cierto, tengo la impresión de que el positivismo fue un movimiento científico e historiográfico, más potente de lo que se sostiene en algunas páginas de El orden de las palabras. 

	Gracias a la labor de los positivistas, por ejemplo, se editó una magnífica colección de libros raros y curiosos a lo largo del último tercio del siglo XIX en la que se dieron a conocer obras tan significativas de nuestra literatura renacentista y medieval como La lozana andaluza y las Andanzas y viajes de Pero Tafur. 

	O se efectuaron fundadas críticas del trabajo editorial de los románticos, tan poco preocupados por seguir las reglas de la ecdótica, esa rama de la filología que tiene por cometido editar textos de la forma más fiel posible al original o a la voluntad del autor, procurando la eliminación de errores de transcripción. Así se aprecia en el sarcástico “Pasillo bibliográfico” publicado en la Revista Europea el 19 de noviembre de 1876 a propósito de la descuidada edición de la Historia general de las Indias que escribiera Gonzalo Fernández de Oviedo en las primeras décadas del siglo XVI, efectuada por José Amador de los Ríos a mediados del siglo XIX, llena de gazapos y errores de transcripción. Aunque tan demoledora crítica aparecía como anónima su autor es uno de los más cualificados representantes de la “bonne méthode” que introdujeron los positivistas como fue el naturalista e historiador Marcos Jiménez de la Espada, otro notable representante de esa generación intermedia que sufrió el debilitamiento de la herencia ilustrada tras la crisis del Antiguo régimen y la invasión napoleónica pero que gracias a sus afanes y laboriosidad favoreció el resurgimiento del sistema científico-técnico a partir del sexenio democrático, como expuse en mi Breve historia de la ciencia española.

	Evidentemente estos peros no tienen nada que ver con las duras críticas que proliferaban en la época que aborda el libro que comentamos. Por ejemplo, Clarín en uno de sus Paliques publicado en El Heraldo el 5 de mayo de 1897 tildó a Ramón Menéndez Pidal de “instantáneo, medieval y medio tonto”. Como bien explica Mario Pedrazuela Clarín aprovechó su tribuna periodística para descargar en el sobrino la inquina que le tenía a su tío, el cacique asturiano Alejandro Pidal.
 
	Añadiré finalmente dos consideraciones.
 
	Una es expresar mi alborozo por el alumbramiento de una obra fruto de un cóctel en el que se han mezclado en buenas dosis laboriosidad, ambición intelectual e ilusión por desbrozar caminos nuevos en el ámbito del conocimiento de la filología. Una obra que, a mi modo de ver, es también resultado del ambiente estimulante que durante unos años supo generar la institución en la que trabajo, el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, en cuyo seno en parte se gestó este libro, si no me equivoco. Un Centro en el que se conserva, afortunadamente, parte del legado creado por el Centro de Estudios Históricos de la JAE, que dirigiera Ramón Menéndez Pidal desde su creación hasta su extinción, legado que complementa el existente en este edificio. 

	La segunda tiene que ver con un consejo que me atrevo a dar a su autor, inspirado en una reflexión de Menéndez Pidal expuesta en una entrevista que le hizo en 1916 Federico de Onís, personaje que conoce muy bien Mario Pedrazuela. En ella don Ramón evoca cómo le impactó en su lectura infantil de la Biblia la frase “maldito el que una vez puesta la mano en el arado vuelve la cabeza atrás”. De tal manera que desde que publicó su primer trabajo Menéndez Pidal decidió mirar hacia adelante construyendo su edificio intelectual a partir de los cimientos de su obra primeriza: los estudios del Poema del Mío Cid. 

	Imitando a Don Ramón, pienso Mario -discúlpenme el atrevimiento de dirigirme personalmente al autor- que has de perseverar en la producción de tu labor intelectual y proseguir tu escalada de montañas como hacen no sólo los deportistas, sino también los trabajadores intelectuales como evocaran, entre otros, Einstein o el alemán Helmholz en su autobiografía El pensamiento en medicina. Tras tu Vida y filología, dedicada a darnos a conocer la obra de tu maestro Alonso Zamora Vicente, y El orden de las palabras en el que reconstruyes, con tino y solvencia, los orígenes de la filología moderna en la España del siglo XIX, has de ofrecernos nuevas obras que nos permitan seguir conociendo las vicisitudes de la filología y de los filólogos españoles.

	A estas consideraciones añado, claro está, una apostilla. Lean ustedes el libro que estamos presentando. Aprenderán mucho y disfrutarán de los frutos que nos ofrece Mario Pedrazuela en el singular árbol del conocimiento que constituye la obra a la que nos estamos aproximando. Sus páginas interesarán no sólo a filólogos, sino también a los estudiosos interesados por la historia de la educación y de las ciencias, y a cualquier ciudadano culto que tenga curiosidad intelectual por saber más de un período oscuro, por estar mal estudiado, como fue el apasionante y fascinante siglo XIX. 

	He dicho. Gracias por su atención. 


El cenit de la ciencia republicana: sus propósitos y sus contenidos

Está iniciando su circulación el libro El cenit de la ciencia republicana. Los científicos en el espacio público (curso 1935-1936). En él se pretende mostrar que en durante los años republicanos, gracias a una labor colectiva impulsada desde 1907 por la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, entre otras instituciones, la rueda de…

Mi homenaje a Rafael Araujo

Ayer supe del fallecimiento de Rafael Araujo, cuyo libro El arca de las tres llaves. Las colecciones de moluscos y otros invertebrados del Museo Nacional de Ciencias Naturales publicó recientemente la editorial Doce Calles.

A principios de septiembre nos reunimos en la terraza de la cafetería Kon Tiki, ubicada enfrente del Museo Nacional de Ciencias Naturales, el lugar de trabajo de Rafael, donde desplegó su pasión por el conocimiento de la biodiversidad de este país y donde era el responsable de sus magníficas colecciones de moluscos y otros invertebrados. Le ví con buen aspecto y supuse que había vencido sus problemas de salud. Pero fue un espejismo. Semanas después los médicos le diagnosticaron que su final se avecinaba. En nuestra última conversación telefónica de hace apenas dos semanas constaté que afrontaba su final con entereza, valentía y dignidad, en una actitud ejemplar.

En aquella conversación de la Kon Tiki hablamos de lugares mágicos donde habíamos pasado las vacaciones -él en una recoleta cala mallorquina, yo en una amplia rasa asturiana al borde del Cantábrico-, y de nuestro amor a los viajes en los que los naturalistas habían explorado el mundo. Y de la posibilidad de presentar su libro, cuyo prólogo me pidió hacer el año pasado.

Como homenaje a este ejemplar conservador de las colecciones del Museo Nacional de Ciencias de las Naturales, de gran curiosidad intelectual y apasionado por la malacología, presento a continuación el prólogo que precede a su última obra.





Iniciativas de la Biblioteca del Congreso en Washington para celebrar un mes dedicado a la «Black History»

Carla Hayden es la primera directora de la Biblioteca del Congreso, de orígenes afroamericanos. En la carta que se reproduce explica las múltiples y variadas iniciativas adoptadas por esa magnífica biblioteca para conmemorar el relevante papel de la población afroamericana en la construcción de los Estados Unidos de América, lleno de dolor y sufrimiento y también de logros culturales de toda índole.

News from the Library of Congress

Celebrating Black History Month

Dr. Carla Hayden headshotFriends,
In 1926, noted historian Dr. Carter G. Woodson, known as the “Father of Black History,” began a week-long celebration to highlight the achievements of African Americans. He selected the second week in February, as it contains the birthdays of both Frederick Douglass and Abraham Lincoln.Several years earlier in 1915, Woodson founded what is today known as the Association for the Study of African American Life and History (ASALH) after attending an exposition celebrating the 50th anniversary of the 15th Amendment and being inspired to more widely share the history and accomplishments of African Americans since slavery – stories that were not discoverable and were not being presented.In 1976, the initial week-long celebration grew into the longer Black History Month celebration that continues to this day. ASALH also continues to honor Woodson’s lifelong mission to honor the study of African American history all year long, year after year. They’ve set the 2021 Black History Month theme as, “The Black Family: Representation, Identity, and Diversity.”The Library of Congress holds many varied African American historical resources within our vast collections, including the NAACP Records our largest and most accessed single collection, and we are committed to acquiring more. Last month, we announced a new, multiyear initiative – Of the People: Widening the Path – to create new opportunities for more Americans to engage with the Library and add their perspectives to the Library’s collections, allowing the national library to share a more inclusive American story.  Read more below about this initiative, which is supported by a $15 million investment from The Andrew W. Mellon Foundation.Below, you will also find a wide selection of Library blog posts highlighting African American stories in honor of Black History Month, giving a glimpse into all the history there is to discover at the Library of Congress.Sincerely,
Carla Hayden, Librarian of Congress

Header from African Amerian History Month webpage featuring a Black family from several centuries ago

The Library of Congress, National Archives and Records Administration, National Endowment for the Humanities, National Gallery of Art, National Park Service, Smithsonian Institution and United States Holocaust Memorial Museum join in paying tribute to the generations of African Americans who struggled with adversity to achieve full citizenship in American society. Visit this joint web portal highlighting collections, resources and events: africanamericanhistorymonth.gov


Print shows the painted portrait of a family photo. A woman, the mother, sits in her cushioned chair. Celebrating Black History: Blog Posts from Around the LibraryCelebrating Artists’ Portraits at the Library of Congress for African American History Month blogs.loc.gov/picturethis/2021/02/celebrating-artists-portraits-at-the-library-of-congress-for-african-american-history-month/
The Family Life of Ralph Ellison blogs.loc.gov/catbird/2021/02/the-family-life-of-ralph-ellison/
Honoring African American Contributions in Medicine: Midwives blogs.loc.gov/inside_adams/2020/06/honoring-african-american-contributions-in-medicine-midwives/
Katherine Dunham’s Ethnographic Research in the Caribbean blogs.loc.gov/folklife/2021/02/katherine-dunham-in-the-caribbean/
A clip from The North Star newspaper of Rochester, NY in Dec. 1847Frederick Douglass Newspapers, 1847-1874: Now Online blogs.loc.gov/headlinesandheroes/2020/01/frederick-douglass-newspapers-1847-1874-now-online/
Sojourner Truth and the Power of Copyright Registration blogs.loc.gov/copyright/2020/12/sojourner-truth-and-the-power-of-copyright-registration/
The Beauty Entrepreneur: Madam C. J. Walker  blogs.loc.gov/inside_adams/2020/03/madam-c-j-walker/
Performing Arts Blog Posts blogs.loc.gov/music/category/african-american-history/

The Hazel Scott Papers

To celebrate Black History Month and commemorate the centennial of Hazel Scott, the Music Division is pleased to announce a new online finding aid for the Hazel Scott Papers.By the mid-1940s Scott had become one of the best-known African-American entertainers in the United States, and she gained additional press attention when she married Adam Clayton Powell, Jr. in 1945. Powell was the first African-American congressman from New York, and Scott and Powell each worked to further the causes of social justice and to fight racism and discrimination.Read more: blogs.loc.gov/music/2021/02/hazel-scott-now-playing/Cover of Ebony magazine from 1949 featuring a Black family

African American Art Dolls & Puppets for Identity & Healing

African American art dolls and puppets

On February 18, 2020, the Library of Congress hosted a celebration of African American dolls and puppets sponsored by the American Folklife Center’s Benjamin Botkin Lecture Series. Folklorist Camila Bryce-Laporte and fellow artist, Dr. Deborah Grayson, presented several artists from Maryland and the District of Columbia. The event also included a wonderful exhibition of dolls by the presenters and other artists. The dolls and puppets featured were handmade by the presenters and exhibitors.

Learn more and watch the event video as artists explain how their creations have meaning for them and what inspires their work: blogs.loc.gov/folklife/2021/02/african-american-art-dolls-and-puppets/


Black History Month Events at the Kluge Center

As part of the Library of Congress commemoration of African American History Month, the Kluge Center will be hosting two events that honor the African American scholars and activists who have contributed so much to American democracy.

On Feb. 22 at 1 pm, join us for A History of African American Political Thought with Melvin Rogers and Jack Turner. Rogers and Turner will discuss the new book they co-edited, African American Political Thought: A Collected History.

Event info & free registration: prekindle.com/event/23151-conversations-on-the-future-of-democracy-a-history-of-african-american-political-thought

And on Feb. 23 at 1 pm, join us for African American Women and the Suffrage Movement, with Martha S. Jones. Jones will discuss her recent book «Vanguard: How Black Women Broke Barriers, Won the Vote, and Insisted on Equality for All»

Event info & free registration: prekindle.com/event/84828-martha-s-jones-on-african-american-women-and-the-suffrage-movement

Read more: blogs.loc.gov/kluge/2021/02/african-american-history-month-at-the-kluge-center/


Of the People: Widening the Path Funded by $15 Million Grant from Mellon Foundation

A street artist paints a portrait of a Black woman

The Library of Congress announced a new, multiyear initiative to connect more deeply with Black, Hispanic, Indigenous and other minority communities by expanding its collections, using technology to enable storytelling and offering more internship and fellowship opportunities, supported by a $15 million investment from The Andrew W. Mellon Foundation.

The new initiative is part of a larger vision at the Library to connect with all Americans by inviting new generations to participate in creating, preserving and sharing the nation’s cultural treasures and building on the Library’s commitment to collect and preserve more underrepresented perspectives and experiences.

Read the press release: loc.gov/item/prn-21-002/

Subscribe to the Of the People blog for updates: blogs.loc.gov/OfThePeople/


Rosa Parks: In Her Own Words – Visit the Exhibition Online

Black and white headshot of Rosa ParksVisit our current exhibition on Rosa Parks which showcases rarely seen materials that offer an intimate view of Rosa Parks and documents her life and activism—creating a rich opportunity for viewers to discover new dimensions to their understanding of this seminal figure.loc.gov/exhibitions/rosa-parks-in-her-own-words/about-this-exhibition/Young Rosa Parks: Ideas for Families to Engage with Her Life Story blogs.loc.gov/families/2021/02/young-rosa-parks/Expanding Historical Narratives about Rosa Parks Using Primary Sources: Ideas for Teachers blogs.loc.gov/teachers/2020/03/expanding-historical-narratives-about-rosa-parks-using-primary-sources/Virtual Student Workshop – Rosa Parks: Freedom Fighter (grades 5-8) Through discussion, questioning strategies, storytelling and more, students learn about the many ways civil rights activist Rosa Parks fought to bring about justice and equality for many Americans. The program draws on the personal papers of Rosa Parks and other multimedia items held at the Library. Workshops are led by a Library facilitator and are available by request here: loc.gov/visit/virtual-student-workshops/

Literary Series Programs for February, March 2021

Literary events in February and March will feature the new series «Made at the Library,» with a book on Eleanor Roosevelt, as well as National Ambassador for Young People’s Literature Jason Reynolds and the ongoing series National Book Festival Presents. All programs will be virtual and premiere on the Library’s Facebook page and its YouTube site (with captions). 

Thursday, Feb. 18, 7 p.m.: “Giants of Racial Justice,” part of the ongoing series National Book Festival Presents, will focus on the paths of Malcolm X and the Rev. Martin Luther King Jr. in seeking racial equality. 

Thursday, Feb. 25, 4 p.m.: “On the Road with Jason Reynolds” features National Ambassador for Young People’s Literature Jason Reynolds in conversation with Librarian of Congress Carla Hayden. 

Friday, March 12, 1 p.m.: 2021 Diversity in Children’s Literature Symposium: “Listening, Learning, Creating Communities,” followed by the Walter Dean Myers Awards for Outstanding Children’s Literature

Thursday, March 18, 7 p.m.: “Rediscovering Eleanor Roosevelt” is the first event in a new series called “Made at the Library,” which focuses on books that have been substantially written using the Library of Congress’ extraordinary collections. 

Thursday, March 25, 7 p.m.: “War, Combat and the American Soldier” features two of the most prominent historians of war, Margaret MacMillan (“War: How Conflict Shaped Us”) and Rick Atkinson (“The British Are Coming: The War for America, Lexington to Princeton, 1775-1777”).

Read full details here: loc.gov/item/prn-21-004/


A panoramic shot of the Library of Congress with the sun setting in the background

We are more grateful than ever for all that you do to keep us strong. Whether you support the Library with a gift or simply by spreading the word about what we do, you help us in our mission to connect millions of people around the world with the stories of our collective past, present, and future.

If you haven’t yet had a chance to give and you’re in a position to donate, please consider making a gift at loc.gov/donate/.

Nuevas perspectivas sobre el papel de los manuales en la historia de la ciencia

La serie Themes de la revista British Journal of History of Science acaba de publicar un dossier sobre el papel desempeñado por los libros de texto y los manuales en la transmisión de los conocimientos científicos a lo largo de la historia en diversas civilizaciones y distintas épocas.

Dado su interés para quienes se interesan, -nos interesamos-, por la ciencia en las aulas, me parece pertinente hacerme eco del mencionado dossier

BJHS Themes Vol. 5, 2020

“Learning by the Book: Handbooks and Manuals in the History of Science”

Angela N. H. Creager, Mathias Grote and Elaine Leong (guest editors)

Simon Werrett (series editor)

ISSN: 2058-850X, EISSN: 2056-354X

open access, online only

Authors: Karine Chemla (Paris), Angela N.H. Creager (Princeton), Stephanie A. Dick (University of Pennsylvania), Boris Jardine (Cambridge), Mathias Grote (HU Berlin), Marta Hanson (Johns Hopkins), Elaine Leong (UCL), Federico Marcon (Princeton), Matteo Martelli (Bologna), Anna-Maria Meister (TU Darmstadt), Staffan Müller-Wille (Cambridge) & Giuditta Parolini (TU Berlin), Jennifer Rampling (Princeton)

This volume shows how manuals and handbooks have contributed to the standardization, codification, transmission and revision of knowledge in diverse times and places, such as ancient Greece, China and early modern Europe, as well as modern contexts worldwide. Touching upon problems of innovation, authorship and publishing, this collection offers a new perspective on how the history of science, medicine and technology relates to that of books and media. The contributors not only show how practitioners learn new methods, from alchemical recipes to gene cloning, but also how knowledge can become old in different ways, such as by becoming generally accepted, revised, or antiquated.

Table of Contents

Introduction
Learning by the book: manuals and handbooks in the history of science Angela N.H. Creager, Mathias Grote, Elaine Leong
BJHS Themes, Volume 5, 2020, pp 1 – 13
doi: 10.1017/bjt.2020.1 Published Online on 2 December 2020
Description :
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Reading instructions of the past, classifying them, and reclassifying them: commentaries on the canon The Nine Chapters on Mathematical Procedures from the third to the thirteenth centuries Karine Chemla
BJHS Themes, Volume 5, 2020, pp 15 – 37
doi: 10.1017/bjt.2020.2 Published Online on 8 December 2020
Description :
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Ancient handbooks and Graeco-Egyptian collections of alchemical recipes Matteo Martelli
BJHS Themes, Volume 5, 2020, pp 39 – 55
doi: 10.1017/bjt.2020.4 Published Online on 8 December 2020
Description :
http://image.updates.cambridge.org/lib/fe97157477670d7d70/m/28/etoc_spacer.gif
Reading alchemically: guides to ‘philosophical’ practice in early modern England Jennifer M. Rampling
BJHS Themes, Volume 5, 2020, pp 57 – 74
doi: 10.1017/bjt.2020.3 Published Online on 8 December 2020
Description :
http://image.updates.cambridge.org/lib/fe97157477670d7d70/m/28/etoc_spacer.gif
From under the elbow to pointing to the palm: Chinese metaphors for learning medicine by the book (fourth–fourteenth centuries) Marta Hanson
BJHS Themes, Volume 5, 2020, pp 75 – 92
doi: 10.1017/bjt.2020.6 Published Online on 8 December 2020
Description :
http://image.updates.cambridge.org/lib/fe97157477670d7d70/m/28/etoc_spacer.gif
Learning medicine by the book: reading and writing surgical manuals in early modern London Elaine Leong
BJHS Themes, Volume 5, 2020, pp 93 – 110
doi: 10.1017/bjt.2020.7 Published Online on 17 December 2020
Description :
http://image.updates.cambridge.org/lib/fe97157477670d7d70/m/28/etoc_spacer.gif
The book as instrument: craft and technique in early modern practical mathematics Boris Jardine
BJHS Themes, Volume 5, 2020, pp 111 – 129
doi: 10.1017/bjt.2020.8 Published Online on 8 December 2020
Description :
http://image.updates.cambridge.org/lib/fe97157477670d7d70/m/28/etoc_spacer.gif
The ‘book’ as fieldwork: ‘textual institutions’ and nature knowledge in early modern Japan Federico Marcon
BJHS Themes, Volume 5, 2020, pp 131 – 148
doi: 10.1017/bjt.2020.9 Published Online on 9 December 2020
Description :
http://image.updates.cambridge.org/lib/fe97157477670d7d70/m/28/etoc_spacer.gif
Punnett squares and hybrid crosses: how Mendelians learned their trade by the book Staffan Müller-Wille, Giuditta Parolini
BJHS Themes, Volume 5, 2020, pp 149 – 165
doi: 10.1017/bjt.2020.12 Published Online on 9 December 2020
Description :
http://image.updates.cambridge.org/lib/fe97157477670d7d70/m/28/etoc_spacer.gif
Ernst Neufert’s ‘Lebensgestaltungslehre’: formatting life beyond the built Anna-Maria Meister
BJHS Themes, Volume 5, 2020, pp 167 – 185
doi: 10.1017/bjt.2020.13 Published Online on 9 December 2020
Description :
http://image.updates.cambridge.org/lib/fe97157477670d7d70/m/28/etoc_spacer.gif
Total knowledge? Encyclopedic handbooks in the twentieth-century chemical and life sciences Mathias Grote
BJHS Themes, Volume 5, 2020, pp 187 – 203
doi: 10.1017/bjt.2020.11 Published Online on 4 December 2020
Description :
http://image.updates.cambridge.org/lib/fe97157477670d7d70/m/28/etoc_spacer.gif
Coded conduct: making MACSYMA users and the automation of mathematics Stephanie A. Dick
BJHS Themes, Volume 5, 2020, pp 205 – 224
doi: 10.1017/bjt.2020.10 Published Online on 22 December 2020
Description :
http://image.updates.cambridge.org/lib/fe97157477670d7d70/m/28/etoc_spacer.gif
Recipes for recombining DNA: A history of Molecular Cloning: A Laboratory Manual Angela N.H. Creager
BJHS Themes, Volume 5, 2020, pp 225 – 243
doi: 10.1017/bjt.2020.5 Published Online on 8 December 2020

Confidencias de Azaña sobre su visita a la cuarta Feria del Libro de Madrid: aclarando el sentido de una fotografía y apostillas adicionales

Como afirmara Pedro de Répide la idea de organizar una feria del libro en la capital del Estado español ya rondaba hacia 1920 pero fracasó la propuesta «por tratarse de una gran ciudad, cuyo comercio mucho y vario, hace de toda ella y durante el año entero, una enorme feria permanente» (1) Hubo que esperar a la proclamación de la Segunda República española para que sus gobernantes, en el marco de su decidido interés por la promoción del libro y de la lectura para favorecer el acceso a los bienes culturales y la democratización de la cultura, retomasen y ejecutasen la idea. Y así en en la primavera de 1933 pudo inaugurarse, en un ambiente festivo, la primera Feria del Libro, cuando Azaña era el presidente de un Gobierno formado por republicanos y socialistas. Ocupaba entonces Fernando de los Ríos el ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, ya en sus últimas semanas al frente de esa cartera.

Cuatro años después -el domingo 24 de mayo de 1936- fue Azaña, como jefe de Estado, el encargado de inaugurar esa fiesta popular que ese día y en los sucesivos fue visitada por millares de ciudadanos, entre los cuales hubo centenares de escolares.

En la entrada anterior de esta bitácora (ver aquí) di cuenta pormenorizada del baño de masas que se dio el presidente de la República cuando inauguró junto al primer ministro Santiago Casares Quiroga, y otros integrantes del Gobierno como el ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes Francisco Barnés, la IV Feria del Libro en el paseo de Recoletos de Madrid.

Mostré también la siguiente foto que se exhibe en la exposición dedicada actualmente a Manuel Azaña en la Biblioteca Nacional de España, tomada el domingo 24 de mayo de 1936 por Luis R. Marín y cuyo original se encuentra en el archivo de la Fundación Pablo Iglesias (Madrid 19.734).

Días después, hojeando el quinto volumen de las obras completas de Manuel Azaña editadas por el historiador Santos Juliá, me he encontrado con un documento que aporta detalles significativos de la visita del jefe del Estado a la cuarta y última feria del libro en el Madrid republicano, que revela el complejo carácter del último presidente de la Segunda República española, y en el que al parecer se combinaba un espíritu tolerante con una causticidad corrosiva. Tales detalles ofrecen pistas de por qué el objetivo del fotógrafo Luis R. Marín tuvo especial interés en captar la conversación entre Azaña y el responsable de la Librería Bailly-Baillière, que ocupaba el stand nº 28 de las instaladas en el paseo del Prado, aquel 24 de mayo de 1936.

El documento en cuestión es una carta fechada el 5 de junio de 1936 en la Quinta del Pardo, que Azaña, tras reformarla y adecentarla, convirtió en su residencia, y donde tuvo las primeras noticias de la sublevación militar del 18 de julio de 1936. Luego durante la guerra ese palacete alojaría a la Quinta División del Ejército de la República por lo que recibió diversos obuses de las tropas rebeldes ubicadas en la madrileña Casa de Campo.

La mencionada carta iba dirigida al escritor y dramaturgo Cipriano Rivas Cherif, íntimo amigo de Azaña desde años atrás, antes de codirigir entre los dos la revista cultural La Pluma entre junio de 1920 y junio de 1923, y cuñado a partir de 1929 cuando don Manuel se casó con Dolores de Rivas Cherif.

En esa primavera de 1936 Rivas Cherif, – que luego en su exilio mexicano publicaría Retrato de un desconocido.Vida de Manuel Azaña y que salvó su vida de milagro tras ser aprisionado por los nazis en su refugio francés y trasladado a España como evocara su hijo Enrique (ver aquí), que acaba de fallecer-, se encontraba de gira por Cuba y México con la compañía de Margarita Xirgú. Meses atrás esa compañía había obtenido un resonante éxito teatral representando en Barcelona en el Principal Palace «Doña Rosita la soltera», la última obra que Federico García Lorca pudo estrenar en su corta e intensa trayectoria vital, antes de ser asesinado el verano de 1936.

Federico Garcia Lorca, Margarita Xirgu y Cipriano Rivas Cherif en el otoño de 1935

Durante la gira americana de Cipriano Rivas Cherif su cuñado le escribió una serie de cartas, a partir del 16 de marzo de 1936, que son documentos de gran valor historiográfico para conocer la personalidad de Azaña en unos meses decisivos del transcurrir de la Segunda República española. Siete de esas cartas han sido editadas por Santos Juliá (2). En la última, datada como ya he comentado el 5 de junio, encontramos los siguientes párrafos:

Creo haberte hablado de la inauguración de la Feria del Libro, pero de seguro no te he contado algunas anécdotas. Recorrí todos los puestos, muchos de ellos propiedad de gente desafecta u hostil. Tuve «una palabra amable para cada invitado», y en una de las barracas estaba Baylli, el sobrino de mi injuriador, a quien tengo procesado y con cien mil pesetas embargadas. El hombre estaba azarado, pero yo me puse muy elegante y le pregunté muchas cosas de sus ediciones; no sabía cómo ponerse más fino y contento, así como los libreros de FAX (católicos), que creían que no iba a detenerme en su tienda. Los periódicos me atribuyen, con motivo de esta visita, frases dignas de la infanta Isabel; por ejemplo: ¡que pregunté por las obras completas de Pereda!!! Pasamos después a la Nacional, y entre mucha gente reconocí a Benjamín Jarnés, que, por primera vez no se me despintó. Le saludé, le di las gracias por un libro suyo que me había mandado días atrás, y se puso tan contento, que se emborrachó allí mismo, le besó las sandalias a la estatua de San Isidoro, y compró libros en la feria para regalárselos a un guardia. Borracho, y después, sereno, no hacía más que ponderar lo amabilísimo que había estado el Presidente y su gran satisfacción por ello. Desde ese día, comienza a circular por Madrid el rumor de que el Presidente es muy simpático. (3)

No dispongo de información de las injurias que recibió Azaña del tío de la persona con la que departió en la caseta de Bailly-Baillière, una prestigiosa librería-editorial fundada en Madrid en 1848. En su fondo editorial destacaban unos populares Almanaques. (ver aquí).

Como indicaba su publicidad esos almanaques reunían numerosos contenidos relacionados con el papel que los conocimientos científicos desempeñaban en la vida cotidiana. Así se comprueba en el índice del almanaque editado en 1936, con información correspondiente a 1935, que probablemente se encontraba en el stand captado por la cámara de Luis R. Marín. Este era el índice de ese volumen

Generalidades. Historia del Año p. 7.- Los muertos del año p. 32.- Geografía: La Presa mayor del mundo p. 33; Danzas pintorescas p. 34; Escenas y tipos populares p. 36; Filatelia p. 38; Cómo cazan los esquimales p. 42; Jefes de los estados hispano-americanos p. 43; Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas p. 46; Abisinia p. 48.- Universo: Eclipses de sol y luna p. 50; Cómo nacen las lluvias de estrellas p. 52; Las comunicaciones interplanetarias 54.- Historia y Literatura: Origen y desarrollo de la Academia española p. 56; Las transformaciones del lenguaje escrito p. 60; Animales legendarios (en la historia y en la leyenda) p. 62; La guardia particular del Papa p. 64; Los grandes exploradores p.65.- Ciencias vulgarizadas: Los faros, salvaguardia de los navegantes p.74; ¿En qué consiste la televisión? p. 78; El vuelo sin motor p. 79; Las grandes aeronaves p. 82; Locomotoras modernas p. 84; El aire líquido: sus raras y numerosas propiedades p. 85; La Potasa, riqueza nacional p. 88; La calefacción central por el vapor con vacío artificial p. 90; El agua, generadora de electricidad p.92.- Bellas Artes: Del lingote a la pieza de moneda p.94; Artísticas cerraduras de otros tiempos p. 96; Las catedrales p. 98; La Casa de Velázquez p.104.- Derecho. Economía: Los buques porta-aviones p. 105; La carestía de la vida moderna p. 108; Del carbón a la gasolina p. 110; Situación jurídica de la mujer casada p. 112.- Medicina e Higiene: La nariz y las fosas nasales p. 113; ¿Qué tensión tenéis? p. 116; Lo que todo el mundo debe saber del ojo y sus defectos de visión p. 117; Cómo se realiza una operación quirúrgica p. 120; El veneno de la serpiente vencerá al cáncer p. 122; El colibacilo, huésped peligroso del intestino p. 123; ¿Tienen las tisanas propiedades curativas? p. 124; Qué es más conveniente para vuestra salud, ¿el mar, la llanura o la montaña? p. 125.- Historia Natural. Agricultura: Los huevos de vuestras gallinas p. 126; Manera de sacar la cera de las colmenas p. 128; Ventajas del cultivo bajo el vidrio p. 130; La langosta, azote de Andalucía y Extremadura p. 132; Inyecciones intravenosas para los árboles p. 137; El agua base de la prosperidad p. 138; Algunos animales extraños p. 140; Peces de las grandes profundidades p.141.- Matrimonio y Hogar: El calor y el frío en la cocina moderna p. 142; Para aligerar el presupuesto de gastos p. 144; Moda femenina en 1935 p.146; Nuestros niños p. 150; Labores femeninas p. 151; Decorado y arreglo de la casa p. 155; Trabajos artísticos p. 156; Imprudencias, causas de incendios p. 157; Juegos y deportes: Escuela de juventud. Los exploradores de España (Boy-scouts españoles) p. 158; ¿Quiere Ud. matar chochas? p. 164; Fantasía en el deporte p. 166; ABC del Hockey p.168; Acrobacias aéreas 169; Miscelánea: Adivinación por los sueños p. 170; Conocimientos útiles y entretenimientos p.172; Los atributos de algunos santos p. 174; Maneras de saludar p. 175; Manera racional de llevar la carga p.176.

Otro de los «stands» que visitó Azaña, sorprendiendo a sus gestores, fue el de la editorial FAX. Si había personas desafectas u hostiles al régimen republicano en general y al gobierno del Frente Popular en particular entre las casetas presentes en esa Feria del Libro eran sin duda alguna los de esa editorial, muy vinculada al nacional-catolicismo que tanta influencia tuvo en el desarrollo de la guerra civil y en el régimen de Franco. En su catálogo, y por consiguiente en la caseta por la que paseó Azaña, había entre otras obras las siguientes: una del jesuita F. Alonso Bárcena sobre los rotarios y sus tendencias en el orden social, moral y religioso; Notas del block. Historia anécdotica de la Segunda República del periodista Joaquín Arrarás, quien años después sería uno de los grandes apologetas del dictador Francisco Franco y manipulador de las memorias de Azaña; hasta diez obras del jesuita Joaquín Azpiazu, quien había fundado en 1927 «Momento Social» para promover el catolicismo social, autor entre otros libros del Manual de Acción Católica, La acción social del sacerdote o La actualidad monetaria, El Estado corporativo, Jóvenes y juventudes y Direcciones pontificias; o la traducción al español de Los protocolos de los sabios de Sión. Los peligros judeo-masónicos. Ese famoso libelo, fruto de una gran manpulación, está considerado la publicación antijudía más influyente en la época contemporánea (ver aquí). La traducción al castellano por el duque de la Victoria de la edición que había hecho E. Jouin ya iba por su sexta edición en 1936.

Finalmente cabe preguntarse las razones del chismorreo de Azaña sobre Benjamín Jarnés, del que presenta una faz poco amable, en un momento de un cierto reconocimiento social de ese escritor, asiduo colaborador del diario El Sol donde desarrollaba una amplia y creativa crítica literaria y cinematográfica. Por aquel entonces acababa de publicar una más de una serie de biografías que le dieron popularidad en la sociedad española de aquel entonces. Me refiero a su Doble agonía de Bécquer, de cuyo nacimiento se había celebrado el centenario el 17 de febrero de 1936. ¿Fue ese el libro que había regalado a Azaña, al que este alude en su carta a su cuñado de 5 de junio de 1936. ¿Tenía Azaña asuntos que ajustar con ese novelista experimentalista, discípulo (ver aquí) de Ortega y Gasset, del que Azaña se había ido distanciando políticamente en el transcurso de la Segunda República? ¿Habían chocado años atrás en la competitiva vida literaria del Madrid cultural en la que los dos autores habían escrito novelas destacadas , con ciertos paralelismos, sobre su infancia y juventud? Son preguntas a las que por ahora no puedo ofrecer respuesta. Quizás los especialistas sobre la obra de Jarnés pudiesen darnos la solución a este enigma.

Ahora solo me queda, para rematar esta entrada, dar cuenta de la abundante obra de ese escritor aragonés que se encontraba distribuida en dos casetas de la IV Feria del Libro de Madrid, a la que me voy acercando en esta bitácora.

Así en el stand nº 21 de la editorial Espasa-Calpe se ofrecían sus libros, cuyo precio en pesetas de aquel entonces señalo entre paréntesis. Entre sus obras literarias el visitante podía adquirir los siguientes libros:

Teoría del Zumbel (5) de 1930; Escenas junto a la muerte (5) de 1931; Lo rojo y lo azul (5) de 1932 ; Fauna contemporánea (5) de 1933; Libro de Esther (7) de 1935; El profesor inútil (5) de 1926 -segunda edición en 1934-; El convidado de papel (5) de 1928, segunda edición en 1935; Viviana y Merlín (15) de 1930, segunda edición en 1936, y Feria del Libro (7) de 1935.

Y entre sus biografías, publicadas en la gran colección de Vidas españolas del siglo XIX que luego incluyó también a las vidas hispanoamericanas, están : Sor Patrocinio, la monja de las llagas de 1929; Zumalacárregui, el caudillo romántico de 1931; Castelar, el hombre del Sinaí de 1935 y la ya mencionada Doble agonía de Bécquer de 1936. Todas ellas se vendían a 5 pesetas.

Y en el stand nº 13 de Signo, propiedad de Juan Palazón y Pedro García Valdés, editorial en la que colaboró Juan Ramón Jiménez llevándose una serie de disgustos (ver aquí), publicó Jarnés en 1935 en la colección «Los cuatro vientos», Tántalo (farsa novelesca), en una edición encuadernada que se vendía a 7 pesetas.

Notas.-

  1. Pedro de Répide, «La nueva Feria de Madrid». Prólogo a Catálogo de la 4ª Feria Oficial del Libro de Madrid. 24 de mayo al 2 de junio de 1936, p. 11
  2. Están transcritas entre las páginas 637 y 660 en el volumen 5 de las Obras completas de Manuel Azaña. Noviembre 1933-Julio 1936. Edición de Santos Juliá, Madrid, Ministerio de la Presidencia, 2007. Están fechadas el lunes 16 de marzo; el 29 de marzo; el 4 de abril con una addenda el 10 de abril; el 14 de mayo, desde la Quinta del Pardo; el 18 de mayo cuando continúa en la Quinta del Pardo; y el 5 de junio de 1936 también desde la Quinta del Pardo.
  3. Manuel Azaña, Obras completas. vol. 5, op. cit., p. 658.

La visita de Azaña a la 4ª Feria oficial del Libro el 24 de mayo de 1936

Quien visite la exposición dedicada por la Biblioteca Nacional de España a la vida y obra del último presidente de la Segunda República española podrá reparar en la siguiente fotografía tomada el domingo 24 de mayo de 1936 por Luis R. Marín, y cuyo original se encuentra en el archivo de la Fundación Pablo Iglesias (Madrid. 19.734)

Ese domingo, en un Madrid primaveral, se inauguró en un ambiente festivo la cuarta feria del libro, la más concurrida de las celebradas hasta entonces, simbolizada por un admirable cartel de Aníbal Tejada. En él, ese dibujante de origen argentino -del que se dispone de pocas informaciones biográficas (ver aquí)– expresó cómo los libros son focos y faros que iluminan y atraen.

Azaña, gran lector y gran escritor, decidió inaugurarla personalmente y darse un baño de masas, a las dos semanas de haber sido designado segundo presidente de la República española. El evento tuvo una gran cobertura en la prensa de la época, como lo revela la portada y las informaciones gráficas y textuales ofrecidas por el diario Ahora, del que era subdirector ese gran reportero que fue Manuel Chaves Nogales, uno de los casi ochenta firmantes del manifiesto de apoyo a Azaña en noviembre de 1934 de un grupo de intelectuales y científicos tras haber sido hecho prisionero en Barcelona a instancias del gobierno de Lerroux, documento que analicé recientemente en otra entrada de mi blog jaeinnova (ver aquí). Fue acusado entonces, injustamente, por sus rivales políticos de connivencia con el acto anticonstitucional de la Generalidad catalana que proclamó el 6 de octubre de ese año el Estado Catalán dentro de la República Federal Española, contraviniendo lo dispuesto en la Constitución de 1931 y en el Estatuto de Autonomía de 1932, de lo que ya había advertido Azaña a los propios dirigentes catalanes según explicó en su libro Mi rebelión en Barcelona, que salió a la calle en septiembre de 1935 en medio de una gran expectación, como ya expliqué en la mencionada entrada del blog jaeinnova.

Esta es la información gráfica ofrecida por el diario Ahora del martes 26 de mayo de 1936 en su portada y páginas interiores con fotografías de sus colaboradores Contreras y Vilaseca.

Esa mañana Madrid se había vestido de gala para celebrar la apertura de esa fiesta cultural. Los tranvías de todas las líneas ondeaban en su trole banderas de la Feria. Dos bandas de música amenizaban el acto de inauguración, la municipal, dirigida desde semanas antes por el maestro Pablo Sorozábal, (San Sebastián 1897-Madrid 1988) y la del regimiento de Infantería número 1.

Azaña llegó al recinto ferial instalado en el paseo de Recoletos a las once de la mañana, acompañado, entre otros, del secretario general de la Presidencia de la República Cándido Bolívar (Madrid 1897-1976) , catedrático de Zoografía de Articulados de la Universidad de Madrid y factotum del VI Congreso Internacional de Entomología celebrado meses atrás, en septiembre de 1935, congreso al que he dedicado varias entradas en mi otro blog jaeinnova. Evidentemente la elección por Azaña de Cándido Bolívar para ese cargo de confianza es otra muestra de la atracción que ejerció Azaña entre la elite científica republicana y del afán de algunos de esos científicos de ejercer su compromiso público, pues Cándido Bolívar había ejercido en las semanas atrás desde la victoria del Frente Popular el cargo de Subsecretario de Sanidad.

Recibieron al presidente de la República quienes le acompañaron en su visita. Entre ellos destacaban el primer ministro y ministro de la Guerra Santiago Casares Quiroga (La Coruña 1884-París 1950), el vicepresidente primero del Congreso, y diputado socialista el catedrático de Derecho penal, Luis Jiménez de Asúa (Madrid 1889-Buenos Aires 1970), que le flanquearon en su paseo inicial. También se encontraban el ministro de Instrucción pública, catedrático de Instituto y dirigente de Izquierda Republicana Francisco Barnés (Sevilla 1877-Ciudad de México 1947), el gobernador civil de Madrid y farmacéutico Francico Carreras Reura (Mahón 1896-Madrid 1951) y el alcalde Pedro Rico (Madrid 1888-Aix en Provence 1957). Además estaban presentes diversos integrantes del Cuerpo diplomático, entre otros los representantes de Francia, Argentina, Chile, Méjico/México, Panamá, Cuba, Santo Domingo o República Dominicana, Honduras, Costa Rica. Y los miembros de la Cámara del Libro y del comité organizador de la Feria formado por Boris Bureba [Isidoro Bureba Muro] (1892-1972), -de la casa editorial Saturnino Calleja-, Esteban Dossat, -de la librería y editorial homónima-, Juan Navarro de Palencia -de la editorial de la Revista de Derecho Privado- , y Roberto de San Martín, de la librería San Martín.

Acompañemos a Azaña en su recorrido a lo largo del paseo de Recoletos, gracias a diversos testimonios periodísticos. A lo largo de él había instaladas 32 casetas numeradas, correspondientes a 24 editoriales privadas y 8 librerías y 4 «stands» o casetas especiales, de instituciones oficiales. La de los Estados Unidos Mejicanos que se preveía instalar finalmente no se exhibió.

Los diferentes «stands» estaban ubicados de la siguiente manera:

El jefe del Estado fue recorriendo una por una todas las instalaciones, conversando con editores y libreros.

En la caseta del Ministerio de Agricultura y de Industria y Agricultura manifestó su deseo de que en futuras ediciones hubiese más casetas de publicaciones oficiales. En la de Ruiz Hermanos (nº 20) el editor Luis Ruiz hizo saber que no era necesario que le presentasen al presidente de la República pues Azaña, «antiguo entusiasta de los libros» era un asiduo cliente de su librería.

En la caseta (nº 18) de Saturnino Calleja contempló varios ejemplares de su libro Estudios de política francesa contemporánea. La política militar, cuya primera edición databa de 1919.

En la de Espasa Calpe (nº 21) estaban colocadas en sitio preferente las siguientes obras del jefe del Estado, que colaboraba desde tiempo atrás con esa empresa cultural: El jardín de los frailes (1927), La novela de Pepita Jiménez (1927), La corona (1930), Plumas y palabras (1930), Una política (1930-1932), (1932), La invención del Quijote y otros ensayos (1934), En el poder y en la oposición (1932-1934), (1934), Grandezas y miserias de la política (1934), Mi rebelión en Barcelona (1935) y Discursos en campo abierto (1936).

Ante el recinto de la Editorial Revista de Derecho Privado (caseta nº 22) su acompañante Luis Jiménez de Asúa le llamó la atención sobre la Revista de Derecho Público que editaba esa casa y en la que ese catedrático y destacado penalista colaboraba asiduamente. Pero Azaña le apuntó que a él le interesaba más la Revista de Derecho Privado por haberse dedicado preferentemente a esa materia jurídica.

Cuando pasó por la caseta de la editorial Céniit (nº 26) mostró interés el jefe del Estado por conocer la obra Sangre de octubre. U.H.P , escrita bajo el seudónimo de un minero asturiano – Maximiliano Alvarez Suárez- por el periodista y dirigente político comunista Manuel Navarro Ballesteros (ver también aquí), de la que acababa de hacer una reseña César Arconada en el ejemplar de Mundo obrero de 9 de mayo. El editor Rafael Giménez Siles (Málaga 1900-México 1991) se la ofreció pero el presidente le comentó que enviaría a comprarla. También estaba expuesta en ese «stand» la Antología negra de Blaise Cendrars, que había traducido Azaña, preguntando este si esa obra se vendía mucho, a lo que contestó negativamente el editor

En la caseta de la Sociedad Bíblica (la nº 6) fue recibido por Adolfo Araujo (Santander 1878-1956). Tras examinar algunas obras Azaña, dirigiéndose a ese distinguido protestante le manifestó «Ahora no se persigue a los colportores, como hace cien años». Aludía entonces el presidente de la República a la persecución que había sufrido George Borrow por distribuir y difundir biblias en la España de principios del siglo XIX. Azaña conocía bien a ese propagandista por haber hecho una magistral traducción en los comienzos de su vida literaria, allá por 1921 en la selecta colección Granada editada por Jiménez Fraud, de «La Biblia en España» en la que Borrow, con un estilo ameno y ágil dio cuenta de sus aventuras y desventuras en las tierras hispánicas que recorrió vendiendo biblias.

Una vez que finalizó en la Cibeles el recorrido por la Feria del Libro, una de las grandes creaciones culturales republicanas, el presidente de la República y su comitiva se dirigieron al Palacio de Bibliotecas y Museos. En la Biblioteca Nacional Azaña fue recibido por su director Miguel Artigas Ferrando (Blesa-Teruel 1887-Madrid 1947). Recorrieron luego juntos diversas dependencias, deteniéndose especialmente en la sala de lectura de las revistas, que se acababa de ampliar, en el marco de una política de ampliación de servicios de esa institución cultural. Compartieron posteriormente un «vino de honor» que se ofreció al jefe del Estado.

Para saber más:

Ana Martínez Rus, La política del libro durante la Segunda República: socialización de la lectura (Gijón, Trea, 2003).

Ana Martínez Rus, «Las Ferias del Libro de Madrid (1933-1936) como fiestas republicanas», en Cuadernos de Historia Contemporánea, vol. 41, 2019. https://doi.org/10.5029/chco.66094.

Benjamín Jarnés, La feria del libro, Madrid, Espasa-Calpe, 1935.

María José Blas Ruiz, «Los inicios de la Feria del Libro de Madrid». En blog Antigua editorial Aguilar. Ver aquí

La mitad de «Los libros de la Naturaleza» de la editorial Calpe a golpe de clic

Durante la década de 1920 se desarrolló una de las más interesantes iniciativas en el ámbito de la divulgación de las ciencias naturales en el Estado español orientada al público infantil y juvenil. Me refiero a la magnífica colección que la editorial Calpe lanzó al mercado en 1923 con el título de «Los libros de la Naturaleza». Diez libros formaron su primera serie como se puede constatar en este anuncio publicitario

Como se aprecia en él el zoólogo Ángel Cabrera, de fácil pluma y con unas dotes comunicadoras excepcionales, -al que el Museo Nacional de Ciencias Naturales dedicó un homenaje el pasado 7 de julio con motivo del 60 aniversario de su fallecimiento acaecido en Buenos Aires, en el que tuve la oportunidad de participar: ver aquí entre el minuto 23,23 y 45,43- asumió el grueso de la serie. Fue el autor de cinco de los diez volúmenes que tenían características comunes. Todos tenían unas atractivas cubiertas debidas al gran dibujante y caricaturista Bagaría. Su extensión era similar, no sobrepasando el centenar de páginas. Y estaban magníficamente ilustrados con una treintena de dibujos, media docena de láminas y una decena de fotograbados.

Estos fueron los cinco volúmenes de la autoría de Ángel Cabrera en esa primera serie de Los libros de la naturaleza.

Por su parte el otro sostenedor de esa serie fue un buen amigo de José Ortega y Gasset, impulsor junto al ingeniero Nicolás María de Urgoiti de la editorial Calpe en 1918. Me refiero a Juan Dantín Cereceda, al que dediqué una amplia biografía en el diccionario on-line Jaeeduca (ver aquí). Este docente e investigador mostró sus dotes pedagógicas y amplios conocimientos geológicos, como buen discípulo y colaborador de Eduardo Hernández-Pacheco, y botánicos como catedrático de Agricultura en institutos como los de Guadalajara, y los madrileños Instituto-Escuela (entre 1919 y 1922) y San Isidro, en tres libros que presento a continuación.

A esos dos magníficos divulgadores científicos que fueron Ángel Cabrera y Juan Dantín Cereceda se unieron dos relevantes investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales, pertenecientes a dos grupos generacionales distintos. Uno, el geólogo Lucas Fernández Navarro (1869-1930), jefe de la sección de Mineralogía del Museo y catedrático de Cristalografía desde 1902 de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central fue el autor de El mundo de los minerales. El otro, Antonio de Zulueta y Escolano (Barcelona 1885-Madrid 1971), pionero de la investigación genética en España, hermano del pedagogo Luis de Zulueta que sería ministro de Estado durante la Segunda República.

Esa primera serie fue completada con una segunda, editada a finales de la década de 1920, tras la fusión en 1925 de las editorial Calpe y Espasa para formar el potente conglomerado empresarial de Espasa-Calpe. Esta serie, al parecer, no se completó pues no he localizado el volumen anunciado con el título «Libélulas y mariposas».

Colaboraron nuevamente en esta segunda serie Angel Cabrera, ya instalado en Argentina donde fue contratado en 1925 para dirigir la sección de Paleontología del Museo de la Plata, y Juan Dantín Cereceda. El primero con estos tres volúmenes

El segundo con otros dos volúmenes

En esa ocasión la editorial contó otra vez con la colaboración de otros acreditados naturalistas como Enrique Rioja (Santander 1895-México 1963), catedrático de instituto y de la Escuela Superior de Magisterio desde 1922 donde se especializó en la didáctica de las ciencias naturales y el zoólogo, acreditado entomólogo y catedrático de Zoografía de Articulados desde 1922 de la Universidad Central Cándido Bolívar Pieltain (Madrid 1897-Ciudad de México 1976), quien asumió importantes responsabilidades políticas en los gobiernos presididos por D. Manuel Azaña durante la Segunda República. El primero fue autor de la obra Curiosos pobladores del mar y el segundo escribió un libro sobre Los crustáceos

Se completó esa serie con colaboraciones del astrónomo del Observatorio Astronómico de Madrid José Tinoco y del meteorólogo y jefe del Observatorio Meteorológico de Madrid Nicolás Sama Pérez.

La mayor parte de esos libros tuvieron una amplia circulación en los años republicanos. Se incorporaron a muchas de de las cinco mil bibliotecas que las Misiones Pedagógicas establecieron por muchos lugares del territorio español como en el pueblo pirenaico Bonansa en la provincia de Huesca, transportados por los antecedentes de los bibliobuses.

Y también se trasladaron a las numerosas bibliotecas escolares que los diversos gobiernos de la República impulsaron en los centros educativos, como muestro en la comunicación «Ciencia en las aulas: el caso de las bibliotecas escolares de la Segunda República española», presentada en el II Seminario Internacional Patrimônio Cientifico e Ensino das Ciencias que organizan los colegas de la PUC de Sao Paulo Kazumi Munakata y Katya Braghini, entre el 6 y el 8 de octubre de 2020, cuyo programa está visible aquí.

Al preparar esa comunicación he podido constatar con satisfacción que debido al programa de I+D+i CEIMES «Ciencia y educación en los institutos históricos madrileños», financiado por la Comunidad de Madrid y que dirigí entre 2008 y 2012, diez de los veinte volúmenes diseñados en la colección «Los libros de la Naturaleza» están digitalizados en esa magnífica iniciativa del Ministerio de Cultura del Gobierno de España que es la Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico

A golpe de clic el internauta curioso tiene acceso a los siguientes volúmenes:

Animales extinguidos, Los animales familiares, Los animales microscópicos, Los animales salvajes, Mamíferos marinos, El mundo alado, Peces de mar y de agua dulce de Ángel Cabrera.

Historia de la Tierra, La vida de las plantas de Juan Dantín Cereceda.

y El mundo de los insectos de Antonio de Zulueta.

Quien se adentre en ellos podrá constatar la calidad científica y literaria de esos libritos que contribuyeron de manera decisiva a fomentar el interés por el estudio de la naturaleza entre lectores infantiles y juveniles de diversos países hispano parlantes a lo largo de diversos momentos de la historia del siglo XX pues la mayor parte de esos volúmenes tuvieron reimpresiones hasta avanzada la década de 1960.

Para saber más:

Juan Miguel Sánchez Vigil, Calpe. Paradigma editorial (1918-1925), Gijón, Editorial Trea, 2005

Juan Miguel Sánchez Vigil, «La Editorial Calpe y el Catálogo general de 1923», Documentación de las Ciencias de la Información, 2006, vol. 29, pp. 259-277. Accesible aquí

Santos Casado y Alfredo Baratas, «El divulgador Ángel Cabrera», en Ángel Cabrera: Ciencia y proyecto colonial en Marruecos (editores Helena de Felipe, Leoncio López-Ocón y Manuela Marín), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), 2004, pp. 199-213

Aurelio Heinz Usón Jaeger, Los principios didácticos innovadores para la enseñanza de las ciencias naturales en la escuela primaria española y su repercusión en los libros escolares durante el primer tercio del siglo XX, tesis de la Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Educación, Departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales, leída el 28 de junio de 1999. Accesible aquí.

Alejandro Tiana, Las misiones pedagógicas. Educación popular en la Segunda República, Madrid, Ediciones La Catarata, 2016

Eugenio Otero Urtaza, editor, Las Misiones Pedagógicas, 1931-1936, Catálogo de exposición, Madrid, Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, 2006. Se accede a la exposición virtual aquí.

«Bibliotecas escolares», en Diccionario de Pedagogía, publicado bajo la dirección de Luis Sánchez Sarto, Editorial Labor, Barcelona, 1936, tomo I, pp. 395-401.

Paradojas de un día republicano: el domingo 22 de marzo de 1936 (I)

Tengo ante mí el ejemplar del diario El Sol correspondiente al domingo 22 de marzo de 1936. Puede considerarse un compendio de las tensiones, contradicciones, paradojas que afectaron al régimen republicano en su corta existencia antes del desencadenamiento de la guerra «incivil» como consecuencia del golpe de Estado de 18 de julio de 1936, hoy hace 84 años cuando inicio la redacción de esta entrada.

Los problemas y desafíos políticos del régimen ya eran abordados en la primera página a través de un editorial en el que se pide el aplazamiento «sine die» de las elecciones municipales, convocadas para el 12 de abril, dado que como consecuencia de las elecciones legislativas celebradas el 16 de febrero «todavía se hallan los nervios de punta y circula con alteración la sangre» de manera que «España en estos momentos tiene aún su pulso febril» por lo que según ese editorialista, familiarizado con metáforas procedentes del lenguaje médico, «es preciso que los nervios entren en sedación y disminuya la hipertensión de la sangre en las arterias».

Portada El Sol 22 marzo 1936

Por su parte el catedrático de Derecho Romano de la Universidad Central, y secretario y cerebro de la Fundación Nacional para Investigaciones Científicas ,José Castillejo (1) (Ciudad Real 1877-Londres 1945)  -tras haber sido decisivo allá por 1907 en la fundación de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (1)- abordó los problemas legales que se derivaban de la amnistía concedida por el gobierno presidido por Manuel Azaña a los protagonistas de la revolución de octubre de 1934. Al final de su reflexivo artículo en el que exhibió su familiaridad con la historia política de la antigua República romana, a través de sus lecturas de Salustio, se hizo una serie de preguntas como las siguientes:

¿No habrá acaso otra manera de sacar de las cárceles a quienes no deban estar en ellas? ¿No tenemos también obligaciones hacia los que quedaron recluidos por haber delinquido en fecha inadecuada o sin pensar en un cambio de régimen? Pero ante todo, ¿corresponden a los Gobiernos esos menesteres, o son, como la «economía dirigida», un pantano donde sin éxito se hunden más a cada nuevo esfuerzo?

Si pasamos a la segunda página, dedicada al mundo de los libros, nos encontramos, sin embargo, con destellos de la extraordinaria creatividad cultural que se desplegó en el período republicano y de la amplitud de las conexiones internacionales de la elite intelectual de aquellos años.

p2 El Sol 22 marzo 1936

Sobresale en ella un magnífico texto de Guillermo de Torre (Madrid 1900- Buenos Aires 1971), quien por aquel tiempo ayudaba Pedro Salinas a sostener esa gran revista del Centro de Estudios Históricos de la JAE que fue Indice Literario (3), una más de la serie de publicaciones surgidas de esa modélica casa de estudios (4).  Se titulaba «Libros de arte. Panoramas de lo nuevo». En él hizo una reseña colectiva de tres obras: De la naturaleza al espíritu. Ensayo crítico de pintura contemporánea, desde Sorolla a Picasso”, de Manuel Abril, Espasa-Calpe. Madrid, 1935;  Arte nuevo por Cossío del Pomar. La Facultad, Buenos Aires, 1934 y Estructura por J. Torres-García. Biblioteca Alfar. Montevideo, 1935.

Manuel Abril_

 

Cossio del Pomar Arte nuevo

 

 

Torres Garcia Estructura

Tras lamentarse de la escasez en lengua española de síntesis panorámicas sobre el arte nuevo y caricaturizar la erudición hueca encomió el valor «excepcional» del libro de Manuel Abril (Madrid 1884-1943). Guillermo de Torre, que omitió que la obra había sido premio nacional de literatura en el año 1934, resaltó su utilidad manifiesta, su visión panorámica, la presentación en perspectiva de teorías y tendencias y su afán de captar la atención del lector «medio desprevenido» o «más bien reacio» mediante un tono explicativo y didáctico. Aunque también deslizó una crítica al “teñido nacionalista y patriótico de su tono afirmativo”, muy claro en el prólogo.

También registró su lectura del libro panorámico sobre el “arte nuevo” del pintor y crítico peruano Cossío del Pomar (Morropón-Piura 1888-Lima 1980) -«personalidad contradictoria y hasta incongruente»- para criticarlo severamente al considerarlo un resumen de resúmenes que incluso era insuficiente como libro de iniciaciación. A pesar de esta dura crítica de Guillermo de Torre sabemos que Felipe Cossío del Pomar, muy vinculado al dirigente del APRA peruano Raúl Haya de la Torre fue una personalidad relevante en el campo artístico latinoamericano, tanto en el Perú como en México donde en sus años de exliado creó en 1937 en la población de San Miguel de Allende una escuela de Bellas Artes, cuya historia fue reconstruida por Maline Gilbert McCalla y Miguel Angel Cossío en un libro publicado en 2017, una de cuyas reseñas se debe a Rosmeliz Alva Zapata. (ver aquí). En ella acogió a críticos de arte españoles exiliados como Juan de la Encina.

Finalmente fijó Guillermo de Torre su atención en el curioso volumen que bajo el título de “Estructura” acababa de publicar Joaquín Torres-García (Montevideo 1874-1949) en su ciudad natal. Lo evaluó como un panorama, no tanto de obras y tendencias, como de ideas y teorías sobre la pintura abstracta. Guillermo de Torre -que había publicado en 1934 en colaboración con Roberto J. Payro un volumen sobre ese artista latinoamericano- se manifestaba como un admirador del pintor uruguayo en tanto en cuanto que personificaba «la Inquietud, con mayúscula» de manera que su persona, su obra, constituían  «todo un caso digno de la mayor atención». Era un «pintor desdoblado en teorizante, cuya obra prosigue incesantes avatares» dado que «es un genuino buscador». Se lamentaba por ello que cuando había intentado establecerse en Madrid, donde vivió entre 1932 y 1934, no se le hubiesen dado facilidades para acogerle lo que revelaba » la impermeabilidad que goza nuestro ambiente». Y añadía que Torres García «tiene fervores de apóstol» por lo que  su vehemencia, su “iluminación”, su espíritu proselitista, eran admirables. Aunque también admitía el crítico madrileño que esas virtudes no habían encontrado siempre «mecha propicia en que prender» lo que «sólo puede atribuirse a su unilateralismo enceguecedor, a su sectarismo radical, imbuido de pasión». Admiraba asimismo Guillermo de Torre el «arte lógico, claro, lúcido como pocos» de Torres García pero destacaba con pesar que «ese logicismo de sus cuadros no acompañe a sus facultades de expositor» pues el libro Estructuras que estaba «henchido de valiosas teorías» estaba «desordenado hasta el límite» de manera que «no parece concebido bajo la luz tranquila de la Cruz del Sur, sino fermentado algunos grados más arriba, en la maraña tropical».

Ese artículo de fondo del reputado crítico de arte Guillermo de Torre, yerno de Jorge Luis Borges desde 1928, estaba acompañado de las secciones «La vida literaria en el extranjero» con un listado de novedades bibliográficas aparecidas en Francia y Alemania; «Bibliografía» en la que se informaba de manera sucinta de libros recién publicados en España y de una columna dedicada a resolver dudas y consultas bibliográficas que planteaban los lectores del periódico, siguiendo una moda común a diversos periódicos y revistas de la época republicana que estimulaban el contacto  de esa manera con sus lectores.

Entre los libros editados en España que se enumeraban en la sección «Bibliografía» cabe mencionar  dos libros del catedrático de Física y Química del Instituto de Alcoy Juan B. Puig Villena (1894-?), ciudad en la que fue presidente de Izquierda Republicana. Este asistente a la conferencia que había dado Einstein en 1923 en la Residencia de Estudiantes de Madrid sería durante la guerra civil uno de los profesores del Instituto Obrero de Valencia, donde sus enseñanzas fueron muy apreciadas (ver aquí). En 1939 iniciaría su exilio, iniciado en Argelia y finalizado en México donde falleció al parecer en 1943.

El Sol, en efecto, informaba de la publicación de sus libros-folletos El espacio, curvo y finito, editado en 1935 en Alicante que comprendía tres ensayos cortos titulados El espacio curvo, Ondas y estrellas y Probabilidad y certeza, de 24, 26 y 17 páginas en cuarto y  Breve idea de la mecánica ondulatoria editado en Alcoy en 1935 y que se vendía a tres pesetas, que revelan su afán de formar parte de la comunidad de propagadores de la física cuántica . Gonzalo Gimeno Valentín-Gamazo, en su tesis doctoral (5) ha destacado el ambicioso contenido de ese texto en el que se abordaban cuestiones como «El principio de incertidumbre», «Las ideas de De Broglie», «Realidad de la onda de fase», «Ecuación de Schröndiger», «Aplicación del átomo de hidrógeno», «Teoría de la valencia química», «El átomo de helio», «Espectros moleculares», «Ortohidrógeno y parahidrógeno» y «Mecánica ondultaria y radiactividad». Ambición que contrasta con su recogimiento en una ciudad pequeña que le limitaba su radio de acción como dio a entender en el prólogo de Breve idea de la mecánica ondulatoria con estas palabras, reproducidas por Gonzalo Gimeno:

«Esta obra no es otra cosa, que el esfuerzo hecho por un modesto profesor de      Instituto,  que no resignándose a vegetar en el casino local y buscando distraerse con un poco de espiritualidad en el vivir mezquino y monótono de las ciudades pequeñas, ha hecho unos apuntes y notas que ahora ordena y publica por si alguien quiere aprovechar. Es posible, lector, que este folleto, ni te aproveche ni te importe. No te preocupes, pues ya seremos dos los que estamos en el mismo caso».

el espacio curvo y finito

 

Breve idea de la mecanica ondulatoria

Otros libros de los que se daba noticia a los lectores de El Sol eran:

-la edición que había hecho Juan José Domenchina (Madrid 1898-México 1959), agudo crítico literario del diario vespertino La Voz y secretario de Manuel Azaña, de las Obras poéticas completas de Espronceda de la que el redactor anónimo de El Sol decía «edición magníficamente presentada y estudio de Domenchina, fino y docto», y publicadas por el editor M. Aguilar.

obras-poeticas-completas-recopilacion-prologo-y-notas-de-juan-jose-domenchina

-el libro del diplomático e historiador Virgilio Sevillano Carvajal, (Zamora 1890-?) La España..¿de quién?. Ingleses, franceses y alemanes en este país, Madrid, 238 páginas en folio, 8,50 pesetas que era un «estudio de las actividades de los extranjeros, sobre todo técnicos, en España, con estadísticas y datos en abundancia».

Virglio Sevillano Carbajal

 

-la obra de Estanislao Maestre, San Ildefonso. La Granja. Valsaín. Riofrío. Segovia. Apuntes para una guía., Madrid, 117 páginas con grabados, en octavo. Tres pesetas que  era «una pequeña guía turística de los lugares indicados de la provincia de Segovia», accesible digitalmente aquí, profusamente ilustrada como podrá comprobar quien acceda a ella.

La Granja

y dos publicaciones editadas en Barcelona por religiosos, un indicador del esfuerzo de El Sol por dar cabida a la producción cultural de todas las tendencias ideológicas presentes en la sociedad española, aunque con reticencias pues se omitía que los autores de los dos libros siguientes, el uno era presbítero y el otro agustino:

El salario familiar. Teoría y práctica del presbítero Bartolomé Quetglas i Gayá (Felatnix, Mallorca 1900-Palma,Mallorca 1964) , que se vendía a cuatro pesetas. Ese sacerdote estuvo vinculado al sindicalismo católico durante la Segunda República.

el salario familiar

-y la segunda edición de Documentos inéditos acerca de mosén Jacinto Verdaguer. Su amistad con los agustino de El Escorial, editado por Manuel Monjas y que se vendían a 12 pesetas.

Jacinto Verdaguer

 

Culminaba el montaje de la página dedicada al mundo de los libros de El Sol de 22 de marzo de 1936 -a dos días de que mi padre cumpliese quince años- la sección titulada Folletones de El Sol. Aquel día acogía la segunda colaboración de Sixto Tros dedicada a dar cuenta a los lectores del periódico de la celebración del centenario de Mark Twain, el escritor para quien el río Mississipi fue el eje de su vida de modo que el mundo de su adolescencia fue una faja de tierra al borde de la corriente de esa poderosa corriente fluvial. Dio cuenta de sus vicisitudes vitales: los años en los que ejerció de impresor cuando adquirió la base de su cultura, la temporada en la que fue piloto en el río -los años más felices de su vida-, la etapa en que fue buscador de oro y periodista en California. Y explica cómo -siguiendo a F. L. Pattee– con Mark Twain «la literatura americana se hizo por vez primera nacional».

Cabe señalar finalmente cómo en un breve rincón aparecía una publicidad de obras del pedagogo y sicólogo José Mallart (Espolla -Gerona- 1897, Madrid 1989), del Instituto Nacional de Psicotecnia, que se consideraban que podían ser eficaces para la Reforma Agraria. Se enumeraban cuatro obras: La elevación moral y material del campesino, que se vendía a 5 pesetas; Pro arbolado, 2,50 pesetas; La posesión de la tierra y la explotación agrícola racional, 1 pta. y Colonias de educación para formación general y profesional, 5 pesetas. En otro lugar comentaré más detenidamente el significado de esta autopublicidad de la dimensión agrarista de la obra de ese pedagogo y sicólogo de origen catatán, nacido en el seno de una familia de agricultores, considerado uno de los impulsores de la sicología industrial en España. Como tal ocupa un lugar en la reciente e interesante exposición virtual organizada por la Facultad de Sicología de la Universidad Complutense sobre Los test sicológicos en España entre 1920 y 1970.

Esa dimensión agrarista  ha sido poco tenida en cuenta por sus estudiosos como Francisco Pérez Fernández, autor de un muy interesante trabajo sobre quien fue nombrado en 1932 Inspector de Escuelas de Trabajo y en 1934 jefe de la sección Pedagógica del Instituto Nacional de Reeducación Profesional. (ver aquí).

Mallart Elevacion campesino

Mallart Pro arbolado

 

Colonias de educacion1

 

Colonias de educacion 2

La coexistencia entre una potente creatividad cultural, -estimulada por un intenso debate de ideas, relecturas del pasado y propuestas de reorganización social-,  y serios problemas socio-económicos y políticos, tanto en la esfera nacional-estatal como internacional, estaban también presentes en las otras páginas del diario El Sol de ese domingo 22 de marzo de 1936 como expondré en la continuación de esta entrada, a la que hay que poner término dada su extensión.

(1) El título de su artículo era «La aministía» y formaba parte de una serie de textos que dedicó a examina Los problemas de la Repúblicas. Sus colaboraciones solían aparecer en la edición dominical de El Sol.

(2) Abordé su protagonismo en esa iniciativa científica en «José Castillejo: entrelazando las hebras de un artífice de la JAE», accesible en https://digital.csic.es/handle/10261/16781

(3) Cabe profundizar en la relación entre esos dos humanistas a través del estudio de su correspondencia, parte de la cual ha sido editada recientemente. Ver Pedro Salinas. Guillermo de Torre. Correspondencia 1927-1950, editores Carlos García y Juana González García, Madrid-Frankfurt, Iberoamericana, 2018, 254 pp.

(4) Analicé las publicaciones surgidas en ese laboratorio de las ciencias humanas en mi trabajo sobre «La dinámica investigadora del Centro de Estudios Históricos de la JAE»

(5) Gonzalo Gimeno Valentín-Gamazo, «La matemática de los quanta en España. El andamiaje de la física teórica en el intervalo 1925-1955», tesis doctoral dirigida por Marià Baig i Aleu, Centro de Historia de la Ciencia, Universidad Autónoma de Barcelona, 2015, pp. 77-82. Accesible esta tesis aquí.

 

Las novedades de la editorial Espasa-Calpe a principios de 1936

Antes de celebrarse la IV Feria del Libro, una de las iniciativas culturales promovidas por la Segunda República vividas como acontecimientos festivos (1) , la potente industria editorial española estaba en plena ebullición. En ese sector una de las empresas más dinámicas era la editorial Espasa-Calpe. Nacida en 1925 de la unión de la editorial Calpe,  creada en 1918 por el ingeniero vasco Nicolás Mª de Urgoiti, y la veterana Espasa, fundada en 1860 por Pablo y José Espasa Anguera, tenía en ella gran influencia el filósofo José Ortega y Gasset.

Dos anuncios, aparecidos respectivamente el sábado 8 y el jueves 13 de febrero de 1936 en la página que el diario El Sol dedicaba al mundo de los libros, han llamado mi atención. En el primero la editorial Espasa-Calpe daba cuenta de sus últimas novedades. En él se nos ofrece entonces útil información sobre la orientación que daba esa editorial a su catálogo en vísperas de las últimas eleccciones republicanas, celebradas el domingo 16 de febrero que supondrían un «tournant» decisivo en la historia republicana.

 

Anuncio sabado 8 febrero 1936

Este anuncio, en efecto, es revelador de la potencia editorial que tenía Espasa-Calpe a finales de la Segunda República, de sus estrategias publicitarias, de sus preocupaciones culturales y de la amplitud de su catálogo en el que simultaneaban obras científico-técnicas, libros fundamentales del pensamiento europeo y obras relevantes del ámbito cultural iberoamericano, tanto de autores españoles como latinoamericanos.  También nos orienta sobre su público potencial pues los precios de sus libros indican que sus posibles clientes tenían un alto poder adquisitivo.

El anuncio daba cuenta de dos libros de la Biblioteca Agrícola Española, debidos a dos ingenieros agrónomos sobre cuya importancia llamaba la atención el mencionado anuncio del jueves 13 de febrero.

Uno de ellos era  Rafael Font de Mora (1893-1978), quien había creado en 1934 el Servicio Oficial de Inspección, Vigilancia y Regulación de Exportaciones del campo valenciano, convirtiéndose en un experto en la producción del naranjo, el principal producto de exportación hortofrutícola del Levante español. El otro, Manuel María Gayán que había sido director de la estación enológica, frutal hortícola de Calatayud y de la Granja Agrícola de Valladolid en las que adquirió experiencia y competencias para afrontar el encargo que le hiciese Espasa-Calpe para su Biblioteca Agrícola Española.

La obra de Rafael Font de Mora: El naranjo: su cultivo y explotación contenía abundantes ilustraciones, estaba encuadernada en tela y se vendía a siete pesetas. La oportunidad y utilidad de la obra venía dada, según sus editores, por las dificultades que estaba encontrando la exportación de ese producto estratégico en la balanza comercial española. En él se ofrecían una serie de consejos para obtener una gran variedad en su producción y garantizar la calidad de la fruta.

El naranjo 3

 

Por su parte la de Manuel María Gayán Horticultura general y especial, estaba muy ilustada, y se vendía a 14 Pts. Al publicitar la obra los editores señalaban que era un libro muy práctico para las tres clases de huerta: la familiar, la profesional y la industrial. En el libro se ofrecían reglas generales y métodos modernos para la instalación de huertas, métodos de cultivos, fertilización, riego, semillas, alternativas de plantas, tratamiento de enfermedades, Proporcionaba informaciones sistemáticas para triplicar y mejorar la producción de toda clase de hortalizas. E insistían en que era un libro de enorme valor para el horticultor.

horticultura-general-y-especial

 

De la colección de Clásicos Castellanos se anunciaba la edición crítica de una de las obras cumbres de la literatura picaresca: Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán. Tal edición la efectuó  el catedrático del Instituto-Escuela, investigador del Centro de Estudios Históricos y ex pensionado de la JAE Samuel Gili Gaya, sobre el que dí una conferencia en el instituto homónimo de Lleida el 10 de diciembre de 2019 (ver aquí y aquí), y al que dediqué un artículo en compañía de mi colega y amigo Mario Pedrazuela en un ejemplar extraordinario de la revista Participación Educativa de 2011 (ver aquí). Esa gran edición constaba de cinco tomos y el precio de venta de cada uno de los volúmenes variaba según la calidad de la cubierta: en rústica seis pesetas; en tela ocho ; en piel diez pesetas.

La editorial Espasa-Calpe había adquirido la colección Clásicos Castellanos a ediciones La Lectura en 1930. Se convirtió entonces Domingo Barnés en su director literario. Este pedagogo, estrecho colaborador de Manuel Bartolomé Cossío, dio continuidad en sus nuevas funciones al propósito inicial de la Colección. Ese afán surgido en torno a 1910 gracias al impulso de Tomás Navarro Tomás y Américo Castro, los discipulos más directos de Ramón Menéndez Pidal, era el de hacer ediciones claras, correctas, con precisión y conciencia filológica de textos clásicos españoles. A lo largo de la dilatada trayetoria de la colección se llegaron a publicar más casi dos centenares de títulos (ver aquí).(2)

Mateo Aleman

 

De la Biblioteca de ideas del siglo XX dirigida por José Ortega y Gasset (3) se hacía publicidad de una nueva edición de la relevante obra de Enrique Wölfflin: Conceptos fundamentales en la historia del arte que con 121 grabados se vendía a 20 Pts. Su primera edición en castellano se había hecho en 1924, con traducción de José Moreno Villa.

Wolflin2

 

 

De la colección «Vidas españolas e hispanoamericanas del siglo XIX», que también impulsó José Ortega y Gasset dado su interés por la renovación del género biográfico y a la que dio un giro tras su segundo viaje a Argentina en 1928 para favorecer y potenciar el diálogo cultural transatlántico (4) , se dio noticia de dos recientes publicaciones.

Una correspondía a la autoría de Diego Hidalgo. Este notario de origen extremeño, militante del Partido Republicano Radical y ex ministro de la Guerra cuando se produjo la revolución de octubre en 1934 había efectuado un viaje a la Unión Soviética en 1929. Es  probable que entonces comenzase su interés por las aventuras de un paisano que llegaría a ser general del ejército ruso. Esa apasionante biografía la dio a conocer en su libro José Antonio de Sarabia. De estudiante extremeño general de los ejércitos del Zar, cuyo coste era de cinco pesetas.

El otro era obra del periodista y escritor mexicano Rafael F. Muñoz. Su biografía del presidente mexicano general Antonio López de Santa Anna , cuya figura dominó la historia política mexicana en el segundo cuarto del siglo XIX, también se vendía a 5 ptas.

Diego Hidalgo

 

Santa Anna_

 

El interés por el mercado hispanomericano de Espasa Calpe, que tenía una potente delegación en Buenos Aires, se revela asimismo en su apuesta por editar El diablo y la técnica, una selección de cuentos, impregnados de humorismo, del peruano Héctor Velarde, (1898-1989), un arquitecto que había vivido en la Argentina en la década de 1920, y cuya obra arquitectónica sería influyente en el Perú del segundo tercio del siglo XX a través de su labor académica y sus construcciones.

En la publcidad de la editorial se cometió una errata en el título al denominarlo «El hombre y la técnica» quitándole el toque de humor del libro, adoptado por su autor. El precio de la obra era de cinco pesetas

El diablo y la técnica de Hector Velarde_

 

Finalmente se mencionaba la obra del sacerdote y teólogo austriaco Franz Michel William La vida de Jesús en el país y pueblo de Israel. Publicada en alemán en 1932 se convirtió en un bestseller en su tiempo, traduciéndose a doce lenguas, entre ellas el español, gracias a Espasa-Calpe.  En ellla se presentaba al lector, de una manera ágil y atractiva, la vida y la persona de Jesús partiendo de los Evangelios. Benedicto XVI reconocería esa obra como una de sus fuentes de inspiración en el prefacio de su importante libro Jesús de Nazaret.

La obra de Franz Michel William era presentada por Espasa Calpe como la biografía cumbre sobre Jesús, la editó ilustrada con láminas y encuadernada en tela. Tan lujosa edición se vendía a un alto precio: 18 pesetas.

Vida de Jesus 2

 

Todos esos libros se podían adquirir en librerías y en la Casa del libro que tenía Espasa-Calpe, S.A. en su sede de la madrileña Avenida Pi y Margall nº7, actual Gran Vía.

 

Casa del Libro en 1923

Interior de la Casa del Libro en 1923

 

(1) Ana Martínez Rus, «Las Ferias del Libro de Madrid (1933-1936) como fiestas republicanas«, Cuadernos de Historia Contemporánea, 41, 18-39

(2) Ver Antonio Marco García, «Propósitos filológicos de la colección Clásicos castellanos de la editorial La Lectura (1910-1935)«, AIH ,Actas X, 1989

(3) Tal y como señala Azucena López Cobo en «Un proyecto cultural de Ortega con la editorial Espasa-Calpe (1918-1942)» en Revista de Estudios Orteguianos nº 26, 2013  p. 31 esa biblioteca editó ensayos de la cultura contemporánea como Geometrías no euclidianas: exposición histórico-crítica de su desarrollo de Roberto Bonola; Teoría de la Relatividad de Einstein de Max Born; Ciencia cultural y ciencia natural de Heinrich Rickert; La decadencia de Occidente de Oswald Spengler; Ideas para una concepción biológica del mundo de Jacob von Uexküll y los mencionados Conceptos fundamentales en la Historia del arte de Heinrich Wölfflin.

(4) Desarrolla estas cuestiones Jessica Cáliz Montes, «La colección ´Vidas Españolas e Hispanoamericanas del Siglo XIX», un lugar de encuentro entre España e Hispanoameríca», en Cuadernos de Aleph, 2013, nº 5, pp. 15-38.

 

Los libros del mes: noviembre de 1931

Un jurado formado por Azorín (Monóvar 1873-Madrid 1967), Ramón Pérez de Ayala (Oviedo 1880-Madrid 1962), José María Salaverría (Vinaroz 1873-Madrid 1940), Enrique Díez-Canedo(Badajoz 1879-México 1944) , Pedro Sáinz Rodríguez (Madrid 1897-1986) y Ricardo Baeza (Bayamo [Cuba] 1890-Madrid 1956) examinó lo más relevante de la producción bibliográfica del mes de noviembre de 1931,

Consideró que el mejor libro de ese mes fue Intermedios de Pío Baroja, cuyo indice está accesible aquí

Pio Baroja Intermedios

 

Y entre los recomendados cabe distinguir entre libros escritos originariamente en español y otros traducidos al castellano.

He aquí una galería de los primeros en los que cabe distinguir una novela social de Joaquín Arderius (Lorca 1885-Ciudad de México 1969), una obra de teatro de Julián Gómez Gorkin (Benifairó de los Valles 1901-Paris 1987), otra de carácter autobiográfico del peruano José Santos Chocano (Lima 1875-Santiago de Chile 1934) un libro de literatura infantil de Angel Cruz Rueda (Jaén 1888-Madrid 1961) y una obra de historia del arte del doctor José Cascales Muñoz (Villafranca de los Barros [Badajoz] 1865-Madrid 1933)

Arderius Joaquin Campesinos

 

Gomez Gorkin Julian La corriente. Una familia

Santos Chocano El libro de mi proceso

Cruz Rueda gestas contadas a los niños

Cascales Muñoz Jose Zurbaran

En cuanto a las traducciones dominanaban las de obras literarias y de carácer político, exceptuando la traducción de diversas obras de Descartes por la editorial L. Rubio, de la que no he localizado la portada original. De las demás sí muestro sus portadas.

Entre las de carácter político destacan obras de escritos de clásicos de la literatura marxista, la traducción hecha por Andrés Nin de La revolución rusa del historiador Mijail Pokrovski(1868-1932), la Historia del año I de la revolución rusa de Víctor Serge(Bruselas 1890-Ciudad de México 1947), La extraña muerte del presidente Harding de Gaston B. Means(1879-1938) y Nosotros los bárbaros de Karen Branson.

Respecto a las obras literarias fueron nominadas la novela Juventud podrida de Wiaceslaw Chichkoff, Hermano negro de Magdeleine Paz (1889-1973), 12 hombres y un capitán de Theodore Plievier (Berlin 1892-Suiza 1955), El Vengador de Edgar Wallace (Greenwich [Inglaterra] 1875-Beverly Hills  [Estados Unidos] 1932), El marqués de Sade. Su vida de Otto Flake (Metz 1880-Baden-Baden 1963), traducido por Manuel Souto, que poco después obtendría una cátedra de Filosofía en el Instituto de Santiago, como di a conocer en el diccionario on-line JAEeduca (ver aquí)

 

Descartes Discurso del metodo

Marx Engels Capitalismo y comunismo

Pokrovski La revolucion rusa

 

Victor Serge Historia del año I

 

Gaston B Means extraña muerte

Bramson Karen Nosotros los barbaros

Juventud podrida portada

Juventud podrida contraportada

 

Magdeleine Paz. Hermano negro

 

Theodor Plivier 12 hombres 1

Edgar Wallace El vengador

Otto Flake marques de Sade portada

 

Otto Flake el marques de Sade contraportada

 

COVID-19, crisis y estrés emocional

El Museo Virtual de Ecologia Humana (MVEH) creado por la Asociacion para el Estudio de la Ecologia Humana, digno de ser visitado

Epidemias y salud global

La Asociación para el Estudio de la Ecología Humana posee una herramienta virtual, formativa y divulgativa, el Museo Virtual de Ecología Humana (MVEH), diseñado con una triple aplicación práctica: de apoyo en la enseñanza académica universitaria, de sensibilización social y de referencia para los gestores de políticas de sostenibilidad rural.

El museo tiene varias secciones. Además de exposiciones permanentes, alberga exposiciones temporales, un espacio diseñado con el objetivo de incorporar temas de interés combinando contribuciones desde la denominaba Ciencia ciudadana con las más tradicionales derivadas del mundo académico e investigador.

Otra de las secciones es la pieza del mes, en la que, a partir de una imagen se hace un comentario sobre un tema concreto. En este contexto se ha publicado COVID-19, crisis y estrés emocional, en la que a partir de la obra “Pinturas de Wuhan” de Li Zhong, presidente de la Asociación de Artistas…

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